De todo lo que dijo ayer el fiscal general del estado, Uriel Carmona Gándara, en una frase coincidimos plenamente con él, cuando dijo -golpeando el atril del Congreso-: “Nosotros no tendríamos que estar ahorita aquí, diputados”. Tiene toda la razón, y mucho menos sus subordinados ocupando los asientos de la tribuna legislativa para aplaudir, en lugar de estar trabajando en sus oficinas.
Ya en otras ocasiones hemos hablado en este espacio sobre lo inútil de este tipo de comparecencias, que sólo sirven para el lucimiento personal de las diputadas y los diputados. Fueron más de cinco horas de perder el tiempo, tanto los diputados como la gente de la Secretaría de Gobierno, de la Comisión Estatal de Seguridad Pública y de la Fiscalía General del Estado, en las que no se obtuvo ningún resultado ni se dijo nada que no se haya dicho antes.
Cada legislador y legisladora trató de hacer las mejores preguntas, y los funcionarios se esmeraron en responderlas, pero más que obtener información, lo que buscaban era lucirse a costillas de los servidores públicos.
Pero sin duda que quien hizo el mayor ridículo fue el representante del Partido Movimiento Ciudadano, Julio César Solís Serrano, quien trató de hacerse el chistoso y en lugar de lograrlo se vio vulgar y fuera de lugar.
Para empezar, cuando fue su turno de preguntar, en lugar de ser directo tardó como cinco minutos en formular su cuestionamiento, saludando con un “buena tarde ya o quizás ni siquiera buena porque no tiene nada de bueno la razón que el día de hoy nos tiene reunidos aquí ya que esto se deriva del alarmante índice de feminicidios que se registran en el estado de Morelos”.
“Entiendo que a muchos de los representantes del ejecutivo estatal no les importa lo que está sucediendo porque no son de aquí, no nacieron aquí, no crecieron aquí y por eso no sienten amor por esta tierra ni mucho menos por su gente. Duele y duele mucho ver cómo las hijas, las amigas, madres, compañeras con las que a lo largo de los años hemos convivido son víctimas de la violencia; ver cómo sus vidas son arrebatadas y hasta el día de hoy muchos casos permanecen en la impunidad sin que se cumpla su derecho a la justicia”, reflexionó.
Luego divagó entre que la responsabilidad de velar por la conservación del orden público y por la seguridad interior y exterior del estado corresponde al Poder Ejecutivo y que las alertas por violencia de género son un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia que tienen por objetivo enfrentar y erradicar a la a la violencia feminicida, y por fin hizo su pregunta:
“En ese sentido mi pregunta sería para usted señor secretario de Gobierno. ¿Desde el 2015 hasta la fecha si el programa estatal en materia de violencia contra las mujeres no ha dado resultados porque es evidente, por qué razón no ha sido modificado? ¿cuánto dinero se ha invertido en este mismo periodo y a siete años qué resultados se han obtenido con la implementación de la alerta de violencia de género en Morelos? Pero no dejó que contestaran. Siguió con su perorata para terminar con un
“Señor secretario, señor fiscal y señor comisionado, ¿acaso esto ustedes no lo saben? ¿acaso no se dan cuenta? porque hoy sin temor a equivocarme no han sido capaces de prevenir lo de investigarlo de sancionarlo y de reparar el daño a las víctimas la violencia de género”.
Luego aprovechó la tribuna para hablar de las iniciativas que ha presentado “porque dicen que no trabajamos” y enseguida le cuestionó al fiscal si estaría dispuesto a separarse del cargo en caso de que se descubra si efectivamente hubo encubrimiento.
Finalmente “mostró el cobre” cuando dijo: “¿No les da vergüenza pertenecer a este gobierno chafa y pitero?”.
Si lo que pretendía era hacer enojar a los servidores públicos, vaya que lo logró. El primero en contestarle fue el secretario de Gobierno, Samuel Sotelo Salgado:
“Ninguna vergüenza tengo de trabajar para esta administración. Tengo una formación profesional de muchísimos años, toda mi vida he estado en el servicio público y eso es lo que me avala; no tengo nada de qué avergonzarme y yo realizo mi trabajo de manera profesional me he formado profesionalmente no solamente en el servicio público sino en la academia. He sido administrador de justicia muchísimos años, un tema que a lo mejor ustedes no conocen, pero se lo comparto, cheque usted mi currículum, yo no tengo ningún antecedente indebido en toda mi trayectoria profesional”, refutó.
Como servidor público no podía decirle más, pero seguramente Samuel hubiera deseado contestarle: ¿y a usted no le da vergüenza pertenecer a una legislatura opaca, corrupta, y tener una esposa que aceptó que cometió un delito, pero se acogió a un beneficio que le permite estar libre, pero bajo proceso?
Y aún más: ¿No le da vergüenza ser diputado sin haber hecho campaña sino beneficiarse con los votos de todos los demás candidatos de Movimiento Ciudadano?
La última: ¿No le da vergüenza haber echado a perder una investigación de la Fiscalía General por feminicidio al haber divulgado información que era confidencial y todo por atraer reflectores?
Ya después el diputado plurinominal quiso componerle diciendo que “conozco su trayectoria incluso soy amigo de familiares, hermanos y tiene todo mi respeto”.
El vicealmirante Antonio Ortíz Guarneros no se aguantó y le recordó que “usted me dijo que me iba a correr de Morelos ¿Se acuerda? Fue en el C5”, lo que el diputado dijo no recordar y reiteró su respeto a la milicia porque su padre es militar retirado.
El diputado Solís Serrano fue el único que se puso a contestarle al público que le gritaba. “Ya te vi secretaria”, dijo mientras señalaba con su dedo índice.
Luego se puso a discutir -desde la tribuna- con un subordinado del vicealmirante Guarneros. “Tú eres un mentiroso”, “Tú no eres nadie”, le gritaba desde el atril el diputado de Movimiento Ciudadano, cual si fuera un luchador rudo que se enfrenta con el público al terminar la función, demostrando así su nivel.
HASTA MAÑANA.