Luis Videgaray ya pasó a la historia (con minúsculas) pero el daño que hizo al país se queda.
México es una nación más endeudada que cuando él llegó al cargo, y los mexicanos (excepto unos cuantos) somos más pobres que en 2012.
El sucesor puede ayudar a restablecer un poco de la confianza rota si da marcha atrás a los incrementos y mejor ahorra con el recorte de funcionarios de nivel medio con sueldos y prestaciones de fantasía.
Hay tantos en la estructura gubernamental que el ahorro sería notable. Basta con eliminar a tanto delegado federal, una pesada estructura que entrega sueldos superiores a los ochenta mil pesos y que ha servido para alimentar parásitos. En Morelos tenemos demasiados ejemplos.