Un vergonzoso espectáculo nos tocó atestiguar ayer en la Plaza de Armas de Cuernavaca. Se trató de una “ceremonia de disculpa pública ofrecido por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS) S.N.C Caso de la Construcción del Libramiento de la Autopista México—Cuernavaca, conocido como Paso Expres y posterior socavón ocurrido el 12 de julio de 2017, en Cuernavaca, Morelos”, según se podía leer en la invitación y en la mampara que fue instalada para ese evento.
En el presídium, los que fueron presentado como director general del Centro SICT Morelos, Óscar Rigoberto Coello Rodríguez y el director de Operación Técnica y Seguimiento del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, Sergio Enrique Sánchez Rivera, así como el titular de la Unidad de Seguimiento de Recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, César Eduardo Medel García. Desconocidos para quienes cubrimos regularmente a los tres niveles de gobierno.
Ellos tres, con cara de que estaban ahí a fuerzas, y con ganas de que hubiera el menor número de gente posible. También estaba la consejera jurídica del Ayuntamiento de Cuernavaca, Nadia Luz Lara Chávez, también con cara de que tuvo que ir por órdenes del alcalde. El recién nombrado subsecretario de Gobierno, Helio Brito Cantú, que no sabía ni de qué se trataba el evento, y su director de Derechos Humanos, Luis Ortíz Salgado, igual.
La primera sorpresa para los presentes fue que se supone que la disculpa pública sería para los familiares de las dos personas (padre e hijo), que fallecieron cuando su vehículo cayó en un socavón que se formó en el libramiento de la autopista México—Acapulco, el 12 de julio de 2017. Sin embargo, no estaba presente ningún familiar de Juan Mena López y su hijo Juan Mena Romero.
Sólo estaban los familiares de Ricardo Popoca Hinojosa, quien falleció en otro lugar y en otra fecha, aunque sí por la misma negligencia y falta de prevención de las empresas contratadas para hacer el famoso Paso Exprés.
Luego de que el director leyera un texto que sonó hueco, sin nada de emotividad, una disculpa obligada, y que el funcionario de Banobras estuvo callado todo el tiempo, con ganas de salir corriendo (como efectivamente lo hizo al culminar su dizque ceremonia).
“En este acto de disculpa pública se espera contribuir a la reparación integral del daño moral ocasionado y reconocer la dignidad humana afectada por los hechos ocurridos. En representación del estado mexicano se manifiesta la más firme voluntad y compromiso para continuar implementado medidas que prevengan la repetición de eventos similares que afecten a los derechos humanos”, dijo lacónico el servidor público federal.
El disgusto y la incomodidad de los funcionarios federales aumentó cuando hicieron uso de la palabra el padre y la esposa de la víctima.
“Una disculpa, que no nos lleva a mitigar el dolor a la pérdida de un ser querido (aquí mi hijo Ricardo), quien por causas de omisiones, mala planeación, diseño y ejecución de la obra mal llamada del “paso exprés”, perdió la vida y una disculpa que no me devolverá la vida de mi hijo, ni mucho menos, los miles de pesos que nos puedan dar como medidas de compensación que procedan conforme a la ley” dijo para empezar.
Recordó que su hijo, el 12 de octubre del año 2016, al circular sobre la carretera México Cuernavaca kilómetro 92+800, a la altura del fraccionamiento Tabachines, ante las omisiones y mala planeación, diseño y ejecución de la obra, sufrió el accidente que le costó su vida, joven que tenía la edad de 29 años 4 meses, “dejando en la orfandad a sus dos hijos, quienes ahora viven sin contar con la presencia de un padre que los pueda guiar en el sendero de la vida, por la simple y sencilla razón de las acciones de un gobierno que no le importo garantizar el derecho a la vida en la construcción de una obra que resultó desastrosa, por los tantos y tantos accidentes ocurridos donde perdieron la vida muchas personas”, acotó.
Pero todavía faltaba lo peor: “sabemos perfectamente que nuestro país y estado, atraviesan por una crisis y una de ella es la falta de credibilidad en las instituciones por lo que la sociedad percibe un ambiente de impunidad sobre todo en materia penal”.
Y remató: “Aquí tenemos a todas las autoridades involucradas, qué decir de las empresas que fueron contratadas y que ahora tratan de eludir su responsabilidad apostándole al tiempo para buscar la prescripción de los asuntos, ya sea cual sea, administrativas y penales, no obstante que, en la recomendación que hoy nos ocupa, fueron debidamente encontradas responsables por los hechos que se les señalo y hasta el día de hoy no se ha dado cumplimiento a la reparación del daño”.
Por su lado, Raquel Vargas Orbe, esposa de Ricardo Popoca Hinojosa, entre sollozos lamentó que tuvieran que pasar ocho años para recibir esta disculpa pública que no les quita el dolor de haber perdido a su esposo, compañero de vida y padre de sus dos hijos.
Ya para esos momentos los funcionarios parecían arrepentidos de haber organizado esa ceremonia con la que querían quedar bien con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y quedaron peor que antes.
Pero la CNDH también se llevó lo suyo, cuando el representante César Medel habló maravillas de su jefa, cuando todos sabemos que durante seis años se dedicó a cuidarle la imagen al presidente AMLO.
Lo peor de todo fue el bochornoso espectáculo que protagonizó el delegado de la SCIT, Óscar Rigoberto Coello Rodríguez, al negarse a contestar las preguntas de los reporteros y escabullirse al estilo del actor Eduardo Yañez, ayudado por un sujeto que portaba una chamarra color guinda.
Así que los medios de comunicación nos quedamos con la duda sobre el estatus legal del asunto de Ricardo Popoca y las otras tres personas consideradas como víctimas del socavón. Queremos saber cuáles han sido las sanciones administrativas, civiles y penales a las que se hicieron acreedores los funcionarios públicos y las empresas que propiciaron estos lamentables decesos.
Pero como dijo el abogado Ricardo Popoca González: “Aquí se hizo justicia divina, al ser llamado a cuentas por el creador divino el secretario de Comunicaciones y Transportes pero aquí dejó pendientes qué pagar”.
Simplemente demoledor.
HASTA MAÑANA.