En el texto anterior mencionamos que un cinéfilo es aquella persona que disfruta mucho ver películas. Todos lo somos a nuestra manera y lo que nos distingue unos de otros son ciertos hábitos. Si bien es importante cultivar el amor por el séptimo arte de manera constante, a veces nuestras obligaciones no nos lo permiten y nuestro culto se vuelve esporádico. No todos tienen el privilegio de poder ver una película diaria o cada tercer día. Este texto estará dedicado a la figura del cinéfilo, a algunos rasgos que lo caracterizan.
El cinéfilo normalmente es alguien que tiene interés por los nombres de los actores que conforman el reparto, de los realizadores, de otros artistas involucrados, etc. Esto permite hacer ciertas conexiones de un proyecto a otro y generar interés a través de los nombres de los involucrados. Ya sea porque admires a determinada actriz o director, tu interés se verá guiado por estos nombres y buscarás más de ellos. Es común que el cinéfilo preste atención a los premios a los que la película está nominada o los que ha recibido. Sin duda, muchos certámenes son un referente de calidad, como por ejemplo el Festival de Cannes (Francia), o los Óscares. No obstante, las películas ganadoras no siempre son las “mejores” (lo que sea que esto signifique). Lamentablemente no todos los filmes pueden ganar y auténticos portentos se quedan sin galardón. Pero los premios permiten que las películas se catapulten hacia otros países y llegue a una cantidad imaginada de espectadores.
Ahora bien, hablemos del cine más allá de la pantalla. Un cinéfilo es alguien que se interesa por que su experiencia con una película o serie se vea enriquecida con la indagación de información: desde anécdotas de producción, hasta referencias a otras películas u obras literarias, pasando por supuesto por el contexto social, entre otros datos de importancia. Pongamos ejemplos: hay películas, en las que se muestran cuadros de pintores famosos, aunque sea por un segundo. Estos lienzos no aparecen en pantalla de manera fortuita. Muchas veces están allí como pistas ocultas que nos pueden ayudar a ampliar y/o profundizar los significados que la peli genera en nosotros, y por lo tanto comprenderla mejor o que nos permita pensar y sentir aún más. Por otro lado, hay filmes que nos muestran realidades muy crueles y denuncian la existencia de injusticias o tragedias perpetradas por el ser humano. Supongamos que vemos un filme sobre el racismo contra los afroamericanos en EUA, si conocemos los antecedentes históricos, como por ejemplo, los movimientos sociales de los años 50 y 60 cuya cabeza fueron Martin Luther King y Malcom X, si nos informamos constantemente de diferentes fuentes periodísticas sobre los abusos policiacos contra los negros, etc. nuestra experiencia con dicho filme será más enriquecedora, más intensa, más compleja.
También tenemos cinéfilos de hueso colorado que gustan de investigar sobre la historia del cine, conocer películas de diferentes países o movimientos artísticos, etc. Este hábito de conocer cada vez más conlleva un sinfín de descubrimientos que siempre nos tendrán emocionados y aprendiendo algo nuevo, pues la cinematografía como universo es inabarcable. A pesar de ser un arte joven, con menos de 120 años de existencia (la pintura y la literatura tienen miles) hay un sinfín de filmes por descubrir. Por lo tanto, el cinéfilo suele ser alguien voraz, pues sabe que hay mucho por ver y poco tiempo para hacerlo.
Pero hasta aquí lo dejamos por esta semana. En el siguiente y último texto abordaremos más aspectos de la cinefilia. Pero eso será hasta dentro de 15 días, pues la semana que viene hablaremos del 37º Foro Internacional de la Cineteca, próximo a comenzar en el Cine Morelos. Nos despedimos invitándoles a reflexionar con cuales de los hábitos mencionados se identifican y cuáles les gustaría adquirir.