El paquete de reformas constitucionales y legales que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, presentó el pasado lunes al Congreso de la Unión, es una mezcla de medidas populistas, venganzas políticas, tácticas electorales y algunas ocurrencias; con la ventaja de que él ya no estará (al menos no oficialmente) cuando se vean las consecuencias económicas y políticas de las medidas que está proponiendo.
Las iniciativas de reforma podríamos compararla con una canasta que hasta arriba trae propuestas a las que nadie podría decir que no, como es incluir en la Carta Magna las pensiones a los adultos mayores y la utópica promesa de que haya servicios médicos gratuitos para toda la población. Lo que no dice el presidente es ¿de dónde va a salir ese dinero que pareciera un “barril sin fondo”.
Con la inclusión de una disposición constitucional mediante la cual la pensión para los adultos mayores vaya subiendo cada año, y la otra que busca elevar a grado constitucional el derecho a la capacitación laboral de jóvenes entre 18 y 29 años que no estudien ni trabajen y que reciban de forma directa un apoyo económico (que será equivalente a un salario mínimo), está prácticamente garantizando el voto de los dos sectores poblacionales más numerosos: los jóvenes y los de la tercera edad.
Más debajo de la canasta vienen las propuestas que van dirigidas a ciertos sectores de la población. Tal es el caso de los maestros, a quienes está prometiendo elevar a rango constitucional el que haya un salario mínimo profesional para los maestros del país que no sea menor a 16 mil 360 pesos. Pero tampoco dice de dónde va a salir el dinero para eso.
Fiel a su costumbre, AMLO es experto en prometer. El pasado 18 de enero en su conferencia matutina afirmó que su gobierno ha destinado alrededor de 30 mil millones de pesos adicionales para salarios de maestros. “Se elevó a los adscritos al sistema federal, pero no se ha logrado ajustar a los que forman parte de los sistemas estatales de educación ni a los de asignatura”. Llevar esta idea a la Constitución implicaría reformar el artículo 123 de ésta, y reconoció que es complejo debido a que no se trata sólo de hacerlo y que en los hechos quede en letra muerta y no se cumpla.
Para que no quede en letra muerta, tiene que llegar Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República. Ese es el mensaje.
De hecho, López Obrador reconoció ayer que el polémico paquete de 20 reformas constitucionales que presentó el lunes fue porque vienen las elecciones el próximo 2 de julio, que definirán, dijo, no solo a un candidato o partido sino también un proyecto de nación.
“(Se presentaron) porque hasta ahora se dieron las condiciones y además porque vienen las elecciones y el pueblo va a decidir”, dijo el mandatario en su rueda de prensa matutina.
El gobernante mexicano aseveró que una elección no es nada más para ver qué candidato, partido, alianza o coalición gana, “una elección es también para definir un proyecto de nación”.
López Obrador se refirió así al paquete de 20 reformas, 18 de ellas constitucionales y dos legales que presentó este 5 de febrero para eliminar una serie de “artículos antipopulares”, “devolver la grandeza” a la Carta Magna y protegerla de los “reaccionarios” a cuatro meses de que se celebren las elecciones federales.
El problema es que lo está haciendo cuando ya le quedan ocho meses en la Presidencia, y aunque ganara su candidata Claudia Sheinbaum, hay varias propuestas que son totalmente inviables, como es que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados y jueces de Distrito, sean electos por el voto de todos los ciudadanos, lo que implica que serían los partidos políticos (Morena para ser más específicos) los que se encargarían de nombrar a estos funcionarios, y seguramente veríamos más Lenias Batres en todo el Poder Judicial Federal.
Entre las 20 propuestas existe una en la que sí estamos totalmente de acuerdo: la reforma electoral que pretende limitar los gastos de las campañas y de los partidos, y la eliminación de los legisladores plurinominales (de representación proporcional), con lo que se reduciría la Cámara a 300 diputados de los 500 actuales. Sin embargo, consideramos que esa no va a pasar pero el presidente quiere dejar como precedente que “yo lo propuse, pero los partidos no quisieron”.
El presidente volverá a intentar que la Guardia Nacional se añada operativa y administrativamente a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) donde se integrará como parte de la Fuerza Armada, así como su participación en la investigación de delitos bajo la dirección de un Ministerio Público. Con esto se terminaría de militarizar el país y el presidente o presidenta podría disponer de todas las fuerzas castrenses para lo que se proponga.
En ese mismo paquete van propuestas de la ciudadanía como es una modificación al artículo 4 constitucional que prohíbe textualmente el maltrato a los animales y obliga al Estado su protección y cuidado y al artículo 73, que facultaría al Congreso expedir leyes para la protección de los animales y para prevenir y prohibir el maltrato animal.
De aprobarse, las reformas serían un primer paso para avanzar en la protección de los animales y posteriormente el Congreso sería el encargado de legislar en la materia sobre cómo lograr esa tarea. A esas reformas difícilmente alguien se opondría. Quizás en lo que se refiere a las corridas de toros y peleas de gallos.
En suma, y tomando en cuenta que es muy posible que no se reúnan los votos necesarios para su aprobación, lo que vemos es que el mentado paquete de reformas es una táctica electorera, pues aunque no entren en vigor, servirá para que todos los días en la mañana, el presidente nos recuerde que él propuso tales cambios, pero que “la mafia del poder” no se lo permitió, lo que será diferente si el dos de junio Morena arrasa en las urnas.
La pregunta que todos nos estamos haciendo es: ¿Realmente cuando termine su sexenio Andrés Manuel López Obrador se retirará a su finca de Palenque, Chiapas, y no tendrá vida política en lo absoluto o Claudia Sheinbaum tendrá que seguir manteniendo a sus hijos y a los amigos de sus hijos por los siguientes seis años?
HASTA MAÑANA.