En las últimas dos elecciones presidenciales, empresas encuestadoras tuvieron que admitir que se equivocaron, pidieron disculpas públicas y se retiraron. Eso sí, con los bolsillos llenos después de haber cumplido con el encargo de quienes les pagaron. La pregunta que flota en el aire es ¿y ahora quién les va a creer a los encuestadores? ¿Seguirá siendo un buen negocio jugar con la preferencia de los electores?
Según la definición de José Antonio Crespo, las encuestas electorales tienen dos objetivos básicos, pero que son opuestos entre sí:
1- Conocer la opinión de uno o varios segmentos de la población sobre su visión de la política y su preferencia e intención de voto por los partidos y candidatos. Permite palpar el estado de cosas en ese tema en el momento de ser levantada la encuesta (es una fotografía, dicen con razón los encuestólogos, no una película).
2- El segundo objetivo es hacer propaganda a favor de un partido o candidato, inventando sin mucho pundonor los resultados para influir sobre el ánimo ciudadano, y haciendo aparecer al partido o candidato que paga la encuesta (o cuyos intereses coinciden con los de la encuestadora) como irremisiblemente ganador. Lo que se busca es que un triunfo holgado de ese partido o candidato se vea como inalterable, y eso desanime a los opositores e, idealmente, los desmotive incluso para asistir a las urnas.
El problema surge cuando diversas casas arrojan resultados muy distintos, que van desde darle una gran ventaja a uno de los candidatos, a darle el triunfo a su rival más cercano. ¿A cuál encuesta creerle si arrojan resultados tan dispares?
Recordemos que en 1994 se hablaba de un posible “choque de trenes” entre el PRI y el PRD (por ello surgió el Grupo San Ángel), pero el PRD quedó en un lejano tercer lugar. En 2000, tras la primaria del PRI, éste traía una ventaja de 20 puntos, pero Fox terminó ganando por 6 puntos de diferencia). En 2006, a fines de 2005 López Obrador traía también una ventaja cercana a los 20 puntos, pero sus varios errores, exceso y estridencia discursiva le hicieron perder gradualmente dicha ventaja, y al final las encuestas marcaban empate técnico. Cualquiera podía ganar, pero apretadamente.
En 2012 AMLO arrancó en tercer lugar y el PAN en segundo. Peña Nieto arrojaba también una ventaja (en promedio) de 20 puntos. Al final, López Obrador logró el segundo sitio y Peña ganó, pero sólo por 7 puntos. Finalmente, en 2018 el “gasolinazo” de fines de 2016 lanzó a AMLO a 5 puntos de ventaja (antes de eso estaba en empate técnico con el PAN) y así se mantuvo durante todo 2017. Pero logró triunfar con una ventaja de 30 puntos.
En la elección del 2024, a un mes de la elección las casas encuestadoras empezaron a jugar su juego, las encuestas de Alejandro Moreno, Roy Campos y algunas de menor prestigio, manejando un amplio margen de ventaja para la candidata de Morena. Algunas otras como Massive Caller aseguraban que habría una “elección cerrada”.
La empresa Massive Caller es contratista asidua del Partido Acción Nacional. En 5 años, el PAN le ha pagado, al menos, 15 millones 574 mil pesos del erario para realizar encuestas de carácter electoral.
Reportes de transparencia de ese partido político detallan que, en 2023, la encuestadora propiedad de José Carlos Campos Riojas –exregidor de Monterrey por el PAN– obtuvo al menos un contrato con ese instituto político a nivel nacional, por 2 millones 520 mil pesos, adjudicado por la Jefatura de Contratos, y con vigencia del 10 de enero al 31 de diciembre de ese año. (Enla página oficial del PAN se puede consultar de forma directa la información: http://transparencia.pan.org.mx/informes/2023/2023_1_LGT_Art_76_IV_.XLSX)
Claudia Sheinbaum Pardo, candidata presidencial de Morena-PT-PVEM, descalificó los resultados de la encuestadora Massive Caller, que dio ventaja por dos décimas a su opositora del PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, y aseguró que, en el 2018, representantes de esa empresa se acercaron a su equipo para pedirle dinero a cambio de “orientar” resultados; por ello, la llamó “Massive Lier” y “Las mentiras masivas”.
El domingo 2 de junio, luego de que cerraran las casillas, la empresa difundió sus tradicionales encuestas de salida en las que le daba el triunfo a candidat@s de la oposición: Xóchitl Gálvez Ruiz con 47.6 por ciento y Claudia Sheinbaum Pardo con 45.1. En Morelos, ‘Lucy’ Meza Guzmán con 47.4 por ciento, Margarita González Saravia con 45.1 por ciento, y Jéssica Ortega de la Cruz con 7.5 por ciento
Sin embargo, al cierre de los Programas de Resultados Electorales Preliminares (PREP) tanto federal como estatales, el triunfo fue prácticamente irreversible para los candidatos de Morena.
Al final, la casa encuestadora “se disculpó” por sus resultados inexactos un día después de las elecciones. Su director Carlos Campos lamentó la información difundida por su empresa, “medimos mal, algo pasó”, dijo en entrevista con la periodista Azucena Uresti. Sin embargo, aseguró que Massive Caller permanecerá y en adelante corregirá su rumbo tras la equivocación. Sin embargo, estas imprecisiones no son nuevas, pues en las elecciones de 2021 en Sonora, Baja California Sur y San Luis Potosí, también perfiló el triunfo de la oposición.
Es decir, que su objetivo no es medir la intención del voto del electorado, sino sacarle dinero a los partidos políticos. Lo más seguro es que los propios dirigentes estén consientes de que son datos falsos, pero les sirve para orientar la votación. Al menos eso creían ellos.
Veremos si en tres años o seis, alguien sigue confiando en Massive Caller.
Ahora bien, una cosa es la encuestadora que realiza este tipo de ejercicios “truqueados” (y que se justifican diciendo que “la gente no dice la verdad sobre su preferencia partidista”) y otra son los medios de comunicación que se encargan de divulgarlos.
En Morelos, ya van dos veces que un diario publica que en Cuernavaca ganará el Partido Morena por amplio margen contra el PAN y resulta que es lo contrario. Todo parece indicar que les importa más ganarse unos miles de pesos extras que la credibilidad de su medio de comunicación.
Y como dice el dicho: “En el pecado, llevarán la penitencia”.
HASTA EL LUNES.