El Poder Judicial del estado de Morelos está siendo escenario de una disputa por el control de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia en la que ambos grupos están poniendo en práctica todos los recursos a su alcance. Es como un enorme tablero de ajedrez en el que los dos equipos mueven sus piezas en busca del ansiado “jaque mate”, un divertido juego en el que desgraciadamente los más afectados son los llamados “justiciables” aunque los protagonistas lo nieguen y, por el contrario, aseguren que lo hacen por el bien de la sociedad morelense.
Después de un minucioso análisis, estamos en condiciones de exponerle los nombres de los participantes en este juego de ajedrez, en el que ya tenemos a los “capitanes” de los dos equipos.
Los que están con Juan Gabriel Vargas Téllez: Las hermanas María Luisa y Marta Sánchez Osorio, Francisco Hurtado Delgado, Anuar González Cianci, Cecilia González, Manuel Díaz Carvajal, Bertha Rendón Montealegre, Juan Emilio Elizalde Figueroa, Nancy Giovanna Montero y Rolfi González. Son once en total.
Los que están con Jorge Gamboa Olea: Elda Flores León, Jaime Castera, Rafael Brito, Carmen Aquino, Alejandra Hernández, Anahí Bahena, Javier Mújica, Arturo Loza y Horacio López Castro. Son diez en total.
La magistrada Miriam Janet Uribe Peralta se reportó enferma, por lo que no acudió a la sesión del miércoles 19 en el que una parte de los magistrados eligió a Juan Gabriel como su presidente, pero tampoco estuvo en la conferencia de prensa en la que Jorge Gamboa se proclamó como único titular del Tribunal Superior de Justicia.
Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que Miriam Janet está del lado de Gamboa, por lo que podemos concluir que hay un empate entre los 22 miembros del Pleno, máxima autoridad en el Poder Judicial.
Después de un análisis cronológico de los últimos acontecimientos, arribamos a la conclusión de que ambos “capitanes” estuvieron estudiando sus jugadas por mucho tiempo, tratando de adivinar los movimientos que harían sus adversarios, y no cometer los mismos errores en los que cayeron en sus intentos anteriores.
Si Jorge Gamboa Olea practicó el futbol americano en su juventud, Juan Gabriel Vargas es recordado como un excelente jugador de soccer en su natal Cuautla, por lo que “hay tiro”, dirían los cronistas deportivos.
Ambos analizaron sus estrategias tratando de no repetir los mismos errores. Recordemos que, en aquella primera sesión del 8 de agosto de 2023, Gamboa impidió su destitución ordenando al oficial mayor y a la secretaria general de acuerdos que se salieran, por lo que en esta ocasión, ante la intempestiva salida de la secretaria general Juana Morales (fingiendo un ataque de tos), ya tenían lista a una sustituta que cumplía con los requisitos que establece la Ley Orgánica.
Gamboa había venido posponiendo la sesión de Pleno (en una ocasión presentó una receta médica del IMSS para justificar su ausencia por Salmonelosis, y mandó fumigar las oficinas de Presidencia), por lo que los magistrados disidentes le hicieron creer que sólo iban a pedir el cambio de representantes en la Junta de Administración, Vigilancia y Disciplina. No sería la primera vez que entregaría “la cabeza” de un colaborador en aras de la gobernabilidad del TSJ.
Fue por ello que convocó a Pleno para las 8 de la mañana del miércoles 19 de marzo, acudiendo el presidente acompañado de sus incondicionales Elda Flores León, Alejandra Hernández, Anahí Bahena y Jaime Castera, a fin de completar el Quorum con 15 asistencias (Elda Flores se salió, pero llegó Bertha Rendón). Sin embargo, cuando comenzó a escuchar los reclamos del grupo disidente, vio el peligro de la destitución y le pidió a Alejandra y Anahí que se salieran discretamente. De esta manera, cuando la secretaria general volvió a verificar el quorum ya solamente quedaban 13 integrantes del Pleno.
Cabe mencionar que la página oficial del TSJ en Facebook transmitió los primeros 20 minutos de la sesión y después el lapso en el que Gamboa Olea hizo uso de la palabra por última vez.
Después de acusar a sus detractores de tener aviesas intenciones, y de espetar que “la reforma judicial cada día encuentra más sustento y más justificación de que nos vayamos todos por no servir al estado de Morelos y a la justicia”, abandonó el salón de plenos.
Jaime Castera se quedó para tratar de impedir que se diera la inminente destitución del presidente, pero los 11 restantes ya tenían todo diseñado para nombrar a Manuel Díaz Carvajal como suplente y continuar con la sesión. La ausencia de la secretaria Juana Morales no fue impedimento para proceder a la votación, pues de entre los asistentes al auditorio casualmente estaba una secretaria de acuerdos que cumplía con los requisitos para relevarla.
De pronto sonó la alarma sísmica y los empleados del Palacio de Justicia comenzaron a salir a la explanada como lo marca el protocolo. Después se diría que hubo una “amenaza de bomba”, por lo que personal de protección civil pidió a los magistrados que suspendieran lo que estaban haciendo y abandonaran el recinto. Los 11 magistrados hicieron caso omiso y continuaron. “Por protocolo” les quitaron la energía eléctrica, pero rápidamente su personal trajo unas velas de la oficina de la magistrada Cecilia López.
Así, cuando Juan Gabriel Vargas leyó el discurso sacramental de la toma de protesta, tuvo que ser auxiliado por una secretaria que sostuviera la lámpara de un teléfono celular.
Ya para ese momento Jorge Gamboa Olea había recurrido a una medida extrema: pedir la intervención del fiscal anticorrupción, Juan Salazar Núñez, argumentando que se estaba cometiendo el delito de “Coalición de Servidores Públicos” establecido en el artículo 273 del Código Penal del estado de Morelos.
Según dicha disposición, pueden ser sancionados con hasta 7 años de prisión, “los que teniendo tal carácter (servidores públicos) se coaliguen para tomar medidas contrarias a una ley, reglamento u otras disposiciones de carácter general, impedir su ejecución o para hacer dimisión de sus puestos con el fin de impedir o suspender la administración pública en cualquiera de sus ramas”.
Pero cuando el diligente vicefiscal Edgar Núñez Urquiza llegó corriendo acompañado de elementos ministeriales armados (R15), ya se había consumado la toma de protesta de Juan Gabriel Vargas. Aún así, el polémico funcionario se dedicó a amedrentar a los empleados que no aceptaron abandonar las instalaciones (la oficial mayor Nidiyare Ocampo Luque transmitió en vivo el cateo que realizaron en sus oficinas, en el que se puede escuchar a Urquiza decir: “Ya llévenselo detenido por obstrucción”).
Por la tarde, de ese miércoles, Gamboa Olea ofreció una conferencia de prensa en la que apareció flanqueado por nueve magistradas y magistrados, declarando que seguía siendo el presidente del TSJ.
Al otro día, la estrategia de Jorge Gamboa Olea fue ignorar totalmente el acontecimiento ocurrido después de que él abandono el salón de plenos. Por la mañana acudió a la Mesa de Seguridad y Construcción de la Paz en la que es miembro permanente, y después entregó premios a niños y padres de familia en el kínder del Palacio de Justicia “en un ambiente de alegría y entusiasmo”, según informó su oficina de Comunicación Social.
El resto del día lo dedicó a un “tour de medios” en el que manejó la narrativa de que la esposa, la cuñada y los ex coordinadores de asesores de Uriel Carmona, pretenden apoderarse del Tribunal para tenderle un “manto protector” al ex fiscal general del estado, recientemente destituido por el Congreso Local.
HASTA EL LUNES.