Cuentan los viejos policías que en uno de esos asaltos “El Moles” se propasó con una de las pasajeras, que resultó ser agente de la Policía Judicial Estatal que comandaba Jesús Miyazawa Álvarez (pero que por su avanzada edad el que manejaba todo era el comandante Armando Martínez), lo que desató la furia de los policías y ordenaron su detención a como diera lugar.
Como ha ocurrido a lo largo de los tiempos, los policías conocen a los delincuentes, pero no los detienen hasta que hay una orden de arriba. Y esa orden llegó el 27 de enero de 1998.
Esa misma tarde-noche, una decena de patrullas de la Policía Preventiva con el comandante Enrique Flores Reyna al frente, llegaron hasta una vulcanizadora en la colonia La Joya, en el municipio de Jiutepec. A punta de golpes se llevaron al sujeto que combinaba la talacha con el asalto a camiones.
Sus familiares no lo volvieron a ver hasta días después, cuando les fue entregado el cadáver con huellas de tortura. A decir de su madre, “le habían arrancado el miembro viril, los testículos estaban cercenados y le faltaba una oreja”.
Jesús Miyazawa inventó que “llevaban a Nava Avilés a Iguala para que señalara la guarida de uno de sus cómplices, su primo Miguel Ángel Nava, El Chocorrol, pero antes de llegar el detenido sufrió un síncope cardiaco, por lo que mi gente se hizo a un lado de la carretera, para tratar de auxiliarlo''.
Pero el parte informativo de los elementos de la Policía Federal de Caminos demostró algo muy diferente: “Los agentes de la Policía Judicial de Morelos se iban a deshacer de un cadáver que traían en la cajuela”.
Entre las cosas que nunca serán aclaradas, es por qué la Policía Federal de Caminos llevaba a un fotógrafo de la prensa guerrerense, quien se encargó de tomar fotografías de todo lo que encontraron en la carretera a Iguala, y ese fue el pretexto por el que el comandante de la Policía Federal nunca le permitió a Armando Martínez Salgado hacer una llamada a su oficina de Morelos.
Días después la Procuraduría General de la República vino por el entonces procurador Carlos Peredo Merlo, Jesús Miyazawa y otros dos funcionarios más. Peredo Merlo confesó que cuando le avisaron que el detenido se les había muerto en los separos de la Policía Judicial, él ordenó que se deshicieran del cadáver.
Al final, sólo el comandante Armando Martínez Salgado y dos de sus agentes se quedaron presos como autores intelectuales del homicidio del presunto delincuente apodado “El Moles”. Fue el principio del fin para el gobierno de Jorge Carrillo Olea, quien ese mismo año pidió licencia para separarse del cargo.
El tema viene a colación porque este fin de semana ocurrió algo con ciertas similitudes pero con grandes diferencia:
Aproximadamente a las 00:30 horas del pasado viernes 7 de junio, varias unidades de la Policía Municipal de Xochitepec acudieron a un reporte, en donde se refería el asalto a una taquería ubicada en la colonia Lázaro Cárdenas, del municipio de Xochitepec, refiriendo los afectados que los responsables habrían huido a bordo de un vehículo de la marca Volkswagen, tipo Jetta de color gris.
Los elementos municipales localizaron el vehículo a bordo del cual viajaban dos hombres, quienes al notar la presencia de los policías trataron de darse a la fuga con dirección al centro de Xochitepec, iniciándose una persecución que culminó en la calle República del Perú, donde un hombre desciende del vehículo e intenta saltar una barda al interior de un inmueble, lugar hasta donde llegan los elementos.
Hay un video donde se observa que son al menos cinco los elementos que intervienen para someter al hombre que hoy se sabe llevaba por nombre Braulio Fabián. No se advierte que lo hayan golpeado, únicamente lo inmovilizan para poder ponerle las esposas.
Todavía lo subieron a una patrulla, donde al parecer le dio un infarto.
A diferencia de lo que ocurrió hace casi 20 años en esta ocasión la autoridad no protegió a los elementos de la Policía. Al contrario, la Comisión Estatal de Seguridad puso a disposición de la Fiscalía General del Estado para la investigación correspondiente, a dos elementos identificados como Julio César “N” y Gabriel “N”.
El Agente del Ministerio Público especializado en investigación de Servidores Públicos dependiente de la Fiscalía Regional Metropolitana, inició las investigaciones sobre el caso, encontrando datos de prueba suficientes para determinar la probable responsabilidad de cinco elementos policiales en la comisión del delito de Homicidio Doloso.
Derivado de lo anterior, solicitó y obtuvo una orden de aprehensión emitida por el Juez de Primera Instancia Control, Juicio Oral y Ejecución de Sanciones del Primer Distrito Judicial en el Estado, en contra de los elementos.
A las 20:40 horas de este domingo 9 de junio, fueron ejecutadas las órdenes de aprehensión en contra de Julio César “N” y Gabriel “N”, quedando recluidos al interior de dicho centro a las 22:30 horas.
Adicionalmente, este lunes a las 07:30 horas en la Avenida Alta Tensión, colonia Villas de Xochitepec, se cumplimentó la orden de aprehensión en contra de los elementos Israel “N” de 27 años, Juan “N” de 47 años y Gonzalo “N” de 49 años, quienes fueron de igual forma ingresados al Cereso “Morelos”, imputados por el delito de homicidio doloso.
Los cinco elementos asegurados por agentes de la Policía de Investigación Criminal (PIC), fueron entregados a la autoridad judicial que los requirió. Es durante audiencia realizada este lunes, que la Fiscalía Regional Metropolitana realizó imputación para los cinco elementos por el delito de homicidio doloso, quienes se acogieron al término constitucional, determinándose la audiencia de vinculación a proceso a finales de esta semana, estableciendo el juez de la causa prisión preventiva para los detenidos.
Obvio, hay desánimo entre la tropa, pues según ellos nunca hubo la intención de matar al detenido, sino solamente de detenerlo, máxime si estaba siendo señalado como un delincuente y fue clara su intención de huir.
Pero serán las pruebas periciales las que determinen si Braulio Fabián murió a causa de los golpes, el sometimiento corporal, o bien se trató de una afección cardiaca provocada por el esfuerzo de tratar de escalar una barda.
HASTA MAÑANA.