Ya pasaron 48 horas y el coordinador general de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, Rabindranath Salazar Solorio, no ha salido a desmentir su supuesto viaje a Las Vegas, Nevada, para disfrutar en la zona VIP de la pelea del boxeador mexicano Saúl “El Canelo” Álvarez, lo que significa una aceptación tácita del acontecimiento, que si bien no es ningún delito, sí va en contra del espíritu de austeridad republicana que tanto pregona su jefe directo.
El pasado fin de semana, en las redes sociales de Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la Confederación Internacional de Morelenses y Migrantes, así como en la edición digital del periódico La Razón, aparece una foto en la que sale el mencionado líder de migrantes, y en la parte de abajo –al parecer involuntariamente- alguien que se parece en un 95 por ciento al ex senador tlahuica.
Cabe mencionar que horas después “desapareció” la foto de los sitios cibernéticos antes mencionados, así que a partir de este momento nos referiremos a tal individuo como “el que se parece mucho a Rabín”, sin afirmarlo en forma contundente.
Sus seguidores en redes sociales se dividieron en dos: los que aseguran que es un “fotomontaje”, y los que defienden la posición de que el servidor público federal tiene el derecho a ocupar su tiempo libre en lo que le plazca, y que puede gastar su dinero en lo que le venga en gana.
Y tienen razón, pero no olvidemos que en este país vivimos en un sistema de gobierno “sui géneris” en el que una sola persona decide qué está mal y qué está bien.
Algo que parece quedar claro es que los excesos mediatizados se pagan en la 4T, y como muestra ahí está César Yáñez, quien fue separado del primer círculo de AMLO tras una ostentosa boda en Puebla, misma situación del ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto Castillo, con su boda en Guatemala que también le costó el cargo.
Por eso es que no podemos saber aún cómo tomará este asunto el Mesías de Palacio Nacional, quien igual puede decir que todo mundo tiene derecho a divertirse en sus horas de asueto, que criticar el uso del puesto para obtener una butaca en primera fila en un “espectáculo de fifís”.
Ya lo dijimos en este espacio: las reacciones de AMLO son inescrutables e impredecibles. Por eso es que nadie ha salido a tratar de desmentir o ya de menos justificar la presencia del funcionario federal en una pelea de box, pues qué tal si resulta contraproducente y el Mesías ni por enterado se había dado.
Al oriundo de Tejalpa (donde fue director de Agua Potable), le han criticado mucho su “turismo legislativo” por todo el mundo; que acostumbra vestir con trajes de marca, aficionado a los autos deportivos de súper lujo, usuario frecuente de joyas utilizadas como accesorios tipo mancuernillas, cadenas o relojes, y ahora, aficionado a las peleas de box en Las Vegas.
Todo eso no va con la “austeridad republicana” que predica todos los días en su mañanera el presidente López Obrador, quien ha dicho una y otra vez que con un par de zapatos es suficiente, y que no es necesario estudiar maestrías y doctorados porque todo eso es “aspiracionismo” típico de los conservadores a los que tanto critica.
Y eso que AMLO no sabe de la empresa que tiene la familia Salazar Solorio, Grupo Cviche Santa Fe S.A de C.V., con Omar Macario Quezada como prestanombres, quien aparece como socio de la mencionada compañía cuyo Registro Federal de Causantes es el GCS1404299R9, según consta en la escritura número 93,472 del libro 1930 que obra en la notaría número 16 de la Ciudad de México y en la que se establece que nace con un capital de ¡cincuenta mil pesos! (ver columna Estrategias de 05 de julio del 2021).
Sobre el mismo tema de la familia Salazar Solorio, nos comentan que ante la posibilidad de que el Partido (o el presidente, que viene siendo lo mismo) decida que en Morelos va candidata mujer, “los Rabines” están viendo la posibilidad de implementar un Plan B en caso de que Rabindranath no pueda ser el abanderado del partido para las elecciones del 2024.
Por increíble que parezca, existe la posibilidad de que doña Rufina Solorio Landa, madre de Rabindranath, Debendranath, Radamés (QPD), y varios más con nombres raros, sea postulada como candidata a gobernadora de Morelos, obviamente con el apoyo de todo el clan Salazar y la red que han tejido durante años a lo largo y ancho del territorio morelense.
No nos habíamos percatado, pero de un tiempo a la fecha le han llovido reconocimientos a la señora, como el pasado 15 de marzo, cuando la Fundación Cultural Forjadores de México, A. C., otorgó el “certificado de Reconocimiento a la distinguida dama de la sociedad morelense, Rufina Solorio Landa; el galardón es por su destacada trayectoria y liderazgo: Galardón Forjadores de México Mujer Líder 2022, alma, esencia y pasión de una nación”, según se publicó en el Diario de Morelos al día siguiente.
Ya mencionamos en días pasados la fiesta mexicana que se llevó a cabo en el jardín de fiestas Balam, propiedad de la familia Salazar, a la que asistieron cientos de líderes provenientes de diversos municipios, con la presencia de Rabindranath, y donde todos los presentes le brindaron un caluroso y largo aplauso a doña Rufi, reconociéndola no como la mamá del aspirante a gobernador, sino como el pilar del proyecto iniciado hace más de una década.
Ella competiría –por así decirlo- con otras damas sobresalientes de nuestra entidad que han expresado su intención de buscar ese cargo, tales como la actual directora de la Lotería Nacional, Margarita González Sarabia, la senadora Lucy Meza Guzmán y la diputada local, Tania Valentina, entre muchas otras.
Parece difícil pero no imposible: si en Guerrero tenemos a un hombre llamado Félix Salgado Macedonio que gobierna a través de su hija porque él no pudo ser el candidato de Morena, ni modo que Rabindranath no pueda ser el gobernador a través de su señora madre.
Ya lo dijo el líder nacional de ese partido, Mario Delgado: “Lo importante no es el cargo, sino el encargo”.
HASTA MAÑANA.