Me refiero a asuntos tan preocupantes como el rumbo que han tomado muchos jóvenes que, por carecer de enseñanza de valores en su hogar, escogieron el camino de la delincuencia como una forma rápida de “triunfar”, sin pensar en las consecuencias de su decisión porque carecían de elementos para formarse una idea correcta de las cosas.
Por supuesto, los casos que hemos conocido cuando estos jóvenes e incluso niños han sido apresados o muertos por las autoridades no son los únicos. El problema persiste y tiene su origen en el mismo lugar, en las casas donde ya no se cultivan los valores tradicionales.
Para empezar, se ha perdido la cultura del esfuerzo. También el respeto a los mayores es letra muerta. Los jóvenes piensan que los adultos, pero especialmente la gente de la tercera edad, son un estorbo y no merecen su atención. De esa forma, se pierden de los valiosos consejos que pueden surgir de la experiencia.
Por todo lo anterior, se requiere que a nivel general se le dé un impulso verdadero a la enseñanza de los valores, pero no sólo en las aulas o con métodos que quizá ya sean anticuados (de alguien frente a un grupo que nada más repite frases) y que por lo mismo deben perfeccionarse.
Aunque no hay mejor forma de enseñar que el propio ejemplo: los adultos debemos mostrar a los niños y jóvenes cuáles son las cosas que valen la pena respetar, como la vida, el trabajo, el estudio, la perseverancia.
Las nuevas generaciones deben construir su personalidad no en base a la imitación de falsos héroes, sino de acuerdo con la realidad, a lo que ha hecho de nuestro país una gran nación que debemos defender.
México ha dado al mundo profesionistas de valía, destacados artistas, excelenteas deportistas y grandes empresarios y académicos, científicos e investigadores que merecen ser imitados.
Tenemos que acercarlos a esas figuras; que otros les conozcan a fin de que su ejemplo se multiplique.
Estamos en el siglo XXI. En los dos siglos anteriores (el XIX y el XX), México enfrentó formidables retos que pusieron en riesgo su existencia misma, pero nuestros antepasados lograron salir adelante.
Con ayuda de todos, la época que vivimos quedará atrás, sobre todo si rescatamos los valores que nos han hecho una sociedad fuerte y unidad.