Siempre es lo mismo: los que pierden no aceptan su derrota y avivan la esperanza de que, entre las boletas que se revisan haya las suficientes para darle la vuelta a los resultados. Alegan fraude pero sólo en aquello que les conviene, pues en lo que ganaron no piden abrir los paquetes. Es normal.
Así, por ejemplo, Lucy Meza no reconoce el triunfo de Margarita González Saravia, pero sí el de José Luis Urióstegui en Cuernavaca (y Eder en Jiutepec). Alejandra Flores, en cambio, asegura que hubo muchas irregularidades en el proceso electoral del municipio, pero no le pone ninguna objeción a la votación estatal, y mucho menos a la federal.
En lo que sí tienen razón todos es que la jornada estuvo totalmente desorganizada. Tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana nos quedaron a deber.
Hay que reconocer que no toda la culpa es de ellos. Los ciudadanos también tuvimos parte de esa culpa, pues nadie quería participar. Un familiar directo de quien esto escribe fue funcionario de casilla, y pudimos conocer muy de cerca cómo estuvieron las cosas.
Él vivió mucho tiempo en el centro de Cuernavaca y al mudarse a Emiliano Zapata no cambió su credencial de elector. Cuando vinieron a buscarlo del INE, el señor me dijo: “Vea si puede localizarlo y que acepte por favor. Sería la cuarta persona a la que recurro, las otras tres no quisieron”.
A regañadientes mi familiar aceptó. “Será una experiencia que no olvidarás en tu vida”, le dije. Y sí, efectivamente, nunca lo olvidará en su vida.
Durante el domingo estuvimos al pendiente de que comiera, y en la noche se llevó una friega contando los votos junto a los escrutadores y representantes de coaliciones. A las 12 de la noche me escribió: “Ya terminamos de contar, pero no hay quien lleve los paquetes al Consejo Municipal”.
Al otro día me enteraría que tuvo que esperar él solo a las 4 de la mañana a que pasara una camioneta para llevarse la boletas. Hasta entonces le pagaron la fabulosa cantidad de 550 pesos.
Testimonios similares escuchamos en las entrevistas que hicieron reporteros en las instalaciones del Consejo Municipal Electoral a los CAEs (Capacitador Asistente Electoral Local). Mucha gente que se había comprometido a acudir como funcionario electoral no fue, y tuvieron que echar mano de los ciudadanos que tuvieran la disposición de participar, aunque no hubieran recibido la capacitación.
A eso se debe que haya habido tanto desorden: casillas que se abrieron muy tarde, paquetes locales entregados a instancias federales, actas de escrutinio que iban dentro de los paquetes, abandono de los paquetes por temor a ser víctima de la inseguridad, o incluso se los llevaron a sus casas y los regresaron hasta el otro día.
Pero de ahí a que haya habido una acción ilícita y premeditada para favorecer a un partido en particular, hay mucha diferencia.
Tenemos el caso de Yautepec, donde el martes hubo una manifestación con cientos de personas exigiendo el recuento de votos pues no creían que la presidencia municipal la hubiera ganado nuevamente don Agustín Alonso Mendoza.
Ayer, de acuerdo con información de Fernando Baltazar, con la apertura de los paquetes electorales donde se presumía había irregularidades, Agustín Alonso Mendoza suma votos y amplia su ventaja en la contienda por la presidencia municipal de Yautepec.
Para la noche del miércoles, donde continúa el recuento de sufragios en el Consejo Municipal Electoral, se abrieron 24 paquetes para contar boleta por boleta, así Agustín Alonso recupera 600 votos más, mientras que el candidato apodado El Candil, quien ocupa el segundo lugar, sólo sumó 100 nuevos votos.
Lo mismo puede ocurrir en otros municipios (o incluso en la capital del estado) donde el segundo lugar está exigiendo que se abran los paquetes para volver a contar los votos. En Tlaquiltenango, el candidato de la coalición Dignidad y Seguridad por Morelos, Vamos Todos, Enrique Alonso, instaló un plantón frente a las oficinas del Impepac en ese municipio, en demanda de que se le reconozca su triunfo frente a su más cercano competidor, que es el actual alcalde Carlos Franco, de Morena.
Hasta ayer, el PREP marcaba 709 para el morenista, y 522 para Alonso Plascencia, quien ya ocupó el cargo hace varios años y fracasó en sus dos últimos intentos por conseguir la diputación federal.
Muy cerca de ahí, en Tlaltizapán, Gabriel Moreno Bruno confía en que el recuento de votos le ayude a superar a su contrincante Nancy Gómez. El PREP marca 8 mil 838 de ella contra 7 mil 260 de él.
En Mazatepec está sucediendo algo muy grave. Si bien es cierto que en esta ocasión Jorge Toledo Bustamante no buscó la reelección ni ningún otro cargo, hoy nos enteramos que prácticamente “vendió la plaza” a una persona de dudosa reputación que se llama Gilberto Orihuela Bustos, que a su vez compró la candidatura del partido Nueva Alianza (sin ser profesor) y afortunadamente para él ganó la elección.
No tenemos mayores referencias de este señor, que no sea que proviene del otrora Distrito Federal donde fue director de Obras Públicas y que puso un asilo de ancianos en Mazatepec. Sin embargo, tal parece que aquí se actualiza el dicho que dice: “Quien paga para llegar, llega para robar”.
Tenemos una queja de 15 trabajadores del DIF Municipal, que el pasado lunes, es decir, al otro día de las elecciones, fueron llamados por el contador del Ayuntamiento quien les comunicó que están despedidos. ¿Su pecado? Haber apoyado al candidato Otoniel Sotelo, quien también es constructor.
Cuando nos lo contaron no lo podíamos creer, pues conocemos bien al abogado Jorge Toledo Bustamante desde que era funcionario de la Procuraduría de Justicia y lo teníamos en el mejor concepto. Sin embargo, sólo él sabe qué tratos tuvo con su sucesor.
HASTA EL LUNES.