Si bien es cierto que las mujeres han avanzado mucho en el respeto a sus derechos políticos, y que algunas de ellas pertenecen a grupos indígenas, sólo quienes viven la experiencia de ser representantes populares, saben lo difícil que significa ser mujer y además indígena, en Cabildos dominados por alcaldes varones, y además machistas.
Una investigación de la periodista morelense Estrella Pedroza revela la violencia de género que han sufrido las mujeres que ganaron su lugar dentro de los Cabildos, en particular aquellas que tienen la característica de provenir de grupos étnicos.
En el reportaje titulado “Regidoras indígenas, blanco de violencia política de género en Morelos”, publicado el pasado mes de diciembre en la revista “Cauce Legal” y varios medios a nivel nacional, la periodista exhibe tres casos con nombres y apellidos, tanto de las víctimas como de los victimarios.
El primer caso es el de la regidora indígena Elpidia Torres Ramírez, del municipio de Tlalnepantla.
“Era la tarde del 23 de marzo de 2023, al término del Cabildo, la regidora indígena Elpidia Torres Ramírez entró apresurada a la sala de juntas de la presidencia municipal de Tlalnepantla, en el estado de Morelos, para entregar al alcalde Ángel Rubio un justificante médico y la receta que explicaba la causa de su inasistencia a la sesión de ese día”, dice el reportaje.
“Ángel, alto, moreno y robusto, tomó los documentos. Tras leerlos, soltó una carcajada y enseguida hizo un comentario con el que vinculó, de la nada, un tema de salud de la regidora con su sexualidad. La burla fue secundada por los regidores Óscar Ramírez Primo y Armando Lascano Granda, así como algunos de sus colaboradores que aún estaban presentes. A Elpidia le invadieron varios sentimientos: pena, coraje e impotencia, después sintió un dolor en el estómago y antes de que las lágrimas salieran de sus ojos, salió del lugar de forma apresurada”.
Lo que le pasó a Elpidia se considera violencia política de género, pues de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia una de las conductas de cómo puede expresarse es “realizar cualquier expresión que denigre o descalifique a las mujeres en ejercicio de sus funciones políticas, con base en estereotipos de género, con el objetivo o el resultado de menoscabar su imagen pública o limitar o anular sus derechos”.
Elpidia no es la única regidora indígena que ha sido objeto de este tipo de violencia. A Rafaela Maldonado Morales la gente del presidente municipal de Tlaltizapan, Morelos, Alfredo Domínguez Mandujano, la orilló a inscribirse en la planilla y luego tuvo que trabajar en las escaleras del ayuntamiento. Mientras que a Xóchitl Tepoztlán Palacios, regidora indígena del ayuntamiento de Cuautla, el Partido Morelos Progresa le pidió dinero antes de que asumiera el cargo.
Para la realización del reportaje se habló con ocho de las 22 regidoras indígenas electas y todas las consultadas habían sido objeto de violencia política, es decir, al menos al 36% de estas funcionarias fueron objeto de burlas, minimización de sus acciones, no ser convocadas a reuniones o un control excesivo por parte de las y los alcaldes, entre otras violencias.
Una noche, mientras Rafaela Maldonado descansaba en el sofá de su casa, escuchó que alguien llamó a la puerta. Era Gabriel Moreno Bruno, entonces alcalde electo de Tlaltizapán, quien entró hasta la sala y pidió hablar a solas con ella. Sin preámbulos, Gabriel le solicitó que le firmará un documento con el que le daba el poder y respaldo para tomar decisiones, a cambio ella recibiría un pago adicional a su sueldo “sin tener que trabajar”. Rafaela respondió con un tajante no.
No fue la única violencia que vivió Rafaela, pues una vez en el cargo se vio obligada a despachar en las escaleras del ayuntamiento, ya que la oficina que le correspondía estaba invadida por el área de comunicación social. Los medios de comunicación dieron cuenta de ello y en consecuencia Humberto Salgado Escobar, director general del Ayuntamiento, la sujetó fuertemente del hombro y le dijo:
“Ya se salió con la suya, vaya allá está su oficina, deje de estar como iguana encaramada en el barandal”.
Rafaela se aguantó el coraje: estuvo a punto de soltar una cachetada, pero su secretaria la detuvo. Cuando llegó a la oficina estaba totalmente vacía.
Otro ejemplo de cómo la violencia política de género ocurre en diferentes momentos, desde la campaña electoral y en el cargo, es el caso de Xóchitl Tepoztlán. Inicialmente un grupo de personas le pidió a la madre de Xóchitl, Isabel conocida como Chabela, que se integrara a la planilla de Jesús Alberto Martínez Barrón, conocido como “El Profe Nato”, quien buscaba la presidencia municipal de Cuautla por el Partido Morelos Progresa.
Chabela es muy conocida en la comunidad de Tetelcingo y siempre apoya en las campañas al primero que llega a pedirle el favor. Sin embargo, por la pandemia por Covid-19 decidió que fuera su hija Xóchitl quien estuviera en la planilla.
Aunque Xóchitl entregó los documentos y fue registrada con la regiduría cinco, durante la campaña electoral fue ignorada por el partido, no le dieron ni propaganda para hacer proselitismo. Sin embargo, un día después de que recibió su constancia como regidora indígena electa, representantes de Morelos Progresa le pidieron que les pagara lo que habían invertido supuestamente para que obtuviera la regiduría.
Xóchitl les dijo que ella no podía pagar primero porque no tenía dinero y porque a ella nunca se le informó que se tenía que pagar algo. Las personas se molestaron y la amenazaron con dejarla sola, es decir, sin apoyo cuando ejerciera el cargo, pero ella se mantuvo firme y prefirió contratar a un abogado particular.
Xóchitl Tepoztlán, regidora Indígena de Cuautla, fue blanco de intento de extorsión por parte de integrantes de Morelos Progresa que quería que les pagarán lo que supuestamente invirtieron en ella.
Posteriormente el 26 de abril de 2023, un grupo de hombres armados, a bordo de una motocicleta, dispararon contra la vivienda de Xóchitl y por fortuna no hubo lesionados. Le dejaron una cartulina con un mensaje en el aparecía un número de teléfono y le decían que en 15 minutos se comunicará para que le dijeran lo que debía hacer. La regidora indígena avisó a la secretaría de seguridad pública y a la fiscalía de Morelos, por ello le fueron activadas medidas de seguridad.
A pesar de todas las violencias y omisiones vividas, el Foro denominado “comparte tu experiencia como mujer integrante de los primeros cabildos conformadas con perspectiva de género e intercultural” (realizado el 6 de octubre pasado) se convirtió en una especie de asamblea de mujeres. Una a una pidió tomar la palabra para dar ideas de cómo podrían articularse para hacer frente a las violencias que enfrentan y para impulsar acciones en conjunto.
“Con el proceso electoral 2023-2024 a la vuelta de la esquina, en ese evento se propuso la necesidad de hacer una reunión presencial para dar continuidad a los acuerdos y mantener la comunicación. A todas se les notaba contentas y sonrientes. Con aplausos despidieron la sesión grupal y se tomaron una fotografía para recordar que no están solas y se podrán acompañar”, termina diciendo Estrella Pedroza en su amplio reportaje que puede ser visto en el link Regidoras indígenas, blanco de violencia política de género en Morelos | Aristegui Noticias
HASTA MAÑANA.