En los tres niveles de la administración pública es horrible cuando existen dos gobiernos: el que todavía no se va, y el que aún no llega. Los grupos sociales no saben a quién invitar a sus celebraciones y la gente no atina a quién pedirle ayuda. Es la etapa posterior a las elecciones, cuando ya se conoce quién será la persona que encabezará una presidencia, una gubernatura o una alcaldía. Algunos la llaman la etapa del “despoder”.
Recordemos los días posteriores al primero de julio del 2018, cuando la casa que tenía Andrés Manuel López Obrador como cuartel de campaña, todos los días tenía filas de gente que venía a verlo para pedirle todo tipo de favores. Mientras que la residencia oficial de Los Pinos parecía una casa fantasma.
Cuando las personas que están por llegar y los que se van, proceden del mismo partido no hay tanto problema. El caso de AMLO y Claudia Sheinbaum es excepcional, pues ella es hechura de él, con las inconveniencias que esto conlleva. De hecho, hay quienes apuestan que no cumplirá su promesa de irse a su rancho de Palenque, o que desde allá transmitirá por redes sociales una especie de “Mañanera” en la que hará exactamente lo mismo que hoy, pero ya sin presupuesto oficial (y quizás tenga hasta más rating que ahora).
Pero ¿Hasta qué punto el gobernador electo debe encargarse de los asuntos que conciernen al gobernador en funciones? Cuentan que cuando ya se sabía que Lauro Ortega sería gobernador fue muy incómodo para Armando León Bejarano, porque éste último era nefasto. Cuando ya era mandatario estatal Antonio Riva Palacio López le seguía pesando la popularidad de Don Lauro. Y así sucesivamente.
El tema viene a colación porque el pasado lunes, Margarita González Saravia, gobernadora electa de Morelos, acudió como visitante especial a la nave industrial de la fábrica de bicicletas México y vehículos eléctricos (BIMEX), invitada por Bao Ronglin, presidente de la Cámara de Comercio Yangtze River y director general de Grupo Oriental.
En el recorrido, la gobernadora electa reconoció el trabajo de Bao y de los directivos de BIMEX, quienes, a un año de su inauguración, han logrado que la empresa dedicada a la fabricación e innovación de bicicletas eléctricas, den empleo a más de 800 morelenses y han generado más de 300 empleos indirectos, lo que ha permitido impulsar la economía de la región.
“Dentro del Plan Morelos, se tiene contemplado el desarrollo económico de la entidad, por ello se buscará atraer mayor inversión extranjera a Morelos, dando los incentivos necesarios para la generación de derrama y empleos que logren el bienestar de la comunidad morelense”, indicó el boletín emitido por su equipo de comunicación social.
El domingo, cuando ocurrió un sismo a las 11:15 de la mañana, la gobernadora electa emitió un mensaje en Equis (antes Twitter), indicando que “hace unos momentos se percibió un sismo en Morelos y en el centro del país. Les recuerdo seguir los protocolos de protección civil y mantener la calma”.
Casi al mismo tiempo, el gobierno del estado informaba lo mismo y replicaba un mensaje de Protección Civil de la entidad, indicando que “se activaron los protocolos de protección civil correspondientes sin que al momento se reporten afectaciones”.
La información entre uno y otro mensaje variaba ligeramente por cuanto a la magnitud, pero difería en el lugar exacto del epicentro: 40 km al sur de San Marcos —decía el Sismológico Nacional retomado por MGS—; 18 km al sureste de San Marcos, aseguraba Protección Civil de Morelos.
Esos son detalles intrascendentes, pero hay temas que requieren mucho análisis y tacto político.
Un tema de fondo tiene que ver con el Tribunal Superior de Justicia. Como lo hemos informado en este medio de comunicación, el pasado 17 de mayo de 2024, el segundo informe de labores del presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado de Morelos, Jorge Luis Gamboa Olea, fue leído con 18 sillas vacías, correspondientes a igual número de magistrados que en ese momento estaban en el restaurante El Rincón del Bife.
Eso sí, el lujoso evento contó con la presencia de prácticamente todo el gabinete del Poder Ejecutivo, encabezado por el secretario de Gobierno en funciones de gobernador, Samuel Sotelo Salgado, y por algunos diputados considerados afines al actual mandatario.
¿A qué se debe tanta animadversión de los magistrados a su presidente? La historia es la siguiente:
A principios de 2022, cuando el entonces presidente Rubén Jasso Díaz preparaba su reelección para un segundo periodo, se reunieron los dos magistrados que encabezaban los liderazgos para sucederlo en la presidencia: Jorge Gamboa Olea y Francisco Hurtado Delgado.
Ambos tenían algunos votos del Pleno, pero por separado no podían completar el número necesario para alcanzar su objetivo, así que necesitaban forzosamente una alianza. Entonces vino la propuesta: “Tú vienes llegando, yo ya vengo buscando la presidencia desde hace muchos años. Te ofrezco que me apoyes y en dos años yo te apoyo”, habría dicho Gamboa.
Así fue como obtuvo los 11 de 19 votos que requería para ganar la presidencia, en su tercer intento.
Al principio de su gestión contó con el apoyo de prácticamente todo el pleno, pero luego vino el rompimiento. En abril del siguiente año tuvieron la visita de algunos diputados, entre ellos el presidente de la Mesa Directiva, Francisco Sánchez Zavala, a quien “se le chispoteó” mencionar que había una iniciativa para aumentar el número de años en el cargo, de dos a cuatro, y que por esta única ocasión permanecería quien estuviera de presidente.
Iracundo, Francisco Hurtado entró a la oficina de Jorge Gamboa para reclamarle su incumplimiento al acuerdo pactado.
“¿Acuerdo? Yo no hice ningún acuerdo. A ti sólo te debo tu voto”, le contestó el presidente del Tribunal.
Eso marcó el rompimiento y la rivalidad entre ambos magistrados que ha quedado de manifiesto en varias de las sesiones de Pleno. Con la llegada de 12 nuevos magistrados, el Pleno se dividió en tres partes: los que están a favor de Gamboa, los que están en contra de Gamboa y los que están en medio, o sea, ni con uno ni con otro, o a veces con uno y a veces con otro.
Hace unos días, el presidente del TSJ externó la necesidad de hablar con la futura gobernadora (aunque le falten todavía más de tres meses para tomar posesión). Pidió cita y se la dieron casi inmediatamente.
Así fue como el pasado lunes estuvieron en la casa de campaña de Margarita González Saravia las magistradas Carmen Aquino, Anahí Bahena y Miriam Janet Uribe, así como los magistrados Rafael Brito, Javier Mújica y el propio Jorge Gamboa, quien se encargó de hacer la invitación, pero no a todos.
La reunión fue calificada por uno de los asistentes como “cordial, nada en especial”. No podía ser de otra manera. Una plática más formal forzosamente tendría que haber sido con todos los integrantes del Pleno y por lo menos con quien vaya a ser su consejero jurídico.
Por cierto, ayer se divulgó el enésimo “borregazo” sobre el supuesto gabinete del próximo sexenio. Urge que ya se dé a conocer el verdadero para evitar más especulaciones.
HASTA MAÑANA.