Para quien se lo perdió, básicamente mencionamos en textos anteriores que todo filme es comercial en el momento en que para su realización existe una inversión económica que se utilizará para financiar el proyecto, desde talento involucrado, hasta renta de locaciones, equipo, etc. Además del derrame económica que se genera al estar en determinado lugar y consumir alimentos, bebidas, hospedaje y lo que se necesite. No olvidemos que para ver la película terminada el público generalmente tendrá que pagar una entrada o comprar un DVD o Blu-ray.
M son los artistas que no están de acuerdo con la manera tan reductivista de categorizar el cine, y como hemos mencionado, quedarse con las definiciones coloquiales que circulan por allí (cine de arte vs cine comercial), es conformarse con poco, es quedarse en el lugar común, y al buen cinéfilo no le gusta quedarse quieto y siempre procura aprender cada vez más sobre el séptimo arte, el cual es una fuente inagotable de sorpresas. Pero lo que sí hay que aclarar cuando hablamos de cine comercial es que se refiere principalmente a filmes que son producidos con dinero privado, es decir, empresas dedicadas a la producción cinematográfica y que esperan obtener ganancias luego de invertir en una o más películas. Tales como la Warner Bros, la Paramount Pictures, Universal Productions, etc. Empresas antiguas que conforman en sistema de estudios en los Estados Unidos. Todo lo que se produzca fuera de este esquema, es considerado independiente. Pero no todos los países tienen una industria constituida de esa manera, en naciones como la nuestra la realidad es completamente distinta y es por ello que las categorías se vuelven de insuficientes.
En una sociedad capitalista el comercio es piedra angular, pero es curioso que cuando hablamos de arte, pareciera que está prohibido lucrar -en el buen sentido de la palabra- con él. Y este es un tema inmenso, con buenos argumentos de un lado y otro, pero sí conviene mencionar que no es justo pensar que un artista no merece generar ganancias económicas de su trabajo. Pero también podemos decir que el dinero y el arte no se llevan bien, aunque a veces se necesiten el uno con el otro. Muchos hacen sus películas persiguiendo fama, dinero y poder; hay otros que lo que buscan es expresarse sinceramente y conmover al público o interesarlo generando historias interesantes contadas de manera creativa. A los primeros los podemos incluir en el bando del llamado cine de comercial y a lo segundos en el bando contrario de llamado cine de arte.
Este tema esto da para mucho, y hay muchos puntos de vista encontrados, pero es importante recalcar que lo que importa aquí no es si hay un cine de arte o un cine comercial, lo que importa es que hay un arte de hacer cine, y que de esta maravillosa expresión humana, nos vemos beneficiados todos, pues es gracias a las historias que nos complementamos como individuos, que nos preparamos para la realidad. El cine, indistintamente de si es comercial o no, nos obsequia la posibilidad de olvidarnos de nosotros mismos por un instante y crecer mientas nos divertimos o lloramos acurrucados en la oscuridad de una sala de cine. No hay por qué poner a pelear a ningún tipo de cine, las películas no son caballos que hay que poner a correr en una pista, como dijera Aki Kaurismäki, un cineasta finlandés autor de películas hermosas y humanistas. Lo que importa es romper moldes, abandonar preconcepciones absurdas, anquilosadas, llenas de clichés, y comenzar a ver películas de todo tipo y ser receptivos a lo que éstas pueden otorgarnos.