Lo que ocurrió el pasado miércoles en el Pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos, fue la continuación de aquella polémica sesión del 7 de agosto del año pasado, cuando un grupo de magistrados pretendieron destituir al presidente Jorge Gamboa Olea, pero no lo pudieron consumar porque se rompió el quórum y no hubo quien diera fe de lo que estaba ocurriendo.
Así lo publicamos en este mismo espacio el 9 de agosto de 2023 bajo el título de “El ríspido regreso de vacaciones en el TSJ”:
La primera sesión del Pleno en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos después de tres semanas de vacaciones parecía transcurrir con normalidad, hasta que el magistrado Rafael Brito Miranda pidió el uso de la palabra para proponer que se incluyera un punto no contemplado en la Orden del Día.
“…por lo que resulta inminente y necesaria la separación inmediata de la representación de este Poder Judicial, lo anterior en virtud de que se atentó en contra de la buena administración que contempla el artículo 19 fracción IX de la Ley Orgánica del Poder Judicial y violenta lo reglamentado en el Código de Ética de esta institución…”
El aludido, Jorge Gamboa Olea, escuchaba con rostro adusto lo que estaban pidiendo un grupo de magistrados. Sus compañeros clavaban la mirada en el piso del Salón de Plenos mientras el magistrado Brito Miranda continuaba con su perorata.
Aparentando tranquilidad, el magistrado presidente dijo lacónico: “Gracias, han escuchado la propuesta del magistrado Brito de modificación de la Orden del Día que había sido entregada para ustedes”, y enseguida pidió que se sometiera a votación quienes estaban de acuerdo con la orden del día original y quiénes con la nueva propuesta.
El resultado de la votación fue cinco votos contra siete de la segunda opción, de las 12 personas que conformaron el Pleno. Después de escuchar la posición tanto a favor como en contra de varias magistradas y varios magistrados, el presidente Gamboa propuso entonces que se decretara un receso para conminar a sus dos compañeros a que regresaran.
—Si este pleno no autoriza el receso debemos continuar con la mayoría que se encuentre instaurada— casi gritó el magistrado Brito Miranda.
Para ese momento, el presidente ya se había levantado y enfilaba hacia su oficina.
“En uso de la voz, como bien hemos advertido, que se ha abandonado las funciones del presidente de este Tribunal Superior de Justicia, apelaríamos a la continuidad…”.
—Oficial Mayor le pido que se quede— dijo con voz autoritaria Brito Miranda al ver que el funcionario levantaba sus folders y se aprestaba a seguir a su jefe.
También la secretaria general se levantó y se fue.
La magistrada Marta Sánchez Osorio, que casi nunca habla, ahora gritaba desaforadamente:
“¡secretaria general, se le convoca para que se reintegre!¡Está incurriendo en un delito!”.
Eso fue el año pasado. Antier, ya con diez nuevos magistrados designados por el Congreso Local apenas en diciembre, nuevamente el magistrado Brito quien pidió el uso de la palabra para proponer que no se ratificara al oficial mayor, Emmanuel Espinoza, y que en su lugar se designara a la abogada Nidiyare Ocampo como ya se había acordado en una discusión previa a la realización del Pleno.
“No fue una discusión anterior al Pleno como lo manifestó el magistrado Brito. No se discutió absolutamente nada, ya traían consensado la no ratificación del oficial mayor y la designación de la persona que yo ni siquiera conozco su currículum”, atajó la magistrada Elda Flores León.
—Fue una decisión consensada —insistió el magistrado Rafael Brito—. Y dirigiéndose al oficial mayor le preguntó: ¿Usted recuerda lo que pasó en la sesión del 7 de agosto? A lo que Emmanuel Espinoza asintió en sentido afirmativo.
—Usted abandonó la sesión de Pleno. Ahí hay una razón de peso para que ustedes entiendan que se deben al Pleno y si usted se debe al Pleno, debió atender las indicaciones del Pleno.
—Usted es una buena persona, pero está usted en una institución y los errores que se cometen tienen efectos. En esa sesión tanto usted como usted (dijo, dirigiéndose a la secretaria general), abandonaron de manera irresponsable la sesión de pleno. Esa es la razón por la que pierden mi confianza— secundó el magistrado Francisco Hurtado.
La magistrada Carmen Aquino coincidió con su antecesora en el sentido de que nunca hubo discusión, y al tiempo de reconocer la capacidad del oficial mayor, recalcó que “es una lástima que porque se trate de mayoría, por gusto y por capricho, usted se vaya, lo considero hasta inmoral”.
Entonces pidió el uso de la palabra la magistrada Berta Rendón, quien apoyó la propuesta de sus compañeros bajo el argumento de que “ya queremos iniciar un cambio en el que se respete la dignidad en el que el diálogo no se transforme en ´lo que usted diga´, sino que se recobren los principios de una conducta ejemplar que nos permita actuar conforme a derecho. Y este señalamiento a flor de piel tendría que darse incluso cuando se le notifica a un trabajador o trabajadora que ya se concluyó su nombramiento, que en términos prácticos es un despido. Tendríamos que estar igual de preocupados en todos los casos, porque a la gente en este tribunal se le trata como costales cuando ya no tienen la posibilidad de llevar la subsistencia a su casa”.
Finalmente, el magistrado presidente le agradeció a Emmanuel Espinoza su lealtad, “y me quedaría decirle a tu familia que se sienta tranquila y orgullosa de lo que hiciste” y le prometió que no quedaría desamparado.
Acto seguido se sometió a votación la propuesta de designar en su lugar a la licenciada Nidiyare Ocampo Luque. Sólo Gamboa, Elda Flores y Jaime Castera se abstuvieron. Carmen Aquino se sumó al resto de los magistrados en la votación.
HASTA MAÑANA.