Llegamos al 7 de junio -que durante muchos años fue considerado el Día de la Libertad de Expresión o Del periodista- en condiciones nunca antes vista. Por primera vez en la historia tenemos a un presidente de la República que diariamente se dedica a denostar a los comunicadores que lo critican y esto lo hace a través de los medios públicos que tiene a su disposición.
Pero no sólo eso, sino que una palabra suya es suficiente para provocar que miles de “troles” y “bots” se vayan cual abejas en enjambre en contra del aludido por el presidente Andrés Manuel López Obrador y se lo acaben en redes sociales.
Incluso, muchos comunicadores que alguna vez fueron aliados de López Obrador, hoy son considerados casi traidores a la patria por haberse atrevido a criticar al presidente. Los casos más evidentes son los de Carmen Aristegui y Anabel Hernández, idolatradas por la llamada “chairiza”, pero hoy tildadas de mentirosas a partir de que cayeron de la gracia del mandatario nacional.
Por cuanto a las empresas periodísticas AMLO ha declarado abiertamente como “sus detractores” a medios como El Reforma, El Universal y otros, para arropar a otros tantos como La Jornada, que después de ser el acérrimo crítico del gobierno en turno, hoy están convertidos en sus publicistas.
Lamentablemente, hoy en día el enemigo de la prensa es el crimen organizado que se ha dedicado a eliminar a quienes les estorban, y en muchas ocasiones los narcos y los políticos son los mismos, unos sirviendo a otros y viceversa, en una perversa relación que deja a los periodistas en total indefensión.
Morelos todavía no es foco rojo en materia de periodistas asesinados, sin embargo, estamos rodeados de entidades donde ya se deshacen de los periodistas sin ningún temor a la justicia, por lo que no estamos lejos de esas circunstancias.
En esas condiciones llegamos al siete de junio del 2023, una fecha que hasta hace unos años era muy esperada por los dueños de los medios de comunicación, pues se acostumbró (sin que existiera un fundamento válido para ello) que en este día los gobiernos, tanto federal como estatal, ofreciera una comilona a los periodistas y se intercambiaran elogios.
Así recordamos aquellos desayunos del Día de la Libertad de Expresión en los regímenes priístas. Nos tocó con Antonio Riva Palacio y con Jorge Carrillo Olea, pero cuentan que esas celebraciones eran apoteósicas con don Lauro Ortega.
En aquel tiempo (a finales de los ochentas principios de los noventas) recuerdo que el gobierno organizó el Premio Estatal de Periodismo, y que después algunos compañeros optaron por hacer su “certamen alterno” e invitaron a periodistas nacionales a servir como jurado.
En algún tiempo también (cuando gobernaba el PAN), se logró que el Premio Estatal de Periodismo fuera entregado por los tres poderes del estado y la Universidad, lo que le dio realce a ese acontecimiento, además de que los diputados contrataron a organismos nacionales para que vinieran a calificar los trabajos.
Posteriormente desapareció el Premio Estatal de Periodismo como tal, y el Congreso del Estado creó el Premio al Mérito Periodístico, al que cada legislatura le imprimió su peculiar estilo. Por ejemplo, recordamos que cuando el Instituto Morelense de Radio y Televisión pertenecía al Congreso, la mayoría de los ganadores eran trabajadores de esa institución.
Durante el sexenio de Graco Ramírez sólo en un año se llevó a cabo el certamen, y después lo olvidaron por completo. El desprecio del tabasqueño hacia la prensa era conocido por todos, incluso hay por ahí un “tuit” que define perfectamente lo que pensaba de los medios de comunicación: “Las plumas a modo solo basta que estén en la nómina para que aplaudan como focas”.
La 54 legislatura, con el jojutlense Alfonso de Jesús Sotelo, rescató esa tradición que sirve para reconocer el trabajo de los periodistas locales y de paso para alivianar sus modestas economías.
