Los partidos políticos nunca hablarán de su existencia, pues la máxima de estos grupos es que “si te agarran, no te conozco”, pero su participación puede ser decisiva en una elección, ya sea para atacar a los contrincantes, o para defenderse. Son los llamados “grupos de choque”, indispensables en una campaña política.
Nunca los verá en el organigrama de una campaña. Es más, en ocasiones sólo sabe de su existencia el candidato, su coordinador de campaña y el que se encarga de las finanzas. Nadie más debe saberlo, por conveniencia de todos.
Un reportaje de La Jornada publicado en 2015 esboza cómo funcionan estos grupos de choque:
“Al menos en ocho de las 16 demarcaciones del Distrito Federal, líderes políticos de distintos partidos y autoridades delegacionales tienen a su servicio a grupos de choque, integrados por jóvenes involucrados con drogas, franeleros o vendedores ambulantes –en algunos casos están encabezados por funcionarios o ex servidores públicos–, que en el actual proceso electoral han generado un clima de violencia en defensa de su territorio”.
Pero no solamente son hombres; también hay mujeres:
“El candidato de Movimiento Ciudadano a jefe delegacional, Carlos Rosales, señaló que Las justicieras operan desde hace más de un año y se trata de un grupo de 100 mujeres contratadas por la demarcación para realizar trabajos a favor del sector femenino. En lo que va de la campaña, agregó, estas mujeres se hacen acompañar por golpeadores, reclutados del gimnasio del pueblo de San Bernabé, a los que les pagan 3 mil pesos por agredir a los brigadistas de los demás partidos y que por las noches se dedican a retirar propaganda”.
En Xochimilco, los habitantes ubican a un grupo conocido como Los blues, que en su mayoría son porros de la Preparatoria 1 y de los Centros de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (Cetis) 36 y 49, los cuales, según su dicho, son contratados por autoridades de esa demarcación para hacerse presentes en actos de candidatos del PRD e intervenir si existe alguna protesta.
En Coyoacán también operan grupos de choque ligados al ex jefe delegacional Mauricio Toledo y el candidato perredista a ese puesto Valentín Maldonado, según denuncias de Morena.
Estos grupos están (o estaban en el 2015) encabezados por funcionarios de la delegación, como el coordinador territorial de la zona de Los Pedregales, Diego Vargas, quien iba al frente de las personas que hace unas semanas en Santa Úrsula Coapa agredieron a brigadistas, aseguró la candidata de Morena a jefa delegacional, Bertha Luján.
“Sin nombre que los identifique, en Iztapalapa los grupos de choque son afines a las corrientes políticas del PRD. Se concentran en colonias marginadas como Paraíso, Álvaro Obregón, Fuerte de Loreto, Santa María Tomatlán, San Juan Jalpa y El Vergel; están integrados por jóvenes adictos o repartidores de drogas, considerados altamente agresivos a tal grado que atacan hasta a los brigadistas de casa”, dice el reportaje de La Jornada en su edición del 10 de mayo del 2015 bajo el título de “Grupos de choque, al servicio de líderes políticos y funcionarios”.
En agosto del 2019, El Universal menciona al grupo de choque conocido como "Los Claudios" nacido en Cuajimalpa, vinculado a varios partidos políticos, así como al despojo de predios y a reventar mítines políticos.
“El nombre proviene de su líder Claudio González González y su hermano, Héctor, quienes "se rentan" para acudir a eventos y golpear gente o provocar peleas. "Los Claudios" estuvieron acusados de "reventar" o terminar dos actos políticos durante la campaña de Claudia Sheinbaum, cuando se postulaba para jefa de Gobierno.
El tema lo traemos a colación por lo que ocurrió el pasado viernes, cuando según Margarita González Saravia, unas 300 personas fueron contratadas para pegar publicidad apócrifa que le afecta a ella y a su partido. Incluso, circulan videos de un enfrentamiento físico entre los que estaban pegando publicidad y supuestos seguidores de Margarita, que ameritó la intervención de la Policía Estatal.
Se iniciaron las carpetas de investigación correspondientes, pero difícilmente se podrá acreditar que fueron contratados por Lucía Meza Guzmán. Pasará exactamente lo mismo que con los espectaculares que “mágicamente” han aparecido en todo el territorio morelense con imágenes no autorizadas de la candidata de Morena.
Lo peor de todo es que esto apenas empieza. El trabajo de los grupos de choque incluye quitar publicidad del contrincante, o ponerla en lugares prohibidos para hacer que lo sancionen. Todo tipo de marrullerías, pues.
Y si en lo físico hay que ser creativos, en lo digital todavía más. Hay que tener unos verdaderos “vándalos cibernéticos” capaces de crear contenidos para lanzarlos en Facebook, Instagram, Equis y Tik Tok, no para promocionar a su candidato (de eso se encarga el departamento de Marketing Político, que sí es visible), sino para hacer pedazos a la competencia.
Seguramente ya habrá visto esos videos con la leyenda “publicidad pagada” con medios de comunicación nunca vistos en los que narran verdaderas atrocidades tanto de Margarita como de Lucía Meza Guzmán. De Jessica Ortega ni se ocupan, pues consideran que no representa peligro.
Ahora estos equipos cibernéticos tendrán la ventaja de que ya existe la Inteligencia Artificial, que es capaz de crear diálogos con la voz idéntica de las candidatas en las situaciones más comprometedoras. Hasta ahora se han comportado decentes.
El que logre hacer viral un video se habrá sacado un 10, por que las redes te hacen, pero también te deshacen.
Así que no nos desgastemos en preguntas sobre este tema a los protagonistas. Ellos siempre dirán que no lo hacen y hasta pueden firmar una carta compromiso ante el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana. Un “pacto de civilidad” que nadie cumplirá, porque si lo cumplieran entonces no serían políticos.
HASTA MAÑANA.