La Academia Mexicana de la Lengua define a la zona conurbada como “el conjunto de varios núcleos urbanos inicialmente independientes y contiguos por sus márgenes, que al crecer acaban uniéndose en unidad funcional”. Así ocurre con los municipios que rodean a la capital del estado: Temixco, Emiliano Zapata y Jiutepec, cuyos límites se han perdido y hoy tenemos calles que una acera pertenece a Cuernavaca y la otra a Jiutepec.
Lo único malo es que, en el caso de la zona conurbada a Cuernavaca, acabaron uniéndose en una unidad “afuncional”, pues sus autoridades nunca han podido ponerse de acuerdo para resolver problemas comunes, sobre todo en materia de seguridad.
Mucho tiene que ver en eso que los alcaldes que han gobernado esas localidades no son del mismo partido, o si lo son, éstos no tienen los mismos intereses. Y los últimos 12 años, tampoco tuvieron buena relación con el ejecutivo estatal.
Por ejemplo, en el 2018 en el gobierno estatal gobernaba Cuauhtémoc Blanco, el exfutbolista que fue el candidato del Partido Encuentro Social (PES) pero que ganó por la alianza con Morena y terminó militando en este último. En Cuernavaca ganó de forma circunstancial Antonio Villalobos Adán, quien entró por Morena pero terminó en el Partido del Trabajo y se llevó tan mal con la administración estatal que acabó en la cárcel.
Ese mismo trienio Temixco estuvo gobernado por Jazmín Solano, integrante de una corriente de Morena; cuando intentó reelegirse por ese mismo partido no tuvo el apoyo de la dirigencia y se postuló por el PT, quedando a unos cuantos votos del triunfo. Durante los últimos tres años, Temixco estuvo gobernado por dos grupos: el del síndico Andrés Duque y el del secretario municipal Carlos Caltenco. Ellos mismos lo reconocían.
En medio quedó doña Juanita Ocampo, cuyo único mérito es ser madre de Gisela Mota, aquella alcaldesa que fue asesinada en el primer día de su administración en el 2016. No obstante, intentó reelegirse, pero la gente ya estaba cansada de la pugna entre Duque y Caltenco por lo que se fue por otra opción: Israel Piña.
Piña Labra es un comerciante que se dedica a la venta de paletas. Su experiencia en política se reduce a la Ayudantía Municipal de Pueblo Viejo, por lo que seguramente necesitará de asesores. Dicen que quien anda conformando el gabinete es el priísta -dos veces alcalde de Temixco-, Nereo Bandera Zavaleta, y que una de las que ya tienen amarrada una dirección es Silvia Irra Marín, la exlideresa de las enfermeras del IMSS.
Al joven Piña Labra le puede suceder lo que al médico Miguel Ángel Colín, al que se le “hizo bolas el engrudo” por andarse metiendo en la política sin experiencia y al final andaba escondiéndose tanto de los grupos de la delincuencia organizada como de la Fiscalía Anticorrupción. Ahorita ya vive tranquilo.
Tocante a Jiutepec, la situación se ve complicada para Eder Rodríguez Casillas por dos aspectos: el cochinero que le deja David Ortiz, y el Cabildo que le va a acompañar por los próximos 3 años.
Contrario a su homólogo de Temixco, Eder tiene demasiada experiencia tanto en la política como en la administración de recursos financieros. Pero también muchos compromisos contraídos. La coalición que lo llevó al poder -en su segundo intento- estuvo conformada por el PAN, PRI, PRD y Redes Sociales, y ahora todos esos institutos políticos le están exigiendo posiciones.
Y tendrá en su Cabildo a un “viejo lobo” de la política: Primo Bello. También, al hijo del expresidente municipal, Miguel Ángel Rabadán (QPD), del mismo nombre; y a Patricia Martínez, quien ya fue regidora en una ocasión por el PRD y en esta ocasión entró al Cabildo bajo las siglas de Movimiento Ciudadano. La exdirectora del Sistema de Agua Potable, Dulce Romero, y el exdirector de Educación Municipal, León Felipe Figueroa, tendrán la difícil misión de cubrirle las espaldas a David Ortiz.
Juan Carlos Aguiñaga llega con la camiseta del PRI pero abajo trae la del PAN. Es más panista que su compañero Josué Hernández Monter, que le debe el cargo a su madrastra, Dalila Morales y a quien sólo vieron en la campaña de Eder el día de la celebración.
El exsecretario particular de Graco Ramírez tendrá como su brazo derecho (pidió licencia como regidor y se espera que tome protesta como secretario del Ayuntamiento), Arturo Flores Solorio, pariente de Rabindranath Salazar, y quien ya tiene mucho camino recorrido en varios partidos. Paloma Beltrán Toto lleva la fama en el apellido, pero ella no tiene la culpa de tener un hermano con antecedentes penales.
Finalmente tenemos al municipio de Emiliano Zapata, que durante tres años sufrió la gestión del panista Sergio Alba Esquivel (sobrino de dos ex alcaldes panistas) y que en cuanto pudo se libró de él negándole la reelección. En su lugar eligió a Santos Tavarez, un joven comerciante que ya llevaba años intentando llegar a la alcaldía por diferentes partidos sin lograrlo.
En esta ocasión, logró que el Partido Verde lo “siglara” y que la Coalición Juntos Seguiremos Haciendo Historia lo apoyara. Lo único que podría impedir su toma de protesta es el “Operativo Enjambre” de la Secretaría de Seguridad Protección Ciudadana a nivel federal.
Y es que, tanto Sergio como Santos, están siendo investigados por Omar García Harfuch por presuntos nexos con grupos de la delincuencia organizada.
HASTA MAÑANA.