Ellas no son amparadas por agrupaciones mafiosas como el Nuevo Grupo Sindical (NGS), cuyo método de “convencer” es la violencia y la agresión; sólo cuentan con el amparo de quien se ha significado por su entrega desinteresada a las causas de los demás, Susana.
Ayer, las 43 –extraño número- en un acto de rebeldía frente a la autoridad, decidieron instalarse con su vendimia en las escaleras, frente a Correos de México, en el Centro, buscando llamar la atención de algún nivel de autoridad a fin de que se les haga una propuesta.
En torno a ellas, el único inconveniente es que sirven a los intereses de sujetos de dudosa procedencia. Hay quienes dicen que vienen del vecino estado de Guerrero, lo cierto es que llegan en camionetas de súper lujo, muy temprano las vienen a dejar al zócalo y se desaparecen, vuelven por ellas por la tarde-noche. Se afirma que las tratan muy mal, que viven hacinadas en algún espacio por el rumbo de la Carolina o la Lagunilla, medio les dan de comer y duermen en el piso. Su ingreso es por comisión. No obstante, ellas merecen algo mejor y su lucha tiene mucho sentido.
SEGURIDAD, FACTURA SIN PAGAR
Y donde los tres niveles de gobierno siguen acumulando una enorme factura por pagar ante la sociedad, es en materia de seguridad. El asesinato de una mujer embarazada y una menor en Cuernavaca el pasado 27 de junio, no tiene nombre.
Al respecto, José Martínez Cruz, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH), volvió a exigir de las instancias correspondientes más compromiso y esfuerzo, porque hay sucesos imperdonables, como el mencionado. Desde luego, consideró que las instancias competentes tienen el deber de por lo menos esclarecer cabalmente el suceso, a fin de que los culpables reciban el castigo legal que compete. El nivel de maldad al que estamos llegando es muy alto, la pérdida de valores es terrible.