En nuestra entidad, aparte de empresas extranjeras asentadas en éste territorio, hay muy pocos exportadores, aunque la mayoría son pequeños artesanos o productores, que han encontrado en la venta en el extranjero una forma de progresar en la que ni siquiera habían soñado.
Morelos vende miel, nopal y otros productos agrícolas que tienen demanda en Estados Unidos y en Europa, pero también hay personas cuyas ventas no se contabilizan pero que llegan al extranjero con productos artesanales, como las maracas que se fabrican en el municipio de Amacuzac o las pequeñas figuras de cuexcomates (almacenes de granos típicos de Morelos) que se arman en la región oriente y que por su calidad tienen mucha aceptación.
Si ellos a tan pequeña escala pueden hacerlo, me pregunto por qué las micro y pequeñas empresas que tenemos no dan ese paso.
Imagínese usted la riqueza que se puede generar sin tener que ver como nuestros conciudadanos emigran y arriesgan su vida. Piense en, por ejemplo, cuántos talleres de cerámica funcionan cerca de Cuernavaca. Y eso sólo para poner un ejemplo de lo mucho que podemos hacer. Por eso será bueno seguir con el tema la próxima semana.