La señora llora pero de coraje, de impotencia. Atrás se observan los restos de lo que era su casa, y sus pocas pertenencias, resultado de un operativo para liberar de “paracaidistas” la reserva ecológica de “El Texcal”. Era el 10 de octubre del 2013.
“Silvia (Salazar) aquí vino y nos prometió que nos iba a ayudar a que estos terrenos se legalizaran. Graco Ramírez también vino a vernos…. Tengo unas fotos que yo saque, nos dieron hasta cachos de lona para que pegáramos en la casa para que los pudiéramos apoyar, ¿y con esto nos pagan?”.
Los habitantes de esta zona irregular también acusaban al diputado local por el PRD, Arturo Flores Solorio, de haberlos traicionado. Los tres: el candidato a gobernador, la candidata a presidenta municipal y el candidato a diputado, estuvieron (según los desalojados) en esa zona para pedirles que votaran por ellos.
En esa ocasión no les importó que fueran irregulares, que no tuvieran documentos que avalaran la propiedad y que no estuvieran reconocidos por el Ayuntamiento. Ahora se referían a ellos como “asentamientos humanos irregulares”.
El gobernador Graco Ramírez no vio el operativo. De hecho, cuando se estaba llevando a cabo el desalojo, el mandatario ya estaba en Chicago, Illinois, donde realiza una gira que se prolongará todo el fin de semana “con el fin de promover a Morelos en los Estados Unidos”.
El que seguramente sí lo vio o por lo menos se mantuvo informado de lo que ocurría, fue el entonces secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, quien recientemente escribió un artículo sobre ese tema titulado “La invasión al Texcal es una tragedia ambiental”.
Comienza su artículo diciendo que cada día el territorio del estado de Morelos es impactado por el crecimiento urbano desordenado, anárquico, invasivo y delincuencial sobre áreas naturales protegidas (ANP), como ocurre todos los días en el Texcal, municipio de Jiutepec, en la sierra Montenegro que corre por el centro del estado, en el corredor biológico Ajusco-Chichinautzin y en la sierra de Huautla en el sur del estado.
“El caso del Texcal es verdaderamente terrible, es un monumento a la impunidad. Por décadas esta ANP ha sido devorada por la mancha urbana, casi 150 hectáreas se han invadido, quedando actualmente menos de 250 hectáreas. Las invasiones han sido propiciadas por delincuentes vestidos de líderes sociales y algunos vecinos de colonias aledañas que se meten a la reserva, lotifican y venden”, escribió Messeguer Guillén.
Luego explica que la reserva está bajo el régimen comunal perteneciente al núcleo agrario de la comunidad de Tejalpa. Los comuneros son en su mayoría personas muy conscientes de la importancia ambiental que tiene la reserva, por años han hecho un gran esfuerzo por preservarla. Incluso han tenido la iniciativa de rescatar el balneario que se encuentra en la reserva rodeado de la maravillosa laguna de Hueyapan.
Al Texcal se le conoce como la gran cisterna de Morelos. Esto se debe a que concentra grandes volúmenes de agua provenientes del corredor Ajusco-Chichinautzin y del Parque Nacional del Tepozteco. Esta agua abastece a miles de personas en los municipios de Jiutepec, Zapata y hacia el sur del estado. Este hecho es uno de los principales argumentos para su cuidado, se tiene que evitar la contaminación de estos cuerpos de agua que son fundamentales para la vida de miles de personas. Agregando además la gran biodiversidad que allí se encuentra, con especies endémicas muy importantes para el país.
Y rememora cuando él estuvo al frente de la Secretaría de Gobierno y que se hicieron los primeros operativos para desalojar a los invasores que todos los días, en “modo hormiga”, hacían de las suyas, como ahora lo hacen con total impunidad.
