En su visita del pasado miércoles a Morelos, además de venir a “ponerle la cruz” al fiscal general del estado y a los 15 diputados que lo protegen, la coordinadora de los comités de Defensa de la Cuarta Transformación a nivel nacional, Claudia Sheinbaum Pardo, hizo una petición que parece imposible de cumplir: Que se unan los morenistas de Morelos.
Esa misma noche comenzaron las llamadas en la madrugada con mensajes relacionados con una de las aspirantes con la finalidad de generar animadversión hacia ella. Quien esto escribe fue uno de los desafortunados elegidos para recibir una llamada del número 410-698-6849 procedente de “Maryland” a las cuatro de la mañana hablando algo sobre los libros de texto, pero lo que se escuchaba primero era el nombre de una de las aspirantes a la Gubernatura del estado.
Lo natural es que, si te despiertan a las cuatro de la mañana para darte un mensaje de cualquier político, automáticamente detestes el nombre del que mencionan en la llamada. Es guerra sucia pues, y seguramente lo mandó hacer alguien que estuvo en Jiutepec el miércoles y se comprometió ante Claudia y Mario Delgado a respetar el proceso interno de Morena.
En eso consiste la política: en declarar una cosa y hacer otra exactamente contraria a la primera.
En los siguientes días se han dado una serie de filtraciones de dudosa autenticidad de conversaciones telefónicas que afectan a dos de los más fuertes candidatos a la coordinación de los Comités de Defensa de la 4T, y también la denuncia de un importante medio de comunicación cuyo nombre fue utilizado indebidamente en la publicidad de otra aspirante.
Y lo peor es que esto apenas es el principio.
“No le puedes pedir peras al olmo” dice el popular refrán y aquí en Morelos aplica perfectamente en virtud de que —aunque frente a los dirigentes nacionales todos aparecen sonriendo en la foto— en realidad se atacan como si fueran hienas.
El motivo es que son grupos de lo más disímbolos los que buscan la ansiada candidatura de Morena. Ahí están los que eran de otros partidos y que han ido cambiando de camiseta conforme se presenta la oportunidad; los que son empresarios y ven la candidatura como el negocio de su vida, o aquellos que no son del estado y ven a Morelos como una tierra de conquista. Hay de todo en Morena.
Desde nuestro particular punto de vista hubiera sido mejor que el presidente de la República dijera quién es su elegido o elegida, y así se hubiera evitado todo lo que estamos viviendo hoy: una guerra de lo más sucia en internet, además de la basura que se está generando y la contaminación visual.
Se ve horrible la ciudad con lonitas pequeñas colgadas en las mallas de los puentes o fijadas con clavos en las bardas, y ahora ya les dio por pegar posters de papel en los postes del alumbrado público. Algunos aspirantes han optado por dejar volantes en los parabrisas de todos los vehículos estacionados en una colonia.
A pesar de que la convocatoria es clara en señalar que no deben poner anuncios espectaculares ni pintas en las bardas, todos y todas lo han estado haciendo de forma disfrazada, ya sea con anuncios de medios de comunicación (algunos que ni existen) o promocionando libros que nadie ha visto impresos.
Todo eso se hubiera evitado, pero a Morena le dio por jugar a la democracia y, primero obligó a los consejeros estatales a que eligieran a dos mujeres y dos hombres, lo que se prestó a la compra de votos; luego pidió que se inscribieran todos los que quisieran y supuestamente sometió la lista a una “encuesta de reconocimiento” en la que uno de los inscritos (de nombre Jorge Salgado) obtuvo el 38 por ciento de la preferencia, pero nadie lo conoce.
Enseguida, deja fuera de la encuesta a una de las principales contendientes por cuestiones absurdas y sí contempla a otra que ha hecho declaraciones muy fuertes en contra de la actual administración.
Ahora la lista de posibles se ha reducido, pero se ha incrementado la contaminación visual y la basura, el acarreo y —desgraciadamente— los ataques en redes sociales.
Supuestamente lo que sigue es una última y definitiva encuesta que será “casa por casa”, de la que se obtendrá el nombre de la persona idónea para ser candidata de Morena a la Gubernatura del estado, con la advertencia de que, si el más votado es hombre, pero la dirigencia nacional decide que va mujer, entonces se tendrá que hacer a un lado para cumplir con la paridad de género.
Tan fácil que hubiera sido que, como ocurría en los tiempos del PRI, alguno de los sectores del partido “destapara” al candidato, y “las fuerzas vivas” se volcaran a su favor, lo que se conocía como “la cargada”. Era antidemocrático, pero no había simulación.
La ventaja que tiene el partido Morena es que, aún con todos sus errores, sigue siendo el instituto político mejor posicionado en el mapa en el escenario electoral, pues sus contrincantes están muy por abajo y no hay visos de que vayan a mejorar.
El Frente Amplio por Morelos, conformado por el PAN, PRI y PRD, habla de que están haciendo todo lo necesario para tener a la mejor persona, la más honesta, la mejor preparada, pero cuando empiezan a barajar nombres no se ve por ningún lado ese “supermán” o esa “mujer maravilla” que vendrá a darle a Morelos el impulso económico y —sobre todo— la seguridad pública que todos estamos pidiendo.
Los que se han mencionado hasta ahora son los mismos de siempre, los que ya estuvieron en el gobierno y fallaron. Esperamos equivocarnos, pero auguramos que ese frente amplio se va a terminar peleando y al final cada partido tratará de quedarse con el dinero que les dé el gobierno como prerrogativas.
El único partido que queda es Movimiento Ciudadano, que fiel a su costumbre se esperará hasta el final para elegir a sus candidatos de los que vayan quedando fuera de los demás partidos, personajes que, aunque no les garanticen el triunfo, sí les permita continuar en el escenario político y con presencia en las cámaras de diputados tanto federal como estatal, y uno que otro municipio del estado.
HASTA MAÑANA.