“…lo más lamentable es la ausencia del subdirector de hospitales y del administrador de esta unidad (Hospital Parres), quien a pesar de estar en esa importante subdirección, por el hecho de haber sido director médico de varias unidades en el gobierno anterior y conocer bastante bien sus necesidades, esta dirigencia considera que conoce más cómo no meterse en problemas y sólo interesarle cómo acomodar laboralmente a sus amigos, incluso otorgando contratos y pagos con beneficios adicionales que no tienen los trabajadores afiliados a esta organización”.
Lo anterior es un párrafo de un oficio firmado por el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, sección XXIX, Gil Magadán Salazar, recibido en la oficina del secretario de Salud, Marco Antonio Cantú Cuevas, y del director general de Servicios de Salud en Morelos, Héctor Barón Olivares, el pasado viernes.
El funcionario al que hacen referencia –aunque no lo mencionan por su nombre- es Lorenzo Alcantar, ex director del Hospital Parres y actual subdirector de hospitales, a quien relacionan con Andrik Ruiz de Chávez, operador de Graco Ramírez.
En realidad, la misiva del dirigente sindical no va enfocada a denunciar a su colega, su objetivo es exponerle a la parte patronal la situación por la que atraviesan los trabajadores del sector salud, específicamente los que laboran en el Hospital “Dr. José G. Parres”, de Cuernavaca.
“Por este medio, me permito distraerlos de sus múltiples e importantes ocupaciones para hacer patente el gran problema que existe en el Hospital General de Cuernavaca “Dr. José G. Parres” que es nuestro hospital insignia y donde se atienden el mayor número de pacientes, con mayor complejidad en su patología, sin embargo, desafortunadamente día a día está cada vez más mal, aunado a los cambios frecuentes de directivos de esta noble unidad en donde se busca que el directivo en turno se someta ciegamente a las instrucciones directas de las autoridades centrales y acate todo lo que le instruyan, a pesar de ser éstas incorrectas, indebidas y evidenciando una probable corrupción y encubrimiento”, comienza diciendo el oficio.
Denuncia el sindicato déficit de médicos especialistas, de personal de enfermería, además de que el material y el equipo es insuficiente y con años de uso, la contratación del equipo subrogado está muy restringida, como es el caso del área de Rayos X, en donde se tiene un retraso considerable en la adquisición de equipo de calidad y suficiente para dar una atención adecuada a los usuarios.
Gil Magadán Salazar hace notar “el gran compromiso, institucionalidad y vocación de servicio de todos los trabajadores de esta unidad, que han demostrado con hechos ese gran compromiso al sumarse trabajadores de las diferentes áreas a trasladar pacientes a los pisos superiores y viceversa, así como cadáveres con sumo cuidado”.
Señala que los trabajadores tienen que ingeniárselas para solucionar los problemas ante la falta de material y equipo, por ejemplo para trasladar la ropa hospitalaria a la lavandería.
“Por todo lo anterior, es muy importante su intervención directa para la solución de esta problemática, ya que en caso de seguir la misma dinámica la próxima semana, esta dirigencia en coordinación con los trabajadores de esta unidad, tendremos que exigir la solución de manera más firme”, advierte el líder sindical.
Aclara Gil Magadán que quizás los funcionarios de mayor nivel no tienen conocimiento de lo que está ocurriendo en los centros de trabajo, y por ello es que lo están denunciando para que tomen cartas en el asunto.
Gil Magadán Salazar lleva 10 años al frente del sindicato de trabajadores de la Secretaría de Salud. Su última reelección fue el pasado 4 de abril, cuando obtuvo mil votos por arriba de su más cercano contrincante, acallando así algunas voces que meses antes exigían su salida de la dirigencia sindical.
Durante esa década ha sostenido varias “batallas” mediáticas. Cómo olvidar aquel debate con el director de Milenio, Carlos Marín, cuando en respuesta a las denuncias en contra del gobierno de Graco Ramírez, el periodista nacional dijo que los ataques contra el gobernador eran porque Gil Magadán vendía las plazas del sindicato.
“Si usted demuestra que vendo plazas yo renuncio a mi cargo y me someto a las acciones que correspondan, pero de lo contrario renuncie usted a su investidura de periodista serio, honesto, responsable”, le escribió haciendo uso de su derecho de réplica el primero de abril de 2014.
Pero con quien sostuvo una batalla permanente mientras estuvo en el cargo fue con la secretaria de Salud en el sexenio graquista, Vesta Louise Richarson López Collada, quien es hermana del exgobernador de Nuevo México, Estados Unidos, Bill Richardson.
El SNTS Sección XXIX denunció en medios que la entonces secretaria de Salud no tenía cédula profesional de médico; ella contestó que esos ataques eran porque el líder sindical se había enojado porque fueron despedidos médicos sindicalizados precisamente por carecer de cédula profesional.
El Sindicato reviró que Vesta Richardson había corrido 40 médicos para meter a 10 asesores, lo que originó una campaña mediática en contra del dirigente sindical, pues Vesta Richardson era una de las funcionarias consentidas de Graco Ramírez.
Lo que no pudo hacer el sindicato durante años, lo hizo en minutos doña Elena Cepeda, la esposa de Graco. “De acuerdo con fuentes del gobierno morelense, hace unos días hubo una fuerte discusión entre la ahora exsecretaria y la presidenta del DIF y esposa del gobernador, Elena Cepeda de León”, publicó la revista Proceso el 22 de enero de 2016, cuando trascendió la renuncia de Vesta Richardson.
“Pero la extitular de la Secretaría de Salud no se va limpia del gobierno de Morelos. Y es que está involucrada en una denuncia que la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR), contra el gobernador Graco Ramírez por un presunto desvío de recursos en la dependencia a su cargo. La demanda involucra un monto superior a los 570 millones de pesos, a través de la presunta subrogación de diversos servicios a empresas, así como la venta de equipo que supuestamente ya no necesitaba a empresas privadas, para luego subcontratar la prestación de servicios de análisis y estudios clínicos”, acotó la influyente revista.
Dicha denuncia, al igual que muchas otras, nunca fructificó.
HASTA MAÑANA.