Marcelo Ebrard sería un excelente presidente de México. Su preparación académica, experiencia y conocimiento de la política internacional lo hacen la persona ideal para sustituir al actual presidente de la República, sin embargo, sus posibilidades son mínimas porque no representa la continuidad de la cuarta transformación.
Ebrard Casaubon nació en la Ciudad de México, es de origen francés, sus abuelos y su familia son de ascendencia francesa y se instalaron en México. Es el mayor de siete hermanos, uno de ellos falleció en noviembre de 2010. Estudió la escuela primaria y secundaria en el Colegio Simón Bolívar, preparatoria en la Universidad La Salle y la licenciatura en Relaciones Internacionales la estudió en el Colegio de México y se tituló en 1984 con la tesis “Congreso y Democracia en México”. Posteriormente estudió su especialidad en administración pública en la Ècole Nacionale d’administration en París, Francia.
Como muchos miembros del partido político Morena, Marcelo fue priísta. De 1989 a 1992 fue nombrado secretario general del PRI en el Distrito Federal, como tal fue responsable de ganar las elecciones de diputados, asambleístas y senadores sin perder ni uno solo de los 40 distritos electorales del Distrito Federal.
Junto con Manuel Camacho Solís, el exjefe del Departamento del Distrito Federal, Marcelo Ebrard fundó el Partido de Centro Democrático, un partido centrista que buscaba exponer al nacionalismo y a la democracia como sus principales cartas. El partido participó en las elecciones de 2000 con Camacho como candidato a la presidencia y Ebrard como candidato al gobierno del Distrito Federal. Ebrard, que logró cierta aceptación como candidato, declina en marzo de 2000 en favor de Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD y de la llamada Alianza por la Ciudad de México (PRD/PT/Convergencia/PSN/PAS) a Ciudad de México, con el que -de acuerdo al mismo Ebrard- existían las mayores coincidencias.
Desde entonces es aliado de AMLO, quien lo ha puesto en cargos importantes, el último de ellos el de secretario de Relaciones Exteriores, a cambio de que se hiciera a un lado para que Andrés Manuel intentara, por tercera ocasión, ganar la presidencia de México, ahora bajo las siglas de Morena.
Esa es una brevísima semblanza de Marcelo Ebrard, quien siempre ha estado muy cercano al estado de Morelos, donde es costumbre que todas las familias adineradas tengan una casa de fin de semana. “Esta carretera me trae muchos recuerdos porque por aquí pasaba yo muy seguido con mis abuelitos a una casita que tenían ellos en Cuernavaca”, dijo el aspirante a coordinador de la defensa de la cuarta transformación (o algo así), en un video que subió ayer mientras tomaba un descanso a la orilla de la carretera federal, la cual tuvo que tomar porque hubo un accidente en la autopista.
Lo que no sabe Marcelo es que eso que hizo es un verdadero suicidio para cualquier otro ciudadano común y corriente. Pararse a disfrutar de la vista panorámica que ofrece Huitzilac, significa ponerse “de a pechito” para las decenas de delincuentes que operan en esa zona, y ahora no solamente la carretera federal, sino también la autopista México—Acapulco, tanto que las autoridades ya sugirieron que “no se detenga para nada” en el trayecto. Pero esa es otra historia.
Otras de las circunstancias que unen a Marcelo con nuestra entidad es que estuvo casado con una morelense, Mariagna Prats, y que tiene a uno de sus mejores amigos en Cuernavaca: David Jiménez González.
Para quienes no saben quien es David Jiménez González, baste mencionar que fue presidente municipal de Cuernavaca, procurador de Justicia, presidente del Tribunal Superior de Justicia, secretario de Gobierno, magistrado federal y últimamente embajador en Honduras, donde lo puso su amigo Marcelo y ahora acaba de renunciar para dedicarse de lleno a la campaña —que no es campaña— de su exjefe.
Se supone que, en el remoto caso de que Marcelo fuera candidato a la presidencia de la República, muy seguramente pediría que el candidato a la gubernatura de Morelos fuera David Jiménez, dejando fuera a las seis “corcholatas” que hoy se anuncian por todos lados.
Sin embargo, es evidente que “los dados están cargados” hacia la ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien está siendo impulsada por “la chairiza” y que en Morelos todo mundo se declara su fan.
Dio hasta pena ajena cuando Marcelo hizo el ridículo por quedar bien con su exjefe, y anunció que si llegara a la presidencia de la República crearía la Secretaría de la Cuarta Transformación, que se encargaría de cuidar la continuidad de las grandes obras de AMLO, y que esa posición estaría reservada para el hijo del presidente, Andrés Manuel Jr.
Obviamente que el chamaco no cayó en su juego, y seguramente previa consulta con su padre, le contestó que agradecía la deferencia pero que no aceptaría. ¿Para qué engordarle el caldo a una “corcholata” que no va a ser la efectiva? Además, no necesita de un cargo si con Claudia seguirá siendo el que recomienda a los proveedores y en seis años será el candidato a la presidencia de la República.
No estuvo mal la gira de Marcelo por Cuernavaca. Lo llevaron al Mercado Adolfo López Mateos donde ya saben que es garantía de que habrá mucha gente a quien saludar, y que los líderes del centro de abasto le entregarán el mandil oficial (algo así como la chamarra de los pumas que entrega Alejandro González Dávila), pero lo que no sabe es que eso hacen con todos.
Entrevistado por los compañeros en el ALM, fue cuidadoso de no hablar mal de sus compañeras “corcholatas”, dijo que todo estuvo bien en el evento del sábado en el zócalo, y evitó abordar temas de inseguridad. “¿Tú crees que después de 23 años de trabajar con él (AMLO) no voy a darle continuidad a su proyecto?”, contestó a una reportera que le insistía en lo que todo mundo piensa: que no va a continuar al cien por ciento con el plan del actual presidente.
Hay quienes piensan que tanto Marcelo como Ricardo Monreal deberían tener dignidad y no prestarse al juego del presidente, ya que está más que cantado que la elegida va a ser Claudia y si no, Adán Augusto.
Sin embargo, ellos siguen recorriendo el país con dinero de las prerrogativas que recibe Morena, en unas precampañas que no son precampañas, buscando una posición que no es la de candidato sino coordinador de defensa de la 4T, para tratar de ganar una encuesta que nunca nadie va a ver.
La promesa del presidente es que, en el caso de que gane Claudia Sheinbaum y se disciplinen, tanto Adán Augusto como Ricardo, Marcelo y hasta Noroña, serán recompensados con cargos de primerísimo nivel.
Como en el viejo PRI, pues.
HASTA MAÑANA.