Bueno, se continúa insistiendo en que el responsable del asesinato de uno de sus líderes, Gustavo Salgado Delgado, fue el propio gobierno estatal. Es decir, que entre éstos y la autoridad en Morelos existe una larga lucha que en diversas ocasiones ha llegado a los golpes.
La confusión comienza cuando los de Emiliano Zapata aseguran que cuando aquellos incendiaron el domicilio de la abogada Adelaida Marcelino, llegaron agentes del Mando Único y se abstuvieron de actuar contra los infractores, por tal razón, sostienen que los están protegiendo y que seguramente hay un acuerdo de protección entre sí.
Bueno, uno de los elementos de las autodefensas afirmó que “los problemas iniciaron cuando ese grupo empezó a invadir tierras de la comunidad y ante ello ya estamos levantando las denuncias, entre otros contra Gabriel Rivas Ríos que es parte de los paracaidistas”.
Tiene que haber algún motivo por el cual se le permitió al FPR agredir a la abogada, de otra manera, habría sido el momento ideal para agarrarlos infraganti en la comisión de delitos y ponerlos tras las rejas. Esto da credibilidad a lo dicho por los de El Chivatero, si no se actuó, es porque esas fueron las instrucciones superiores, pero ¿en razón de qué?
Y en contraparte, a los agredidos sí les mandan a la policía para someterlos y dejarles claro que no se les permitirá que apliquen las autodefensas. O se trata de alguna estrategia perversa del gobierno estatal, o las cosas se descompusieron a tal grado, que ahora el pleito es contra todos, por eso es de llamar la atención el caso.
Y en la detención se actuó con mucha saña y fuerza, sin medir consecuencias porque venían familias completas, es decir niños, mujeres y ancianos, además de transeúntes, porque era pasado de medio día y en pleno centro de Cuernavaca. Pero todo esto exhibe a un gobierno descompuesto, desesperado, que por la vía de la conciliación y el entendimiento no puede ya controlar las cosas y se ve obligado a meter garrote para doblegar a los inconformes.