La Procuraduría de Justicia dio cuenta en un primer comunicado que 16 internos del centro penitenciario quedaron bajo proceso penal por el homicidio mencionado, pero cuando se checó el número de internos resultó que sólo eran 15. Por eso la pregunta de ayer ¿Dónde quedó el preso número 16?
Conversamos ayer con el coordinador de Reinserción Social dependiente de la Secretaría de Gobierno, quien nos aclaró la situación.
El preso número 16 salió libre en el lapso de tiempo entre que se encontró muerto a Hilario y la hora en que los internos fueron solicitados por el agente del Ministerio Público. “El Juez ordenó su liberación y nosotros no podíamos retenerlo porque estaríamos incurriendo en abuso de autoridad”.
Aclarado el punto, pasamos al tema de hoy.
Los reporteros escuchamos diariamente discursos políticos, así que prácticamente ya no nos impresiona ninguno. La mayoría son sólo para quedar bien con “los de arriba”, y algunos funcionarios son malísimos para hablar en público, por eso ni atención le ponemos a lo que dicen.
Pero hay excepciones.
En las últimas semanas he escuchado dos discursos que me llamaron la atención porque no son las típicas piezas oratorias que los funcionarios ponen a sus subordinados a escribir o incluso bajan de internet.
Uno de ellos fue el que pronunció el Rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez, el pasado 10 de enero en la inauguración del Foro sobre derecho de las víctimas en el Centro Cultural Universitario.
Ante personajes importantes como el Juez Baltasar Garzón y el activista Javier Sicilia además del secretario de Gobierno, Vera Jiménez dijo que los sujetos que reciben o han recibido un daño, las víctimas, son sujetos de derechos en materia de verdad, de justicia, de reparación y esto es quizá el primer debate que se tiene que dar desde la sociedad civil con las instituciones gubernamentales en particular con las responsables de la procuración de justicia.
Criticó a quienes se refieren a las víctimas como “daños colaterales”, o bien se les criminaliza con la famosa e indignante consigna “quien sabe en qué malos pasos andaban”.
Puso como ejemplo la criminalización que hiciera el Presidente Felipe Calderón de los jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez Chihuahua , el 31 de enero del 2010, al etiquetarlos, desde su prepotente soberbia , como “pandilleros”.
Sin ser profesionista del Derecho, asentó que los derechos en materia de verdad, de justicia y de reparación de las victimas deben de ser tutelados por el Estado y corresponden a los gobiernos el garantizarlos.
“Pero es precisamente ante la interesada omisión de los gobiernos en tutelar esos derechos, ante la evidente corrupción imperante en las instituciones responsables de procurar justicia, ante la infiltración y alianzas del crimen organizado y desorganizado con las instituciones gubernamentales que debemos apostarle a reconstruirlo todo desde la fuerza y el espíritu de la sociedad civil de Morelos, desde la fuerza y el espíritu de las comunidades y pueblos de Morelos, desde la fuerza y el espíritu de las y los ciudadanos de Morelos”, dijo, ante un ruborizado Jorge Messeguer Guillén .
Y luego dirigió su discurso hacia la autonomía universitaria, que es su tema favorito.
“En este hablar de que México tiene “una gran reserva moral y una profunda capacidad democrática, en el sentido del poder de la gente”, es que su Universidad Pública, y la Autónoma de Morelos lo es, tiene que dar un paso al frente, como los muchos que ha dado a lo largo de su historia, y al lado de las comunidades y pueblos de Morelos, hombro con hombro con los morelenses, reconquistar el espacio público como el espacio de la fraternidad, la igualdad y la libertad”.
Y remató:
“La autonomía universitaria es un baluarte que la sociedad ha puesto en manos de los universitarios, precisamente para que estos puedan responder a sus necesidades y anhelos, a sus carencias y aspiraciones y es por ello, que para algunos actores políticos y sociales la autonomía universitaria la ven como una amenaza, que quisieran ver a la universidad de rodillas”.
Sin dar nombres, enfocó el reclamo hacia “los enemigos de la autonomía universitaria, los que se sienten amenazados por esta, siempre están revisando con lupa, donde y como pueden recortarle el presupuesto a la universidad, piensan que así la sujetaran a sus intereses, no entienden que el único interés de la universidad pública es el de las sociedades que las crearon, a las que se deben y quienes en su momento la han defendido”.
Luego vino la “bofetada con guante blanco” hacia el único representante del Gobierno en ese momento:
“Y aquí, quiero hacerte, Jorge (Messeguer), un reconocimiento por tu sensibilidad para restituir el recurso que lamentablemente el Congreso escatimó al no otorgar a nuestra universidad el porcentaje del 2.5% que nos corresponde, que le corresponde a los jóvenes de este estado que quieren estudiar, como nosotros, una carrera universitaria.
