Si algo caracteriza al partido gobernante (Movimiento de Regeneración Nacional) es su proclividad a cambiar de parecer según sus circunstancias. Sí, como dijera aquel personaje de Florinda Meza llamado La Chimoltrufia: “Yo como digo una cosa digo otra”.
Primero, cuando no estaban en el Poder, uno de sus slogans favoritos era el “No a la militarización”, y ahora que son gobierno le dan todo a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Marina y nos salen con que “los militares también son pueblo”.
Por eso, no nos extraña que, al interior del Partido, se digan 100% democráticos y luego salgan con que “lo que importa no es el cargo, sino el encargo”, frase célebre con la que Mario Delgado hizo dirigente de Morena en Morelos al medio hermano del entonces gobernador, Cuauhtémoc Blanco.
Más por interés económico que por liderazgo, Ulises Bravo logró aglutinar un buen número de personas en torno suyo e intentó adueñarse de las principales candidaturas a cargos de elección popular. Su carta principal se llama Ana Cecilia Rodríguez, una licenciada en Derecho egresada del ITAM a la que hizo secretaria de Desarrollo Económico y del Trabajo. Sigue siendo una incógnita el porqué de repente cambió de parecer y la cambió por Sandra Anaya, quien logró colarse a una diputación federal.
Algunos analistas han pretendido poner en el mismo grupo a Ulises Bravo y a Víctor Mercado. Nada más falso. Personas cercanas al gobierno de Cuauhtémoc Blanco nos confirmaron que hubo un momento en que “El Wero” y Ulises rivalizaron en el manejo político. Nosotros creemos que Cuauhtémoc no utilizó a Mercado, sino al revés.
Los morenistas quisieron designar a su dirigente democráticamente y no lo lograron. Luego de dos rondas de votaciones, Ulises Bravo ganó por un voto, pero fue impugnado y el Tribunal Electoral falló en contra. Mario Delgado lo resolvió salomónicamente, nombrando al hermano del gobernador “delegado en funciones de presidente”.
La visita de la nueva presidenta de Morena a nivel nacional, Luisa María Alcalde, desató los ánimos entre los militantes de ese partido y marcó el inicio de la disputa por la dirigencia estatal. La primera reacción fue el abucheo generalizado a Ulises Bravo cuando intentó pronunciar un discurso en la Alameda Solidaridad, el domingo antepasado.
Lejos de actuar con humildad, Bravo Molina culpó a Margarita González Saravia de haber enviado a sus funcionarios a que le chiflaran, y descargó su rencor contra Alan Dupré, el secretario de Desarrollo Sustentable, que fue al único que logró identificar.
Al otro día, en su cuenta de Facebook presumió de haber tenido una “reunión privada con la dirigencia nacional de nuestro movimiento” (obviamente ilustrada con “selfies” con Luisa María y Andrés Manuel Jr.), y aseguró que “la renovación del comité ejecutivo estatal se llevará a cabo sólo para las secretarías que están vacantes” y “sólo podrán postularse para ocupar dichos cargos aquellos miembros del propio Consejo”.
El pasado lunes su actitud era menos retadora: “…cuando llegue el momento de dejar el cargo lo haré orgulloso de haber aportado mi granito de arena para la consolidación de nuestro partido y con la firme convicción de seguir haciéndolo desde dónde pueda”, escribió.
Y es que el domingo, en un jardín de fiestas de JIUTEPEC (no pierdan de vista ese detalle), decenas de personas se pronunciaron por el ex diputado local y ex alcalde de Cuautla, Raúl Tadeo Nava, quien definió así la situación de Ulises Bravo:
“Se cierran ciclos. El ciclo a nivel nacional se cerró con Mario Delgado; ahora hay una nueva ejecutiva, Claudia Sheinbaum, y creo que debe suceder lo mismo en los estados, por salud política. Creo que ya terminó un ciclo. Hay que reconocer lo que él hizo, pero los ciclos se terminan, y el ciclo de los Bravo creo que ya concluyó”.
El actual coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Congreso Local, Rafael Reyes, secundó a Tadeo con una declaración contundente:
“Considero que si algo debe de prevalecer es la unidad. El consejo deberá tomar una determinación de acuerdo con lo que platicamos con la dirigente nacional y el secretario de organización. Hoy más que nunca estamos obligados a construir el partido que queremos hacia adelante, el partido más fuerte de México, sin duda”. Obvio que no puede haber unidad con un dirigente abucheado en un acto multitudinario.
En forma paralela, el recién designado director del Instituto de Investigaciones Legislativas del Congreso Local, Carmelo Enríquez, “se destapó” como aspirante a la dirigencia de Morena.
José del Carmen (Carmelo) Enríquez Rosado nació en julio de 1947. Estudió la licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México y a los 22 años inició su carrera política como sindicalista y promotor del Frente Popular Independiente entre 1969 y 1981.
Del 81 al 86 fue el dirigente del Movimiento Revolucionario del Pueblo, y en 1982 formó parte del Comité de Campaña de Rosario Ibarra de Piedra, candidata a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. En 1987 fue fundador del Partido Mexicano Socialista, y luego del Partido de la Revolución Democrática en el que ocupó cargos de dirigencia, (subsecretario general, consejero nacional y presidió el partido en Morelos).
¿Por qué el destape casi en forma paralela de dos personajes ligados al actual gobierno estatal?
En el evento del domingo en Jiutepec, Raúl Tadeo fue cuestionado sobre si esto podría provocar divisiones con Carmelo Enríquez, a lo que contestó:
“Carmelo y yo somos un mismo proyecto; mi vida pública y política está muy ligada a él. Cuando fui diputado, él fue mi asesor, y no solo eso, tenemos una amistad de muchos años. Representamos el mismo proyecto, y el Consejo tendrá que decidir por una persona. Creo que eso no sería un motivo de ruptura entre él y yo, ya que estamos en un diálogo permanente”.
La jugada está más que clara.
Un dato que no hemos mencionado es que Carmelo Enríquez es esposo de Margarita González Saravia, a quien el pasado lunes le preguntaron sobre esa situación.
“En el caso del partido yo no me meto. Son los militantes quienes deben aperturar el debate. Yo no me gustaría que un familiar fuera presidente del partido; sin embargo, ya son decisiones que el partido tendrá que tomar”, contestó la gobernadora.
La fecha que marca la convocatoria de Morena (que puede ser consultada en el link Convocatoria_29-de-octubre.-FINAL.pdf) es 16 de noviembre del 2024 en el Hotel Gamma de Avenida Domingo Diez (antes Suites Paraíso), y ahí vienen todas las cláusulas que deberán cumplirse para la renovación del Comité Directivo Estatal.
Sin embargo, no se confíe usted mucho, porque estos morenistas en cualquier momento cambian las reglas, guardan las urnas y salen con sus votaciones a mano alzada y tómbolas.
HASTA MAÑANA.