“En varias ocasiones la policía estatal fue recibida a balazos por grupos de la delincuencia que allá se asientan. Incluso cuando el helicóptero de la policía sobrevolaba la zona, gente armada se asomaba para intimidar a la autoridad, yo fui testigo de estos hechos. Me tocó hacer varios recorridos y recuerdo la sorpresa y el asombro de ver lo que nos encontramos: un cementerio de autos desvalijados, residencias con alberca y jacuzzi, un antro-bar de mala muerte, casas grandes y chicas de tabique y algunas de láminas. Algunos argumentan, en favor de los invasores, que la invasión del Texcal es propiciada por la necesidad de vivienda que tiene mucha gente sin recursos para comprar en otro lugar, esto es absolutamente falso, se trata de un vulgar negocio inmobiliario ilegal de grupos delincuenciales”, asegura.
En todo lo anterior tiene razón, sobre todo porque sostiene que el rescate del Texcal tiene que venir acompañado, de proyectos productivos, que en sinergia con la comunidad aprovechen la riqueza biológica y ambiental del lugar: el rescate del balneario y de la maravillosa agua que ahí emerge, paseos en bicicleta, recorridos didácticos con estudiantes de las escuelas del estado, públicas y privadas, para sensibilizarlos sobre el cuidado del medio ambiente, entre muchas otras iniciativas, agregando Jorge Messeguer que “como se hizo en la pasada administración”.
Lo que no menciona es que una de esas iniciativas era ocupar 24 mil metros de terrenos comunales de Tejalpa, en la zona aledaña al Texcal, como terminal de autobuses del Morebús, que fue uno de los pocos proyectos prometidos por Graco Ramírez, que no se llevó a cabo.
Un boletín fechado el 10 de julio de 2017 da cuenta de que “se firmó el convenio de ocupación previa del terreno donde se construirá la terminal de autobuses del Morebús. Es un terreno de más de 24 mil metros cuadrados, en Tejalpa, donde serán resguardadas las 128 unidades del SITRAM”.
Lo anterior con los integrantes del Consejo de Vigilancia del Comisariado de Bienes Comunales de Tejalpa, los titulares de las secretarías de Movilidad y Transporte (SMyT), David Martínez Martínez; de Hacienda (SH), Jorge Michel Luna, así como del delegado de la Procuraduría Agraria, José de Jesús Medina Núñez, en presencia del notario número 12 de Morelos, Gerardo Cortina Mariscal.
“David Martínez Martínez, encabezó la firma del convenio para la ocupación de 24 mil metros cuadrados de las tierras de régimen comunal ubicadas en Tejalpa, Jiutepec, donde se podrá construir la terminal que albergará 128 autobuses del Sistema Integrado de Transporte Masivo Morebús (SITRAM) que funcionarán con gas natural”, decía el boletín.
“El reto de la construcción de la terminal y el avance en el diálogo con los líderes de rutas no fue sencillo, fue trabajado por el ingeniero Jorge Messeguer desde hace varios meses y ahora me toca a mi parte de esa responsabilidad. Vamos a seguir avanzando en este gran proyecto de transporte para darle a los morelenses un servicio digno y eficiente”, declaró David Martínez, quien falleció recientemente a causa del COVID.
El protocolo para el convenio fue realizado por la Comisión Estatal de Reservas Territoriales (CERT), encabezada por María Guadalupe Ramírez Hernández; en tanto, el documento también fue rubricado por el secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina; el secretario de Administración, Alberto Barona Lavín, así como por el coordinador general de Proyectos Estratégicos del Gobierno de Morelos, Jorge Messeguer Guillén; e integrantes del Consejo de Vigilancia, Bonifacio Sañudo Silva, Luisa Serrano Silva y Jesús Reyes Gómez.
Lo extraño es que, cuando este columnista pidió vía solicitud de información pública, dicho documento, la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT), contestó que “después de una búsqueda en los archivos, no se encontró convenio alguno del que el solicitante hace referencia”.
HASTA MAÑANA.