“Espero, tal como lo acordamos, que hagas saber al Congreso, por escrito, que el gobierno y la sociedad, no estamos dispuestos a negociar los derechos consagrados en la Constitución, y que nos duele que se violente el Estado de Derecho en perjuicio de miles de morelenses. También, le pedimos por tu conducto y de manera respetuosa al gobierno de nuestro estado, que nunca más un funcionario de su gabinete, violente los derechos de los universitarios y se atreva a distribuir de manera arbitraria nuestro presupuesto, legalmente asignado.
Un día antes, durante la firma de un convenio de la UAEM con la Fundación Baltasar Garzón, ya había encendido la mecha al decir que las causas sociales de quienes hoy sufren la peor violencia, la de la indiferencia a su sufrimiento, la de la no tutela de sus derechos fundamentales, la de la injusticia, del no acceso a la verdad, de la impunidad, son también causa de la UAEM y deben estar presentes de manera cotidiana y en forma permanente en la realización de sus funciones sustantivas.
“Desactivar la espiral de violencia en la que están inmersas regiones del mundo, en la que está inmerso nuestro país, nuestra región y nuestro estado, exige imaginación y audacia, compromiso e inteligencia, pero sobretodo consistencia en la erradicación de la impunidad y en la inversión en educación”.
Y es que ese tipo de discursos no van con aquellas peroratas que hablan de que en Morelos hay bonanza y seguridad. Al psicólogo le consta por experiencia propia que no hay ni lo uno ni lo otro.
El otro discurso que mereció incluso la felicitación pública del secretario de Gobierno, Jorge Messeguer, fue el que pronunció el magistrado del Tribunal Estatal Electoral, Hertino Avilés Arenas, el pasado 15 de enero luego de tomar protesta como presidente de este órgano colegiado.
Y es que el maestro Hertino dejó en claro que “no hay democracia sin calidad de vida, ni auténticamente vida, sin la garantía democrática”.
Apuntó que en ese régimen la prevalencia de los derechos humanos es un elemento indispensable, porque no puede existir un pueblo en democracia en donde no existan colmados sus reclamos básicos como son la alimentación, la salud, la educación e incluso una mínima seguridad pública.
Recordó que la incultura y la ignorancia son el campo fértil para constituir gobiernos despóticos y dictatoriales.
Y enseguida lanzó la advertencia:
“Hierran aquellos, que sin mayores argumentos pretenden desconocer a través de una reforma constitucional, que lo electoral solo sea sinónimo de jornadas electorales y no de una actividad social permanente.
“Aquellos que pretenden centralizar en una ley electoral nacional única toda la actividad institucional, desconociendo que en México precisamente lo que nos unen son las diferencias, con el México que vive en los usos y costumbres que acompañan a Oaxaca, con la pujanza que guarda un estado como Nuevo León o las características propias que en cada entidad le han dado en la materia con otras como la constitucional, la administrativa o inclusive la civil o penal”.
Y fue todavía más allá:
“Que quede claro, no estamos discutiendo exclusivamente la temporalidad de nuestro nombramiento, sino en el fondo estamos discutiendo la simulación que tiende al centralismo político, y en donde se propone que la federación nombre consejeros electorales y magistrados electorales e incluso formule, sin reconocer características particulares, ley de partidos, procesos y delitos electorales”.
Fue muy emotivo el momento en el que el presidente del Tribunal Estatal Electoral de Morelos recordó que en ese edificio que hoy es Museo, alguna vez trabajaron sus padres, la señora Cutberta Albavera como secretaria del Ayuntamiento, y don Hertino Avilés como secretario de la comuna.
“Desde este edificio que nos trae añoranzas, los convoco a que seamos constructores a favor de la fe, la razón, que quiere decir, confianza en la discusión, en los buenos argumentos, en la inteligencia, que dirime cuestiones oscuras en contra de la pasión que las hace más turbias y en contra de la violencia que elimina desde luego la posibilidad del diálogo.
“Construyamos juntos un sistema democrático que permita a los ciudadanos la vigencia de sus derechos fundamentales en beneficio de nuestra conciencia pero sobre todo en beneficio de las generaciones futuras”, instó a los presentes.
“Estamos listos para participar en la adecuación legislativa electoral de nuestra entidad, en donde los temas como candidaturas apartidistas, cobren vida normativa y sean premisa de impulso a la calidad democrática del Estado.
“Listos para participar en la articulación de temas que la Federación ha olvidado, como la revocación del mandato e incluso la iniciativa popular”, acotó.
“¿Quién le habrá hecho el discurso que por cierto se aprendió de memoria?” se escuchó cuchichear entre el público.
Seguramente el comentario provenía de alguno de los invitados originarios de otras entidades del país, pues quienes conocen a Hertino saben bien que desde que era niño solía ganar cuanto concurso de oratoria había, y que en la Facultad de Derecho de la UAEM se distinguía precisamente por improvisar en cuestión de minutos verdaderas piezas discursivas.
HASTA MAÑANA