El Comité Organizador analizó un total de 77 propuestas y decidió designar a 16 ganadores en las cinco categorías: Periodismo Impreso (1), Periodismo Radiofónico (1), Periodismo Televisivo (2), Periodismo Digital (3) y Trayectoria Periodística (9).
Y cuando decimos que cada legislatura le imprime su sello particular, es porque el año pasado decidieron meter los diferentes géneros periodísticos (entrevista, columna, reportaje, crónica, nota informativa) en un mismo apartado, dividiéndolo únicamente en Periodismo Impreso y Periodismo Digital.
La actual legislatura decidió —como debió hacerse el año pasado— dividir los premios por género periodístico. Así, “en dos reuniones de deliberación, que implicaron alrededor de ocho horas de discusión, más el trabajo de varios días de evaluación individual que cada uno de los miembros del Jurado Calificador realizó sobre los 75 trabajos participantes” emitió el siguiente veredicto:
Rolando Lara por “Mentiras Piadosas” en la categoría de Caricatura/Animación; Ma. Antonieta Sánchez Nere obtuvo el premio por su trabajo “Se unen contra el machismo”, en la categoría de Crónica/Periodismo Narrativo; José Montes Ramírez ganó con la “Entrevista a María Luisa Villanueva”, en la categoría de Entrevista; José Luis Castillo ganó en la categoría de Fotografía con su trabajo titulado “Don Goyo”.
Además, Agustín Bernardo Ávila con su trabajo “Combatiendo una enfermedad (Lepra)” ganó en la categoría de Periodismo Científico y Cultural; Estrella Pedroza obtuvo el galardón por su trabajo “Un nacimiento bajo la sombra de la violencia obstétrica”, en la categoría de Periodismo Multiformato; Jaime Luis Brito con “¿Verdad o justicia?” fue designado ganador en la categoría de Periodismo de Opinión y Análisis; Jorge Arturo Sánchez Reyes es premiado en la categoría de Reportaje con “Fernando Román el Boxeador”.
El año pasado se premiaron a nueve personas por “trayectoria periodística”. En esta ocasión solamente eligieron a uno: el maestro Jorge Medina Palomino.
El Jurado Calificador que definió los ganadores está integrado por la directora de Comunicación Universitaria de la UAEM, maestra María del Dolores Rosales; la maestra en Historia del Arte y fotógrafa de El Universal Berenice Fregoso; el doctor Raúl Flores Castro, representante de la Agrupación de Locutores y Conductores de Radio y Televisión de Morelos “Voces Mx”; la doctora en Ciencias Sociales Ma. Centeocíhuatl Virto Martínez.
También, por la Asociación de Periodistas y Comunicadores de Morelos (APECOMOR), el maestro Marcos Pineda Godoy; la directora de la Facultad de Diseño de la UAEM, doctora Lorena Noyola Piña; la divulgadora científica, maestra Julia Tagüeña Parga; el editorialista gráfico, pintor y escultor Hugo Ortiz Blas; así como el licenciado Víctor Manuel Carrillo Ocaranza, representante de la Asociación Independiente de Comunicadores, Reporteros y Productores de Morelos (AICREPMOR); todos ellos de reconocido prestigio y expertos en diversas áreas del periodismo morelense.
Ojalá que alguna vez estos reconocimientos no sean solamente del Poder Legislativo, sino de los tres poderes del Estado y la UAEM, como fue en alguna ocasión. Lo vemos más que imposible, sobre todo en este fin de sexenio.
El año pasado, la reportera (que hoy vuelve a ganar, por cierto), Estrella Pedroza, dijo en su discurso que “las y los periodistas cumplimos con nuestra labor de informar pero en la actualidad y hoy en medio de las disputas políticas entre poderes e iguales, nos hemos convertido en carne de cañón porque cada uno de los poderes o en los niveles de gobierno se empeña en situarnos de un bando o de otro”.
A un año de distancia, la situación está igual o peor.
HASTA MAÑANA.