Con la reunión del pasado miércoles en el jardín Balaam de Jiutepec no sólo se canceló toda posibilidad de que Rabindranath Salazar Solorio salga del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para buscar la gubernatura por otro partido; también fue el evento que marcó el fin de un movimiento político que se llamó “rabinismo” que llegó a tener mucho poder en los tres niveles de gobierno y en prácticamente todos los Ayuntamientos del estado.
Es innegable que el contador público oriundo de Tejalpa, descendiente del luchador social Othón Salazar, logró reunir en torno suyo a líderes de las diferentes regiones del estado, de tal manera que, cuando la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática determinó que el candidato al gobierno de Morelos en 2012 sería el tabasqueño Graco Ramírez Garrido, se consideró que una senaduría estaba perfecta para un joven político que tenía toda la vida por delante.
En 2018 “los rabinistas” ya acariciaban el poder, sobre todo porque su líder moral había sabido saltar a tiempo del desprestigiado PRD al naciente partido Morena, y la candidatura de Andrés Manuel López Obrador daba un 99.9 por ciento de que se ganara la gubernatura. Con lo que no contaban era que López Obrador mandó a hacer una encuesta para saber quién garantizaba más votos, si el senador o el presidente municipal de Cuernavaca, propuesto por el Partido Encuentro Social para integrar la Coalición “Juntos Haremos Historia”.
En esta ocasión, entregó la candidatura sin chistar a cambio de una senaduría para su hermano Radamés y un cargo para él en el gabinete presidencial. Primero fue director general del Bansefi, hoy Banco del Bienestar, pero antes de los dos años fue cambiado a la Secretaría de Gobernación como subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, para terminar como coordinador de Política y Gobierno de la presidencia de la República.
Siempre hubo dos versiones sobre esos enroques: la primera era que el presidente le estaba dando espacio para que comenzara a trabajar en su proyecto para la gubernatura, y que era prácticamente un “consejero” con derecho de picaporte de AMLO. La segunda era todo lo contrario: que el presidente lo había cachado tratando de hacer negocio con la instalación de cajeros automáticos del Banco del Bienestar y que si no lo corrió fue porque habría sido contraproducente para la imagen de su gobierno.
Los resultados de la “encuesta” (nótese que siempre lo ponemos entre comillas) del CEN de Morena hacen parecer que más bien fue lo segundo. De hecho, varios de los participantes en dicha encuesta nos han confiado que hubiesen preferido que desde el principio la elegida fuera Margarita y no gastar tanto en campañas encubiertas.
Nos dicen que el pasado 10 de noviembre, cuando la dirigencia nacional anunció que Margarita González Sarabia había ganado las dos encuestas y que Rabindranath había quedado en cuarto lugar, el oriundo de Tejalpa no pudo disfrazar su enojo y abandonó el hotel donde estaban “acuartelados” los seis aspirantes.
Fue el único que no publicó ninguna felicitación para la ganadora en sus redes sociales (de hecho, sigue sin publicar nada). Obviamente que varios partidos le ofrecieron sus siglas para que se vengara de la burla de Morena o se sumara al proyecto de Lucía Meza. Sus seguidores estaban enojadísimos y para nada creían en los resultados de la encuesta.
Hubo una primera reunión en la que los “rabinistas” le ofrecieron a su líder hacer las movilizaciones que fueran necesarias para que el CEN reconsiderara su decisión. Rabindranath conoce muy bien a López Obrador y a Claudia Sheinbaum y sabe que nunca dan marcha atrás en una decisión que ya tomaron y lo que más detestan es la indisciplina, así que les ofreció negociar para que los que más han trabajado en el proyecto queden muy bien en la repartición de candidaturas locales y algunas posiciones en el gabinete.
No es lo mismo que las miles de plazas que habrían podido disponer de haber ganado el gobierno del estado, pero “de lo perdido, lo que aparezca”. Y se habló de la necesidad de fortalecer el grupo, de seguir trabajando para que en un futuro se pueda concretar lo que tanto se ha buscado.
Lo que no sabía Rabindranath es que varios de los que le juraron lealtad eterna, ya en esos momentos estaban buscando un acercamiento con la elegida para ponerse a sus órdenes. Para no ir más lejos: Arnulfo Montes Cuén, que después de autoproclamarse representante de Adán Augusto López, se volvió claudista; apareció en una foto con Rabindranath y hace cuatro días subió un video que termina con un ¡que viva Margarita!
Al evento del pasado miércoles no acudió el polémico empresario sonorense, pues a la derecha de la virtual candidata de Morena a la gubernatura estaba nada menos que Javier García Chávez “El Gato”, con quien Montes Cuén se disputó la diputación federal y en términos no muy ortodoxos.
HASTA PRONTO PROFE NACHO CORTÉS.- Pocos saben que quien esto escribe inició en las lides periodísticas como reportero de deportes, primero en el periódico “ABC de Morelos” y luego en el semanario “Triunfo Deportivo” que editaba Manuel Benítez.
Recuerdo que en mi primer día de trabajo fui a cubrir un partido de futbol en el estadio Miraval y enseguida llegué a la redacción a escribirla en una de las pesadas máquinas de escribir. Tras dos horas de teclear saqué la hoja de papel revolución de la Olympia y se la mostré orgulloso a mi jefe de Redacción, don Luis Díaz López.
“Excelente, tienes sintaxis y muy buena ortografía. Ahora sólo necesitamos otras 11 como ésta”, me dijo don Luis, mientras me mostraba la sección de Deportes del Diario de Morelos, en la que venían 12 notas y todas firmadas por Ignacio Cortés Morales.
Desde entonces mi meta fue ser como ese señor que escribía 12 notas diarias. Después supe que en realidad él era profesor de escuela, y que escribir sobre deportes era solamente un hobbie. Años más tarde nos hicimos grandes amigos, y hasta me invitó a su escuela (la Miguel Hidalgo, en Jiutepec), a presenciar un concurso de rondas y me mostró su huerto escolar.
Era lopezobradorista de corazón. En no pocas ocasiones replique sus columnas “Por la Libre” en mi muro de Facebook con una sugerencia: “Si usted es chairo y en algún momento siente como que pierde la fe en AMLO, lea las columnas del profe Nacho Cortés y verá que le regresa la esperanza en un México mejor”.
Ayer acudimos a darle el último adiós al profesor y periodista. Una afección en el estómago lo llevó al hospital y ya no salió. Era un hombre incansable que escribía su columna los siete días de la semana, la compartía en radio y desde hace un par de meses había comenzado su programa de televisión en Factor 4.
Nuestro abrazo solidario a sus dos hijas, a su esposa, a su cuñado Rogelio y a sus seis hermanos, principalmente al abogado René Cortés.
HASTA EL LUNES.