En la puerta de su oficina, nervioso, impaciente, en mangas de camisa y con su corbata negra, nos esperaba Jacobo:
- ¿No están heridos? ¿Todo bien?- Pregunto a los dos.
“Empieza a escribir lo que me narraste por el celular… me decía mientras me entregaba un papel al que se refirió con desdén:
“Este es el boletín de prensa del gobierno de Morelos que me mandó Rolando Ortega. Yo nunca les he creído a los jefes de prensa, así que úsalo solo para precisar datos... yo me voy con tu nota”
Ese fue mi debut en “24 Horas con Jacobo Zabludovsky” el noticiero estelar de Televisa.
Así narra su incursión en la televisión mexicana el periodista Juan Antonio Ayala, quien el pasado viernes presentó su libro “Periodismo… la gran aventura” en un salón del hotel Misión del Sol, ante amigos y familiares, en el que retrata anécdotas de 23 años de haber sido corresponsal de Televisa en Morelos.
Una de esas se refiere a los hechos ocurridos el 3 de agosto de 1993 en el municipio de Jonacatepec.
Las campanas de la Iglesia llaman al pueblo.
Ese día, en Jonacatepec, se da un enfrentamiento entre policías judiciales y ciudadanos con un saldo de tres policías y tres prominentes agricultores muertos.
A partir de los hechos de violencia, El pueblo indignado toca las campanas de la iglesia para llamar a la gente para levantarse en armas.
Así como en la guerra de Independencia, al sonar de las campanas inicia la insurrección.
Los lugareños queman las oficinas del ministerio público, destruyen edificios públicos, retienen y torturan a policías judiciales, queman patrullas y Jonacatepec se convierte en un pueblo a pie de guerra.
Esa madrugada en un viejo Renault 12, llegamos Rubén mi camarógrafo y yo, pero no pudimos entrar al pueblo sino hasta el amanecer.
Detrás de nosotros iba el Procurador Tomás Flores Allende quien, logra entrar al pueblo en donde más tarde es tomado como rehén, encerrado en la cárcel distrital y afuera de la celda donde lo acompañan seis policías judiciales, los pobladores prenden fuego en tambos y queman leña y chiles provocando un efecto de gas pimienta.
Piden la intervención personal del gobernador Antonio Riva Palacio que acude al pueblo y tras discutir con algunos líderes de la revuelta, es atado utilizando una silla y una cuerda amarilla, de esas que usan para el ganado mientras permanece afuera de la presidencia municipal hasta que se cumplieran sus demandas.
Me reporto a la oficina, narro los hechos y me indican que me enviarán refuerzos. Así, en corto tiempo, llegan el helicóptero de noticias y su equipo, desde el cual Ricardo Peña (QPD) narraba en vivo lo que ahí acontecía para el noticiero del mediodía de Abraham Zabludovzky.
Mientras en el pueblo, por fin puedo acercarme al gobernador Antonio Riva Palacio para entrevistarlo.
Mientras la entrevista transcurre, mi mente se concentraba en trazar algún plan para liberar al gobernador. Al concluir la entrevista, Sin mayor reflexión me decido a desatarlo de la silla mientras digo a los campesinos que lo custodiaban que “ya venía el ejército a rescatar al gobernador y que lo harían a sangre y fuego”.
Fueron palabras mágicas: no lo amarraron de nuevo.
Ya con el material en mi cámara y los ánimos más calmados en el pueblo, Ricardo que ha aterrizado en un campo cercano, me indica que me saliera del pueblo y lo alcanzara ahí para que nos fuéramos a México.
Tan pronto despegamos, vimos también despegar el helicóptero del gobernador ya con él a salvo.
EL vuelo duró 25 minutos y bajamos en un helipuerto muy cercano a Chapultepec 18.
Jacobo ya nos esperaba.
Nacido en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, Juan Antonio Ayala fue llevado por su padre a los 10 años a Torreón, Coahuila donde fue contratado para instalar un canal de televisión. Ahí creció, entre cables y cámaras, y después de estudiar la preparatoria en aquella entidad, regresa a la capital del país con la idea de estudiar psicología en la UNAM, pero deserta y a los pocos meses ingresa a la carrera de Ciencias y Técnicas de la Información, que tampoco concluye.
Regresa al norte del país y en Saltillo Coahuila es corresponsal de Excelsior, funcionario y maestro de la Universidad Autónoma de Coahuila donde participa en la fundación de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales. En 1979 Inicia un noticiero matutino en el Canal 4 de Torreón, para después emigrar a la ciudad de Durango y fundar el canal 12 de televisión.
En 1991 inicia en Cuernavaca, Morelos, la corresponsalía de Noticieros Televisa. En 1996 se une al equipo de Televisa Cuernavaca e inicia el noticiero local, del que sale en 1998. Alternativamente a la corresponsalía trabaja como asesor de comunicación en Caminos y Puente Federales de Ingresos. En Asociación con Jorge Aarón Salgado Producciones maneja importantes cuentas de producción para los gobiernos federal, estatal y municipales.
En 2015 por los cambios del equipo de Joaquín López Dóriga al que pertenecía, deja la corresponsalía de Televisa en Morelos. Regresa a su tierra por adopción, donde participa en diversas campañas políticas tanto en Chihuahua como en Coahuila.
La pandemia lo hace regresar al estado de Morelos, donde ocupa su tiempo libre en escribir sus memorias, donde narra episodios de los últimos gobiernos: Riva Palacio, Carrillo Olea, Sergio Estrada y Marco Adame, pero también los personajes del crimen organizado que vinieron con ellos: El señor de los cielos, el Azul, Arturo Beltrán Leyva, siendo el asesinato del llamado “jefe de jefes”, de los últimos reportajes que cubrió Juan Antonio en compañía de su fiel camarógrafo, Oscar Guadarrama.
Periodistas y comunicadores de la talla de Lya Gutiérrez Quintanilla, Teodoro Rentería, Oscar Guadarrama, Arturo Aguirre, Jorge Aarón Salgado, Fernando Carbonell y un servidor, tuvimos la fortuna de estar en la presentación del libro de Juan Antonio Ayala Pavón, testigo de la historia de este bello estado de Morelos.
HASTA MAÑANA.