A pesar de ser la cuna del agrarismo, el estado de Morelos atraviesa por graves problemas en el sector agropecuario. Seguimos entrampados en el mismo conflicto del siglo pasado: el campesino tiene la tierra que le heredaron sus padres pero carece del dinero para producir la cantidad suficiente y de buena calidad para exportar sus cosechas, de tal manera que termina siendo un empleado de los grandes productores que —casualmente— son ex alcaldes o ex diputados.
El diagnóstico que hizo la Secretaría de Desarrollo Agropecuario al iniciar la presente administración lo define muy bien:
“El estado de Morelos es un espacio de contrastes marcados, de urbanismo acelerado y aislamiento rural; Morelos en términos relativos ha experimentado una rápida transición de la agricultura de subsistencia al cultivo comercial, a la industria, al turismo y a los servicios; sin embargo el crecimiento económico, por sí mismo, no está reduciendo en general la inseguridad alimentaria entre los pobres, sino por el contrario está agravando las disparidades haciendo de Morelos un estado de grandes contrastes, de profundas desigualdades en donde conviven las grandes carencias”.
El Programa Sectorial Agropecuario y Acuícola del Estado de Morelos 2019-2024 (documento público) señala que el crecimiento económico ha afectado los recursos naturales, por un uso desmedido principalmente el de recurso agua, suelo y bosques, los cuales han sufrido una gran degradación, el impacto que esto genera es la explotación desmedida de estos recursos. Por ello, urge reorientar el desarrollo económico y las metas de un progreso sostenible La demanda constante de servicios básicos (luz, agua, comunicaciones) de las localidades rurales reafirma la dinámica de una sociedad en permanente cambio y también reafirma la necesidad de nuevos procesos de organización, de la apertura de nuevas tecnologías y de retener y distribuir con mayor justicia el valor agregado de nuestra economía.
Como ya sabemos, Morelos es un estado muy pequeño, por lo que prevalece el minifundio. No hay una unidad agrícola de explotación que rebase las 10 tareas.
En la superficie de riego, el problema es la baja eficiencia y mal aprovechamiento del agua, debido al estado físico de las obras, principalmente canales que en su mayor parte fueron construidos por la hacienda porfirista.
“En las tierras de mayor productividad existen fenómenos de rentismo de tierra, debido algunas veces a carencia de crédito, otras a los canales de comercialización defectuosos, e inseguros en particular el de las hortalizas; y en algunos casos a indolencia del campesino. Los canales y sistemas de comercialización no son favorables al campesino. Se carece prácticamente de industrias agropecuarias, actualmente solo existen 2 ingenios azucareros y 3 molinos de arroz, todos ellos con graves problemas financieros.
“La mayor parte de los campesinos morelenses no están organizados para producir; la explotación actual es sobre una base individualista, cada campesino cultiva su pequeña parcela de acuerdo a su individual interés, capacidad y medios”, refiere el documento. Así, como ocurre en la mayor parte del país, a los jóvenes del campo no les queda otra salida que emigrar hacia el vecino país del norte, y son muy pocos los que destinan sus remesas a la agricultura.
Al inicio de la actual administración, la Sedagro Morelos presentó un programa para incrementar la productividad en la generación de alimentos, mediante los servicios integrales de innovación y extensión rural; desarrollar capacidades productivas competitivas y empresariales, con enfoque práctico aplicado, mediante la innovación en el intercambio de conocimientos; incrementar la capacidad de manejo de productos perecederos, mediante inversiones focalizadas en la cadena de frío.
Asimismo, entre sus planes estaba el promover el uso de semillas mejoradas y de fertilizante orgánico para obtener productos de mejor calidad Impulsar proyectos a pequeños productores para detonar la economía familiar Impulsar mercados regionales para promover el consumo de lo que se produce en la región; elevar los rendimientos de los cultivos de granos, hortalizas, frutales y agroindustriales, mediante la capitalización de las unidades de producción agropecuaria y acuícola.
Para ello, han echado mano de diferentes personas, cada quien con sus virtudes y defectos, ideologías y preparación académica, en el siguiente orden:
Guillermo López Ruvalcaba, un “lopezobradorista” de hueso colorado que ya había sido titular de la Sedagro Morelos en una ocasión y que sólo estuvo algunos meses; fue sustituido por la ingeniera Margarita Galeana Torres, una empresaria recomendada por el entonces jefe de la Gubernatura, José Manuel Sánz; y luego por la ingeniera en desarrollo rural y maestra en agroindustrias, Katia Herrera Quevedo, quien además es hija de una luchadora social e indigenista reconocida, Doña Isabel Quevedo.
El pasado 12 de junio see le otorgó un reconocimiento a Katia Herrera por Mejora Regulatoria, y 20 días después… perdió el empleo.
Entra al relevo el oriundo de Puente de Ixtla, Omar Taboada Nasser, con Preparatoria y un diplomado en Gestión y Administración Pública, quien ya ocupaba una dirección en esa dependencia.
Según su hoja de resumen profesional, consultada en la página del gobierno de Morelos, Taboada Nasser fue candidato del PRI en 2018 a la presidencia municipal de Puente de Ixtla, pero después, como muchos otros políticos “tuvo una revelación” y se cambió al partido Morena, no sin antes pelear legalmente por la representación estatal del Partido Encuentro Social, con resultados adversos.
Su experiencia profesional se sitúa en el municipio del que es oriundo, en los límites con Guerrero, en tres empresas Abastecedora de Morelos, Aceros y Cementos Nasa, y Distribuidora de Dulces Aba, ésta última es empresa de su propiedad.
La pregunta es ¿los funcionarios antes mencionados han logrado los objetivos fijados en el Programa Sectorial que presentaron al inicio de este sexenio? No tenemos los datos suficientes para decir que no, pues sólo los productores y campesinos pueden dar un testimonio certero.
Lo único que nos consta es que, cuando recorremos el estado y tenemos a la vista grandes plantíos a la intemperie o en viveros enormes, al preguntar nos dicen: “Esas son tierras del ex diputado fulano”, o “es a lo que ahora se dedica el ex alcalde zutano”.
Sobre el manejo de los recursos financieros de la Sedagro Morelos tampoco tenemos datos duros, pero recordemos que, antes de irse de vacaciones, el Pleno del Poder Legislativo aprobó por mayoría de votos los Puntos de Acuerdo Parlamentario presentados por los diputados Agustín Alonso Gutiérrez y Veronica Anrubio Kempis, por los cuales se instruyó a la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF), la aplicación de auditorías especiales a las secretarías de Movilidad y Transporte (SMyT), Desarrollo Agropecuario (SEDAGRO); Administración; Obras (SOP), y a la Comisión Estatal del Agua (CEAGUA).
“En lo concerniente a la SEDAGRO, se instruye a la ESAF para que realice una auditoría especial a los recursos ejecutados por dicha dependencia durante los ejercicios fiscales 2021 y 2022”, dice el consabido comunicado.
HASTA EL LUNES.