Ya en otra ocasi¢n les comentÇ de la buena fama que tiene esta ciudad en lo referente a trasplantes de ri§¢n, desde un hospital privado cuyo propietario generosamente ha capacitado a personal de nuestros hospitales p£blicos para llevar a cabo esos procesos sofisticados.
En materia de ciencia y tecnolog°a, ni se diga. Aqu° est†n cient°ficos de reconocimiento mundial.
Y lo mismo puede decirse de tantos intelectuales y artistas que hacen de Cuernavaca su sitio de descanso, muy merecido por cierto.
Y por supuesto, los recursos humanos locales tambiÇn son dignos de mencionarse, porque tenemos no s¢lo multitud de j¢venes en preparaci¢n o reciÇn egresados de instituciones de excelencia, como muchos de los profesores que los forman.
En cada escuela, por alejada que estÇ de las zonas urbanas, o en colonias perifÇricas, hay personas talentosas que aportan mucho pero podr°an aportar m†s si fueran lo suficientemente estimuladas o reconocidas.
Porque insisto en se§alar que ellos son nuestra principal riqueza y no puede ser de otra forma en un lugar con tan poco territorio, apenas algo menos de cinco mil kil¢metros cuadrados.
Y es inevitable para m° establecer un paralelismo con Jap¢n, un pa°s con gran poblaci¢n y tambiÇn poco territorio, sin recursos naturales, que se convirti¢ en una gran potencia gracias a su gente.
En base a la preparaci¢n de sus habitantes, Jap¢n es sin¢nimo de calidad e inund¢ al planeta con sus productos y sus ideas.
Ellos pueden ser un ejemplo de una sociedad desarrollada en base al talento, como podr°amos hacer en Morelos, donde vive un importante sector de descendientes del pa°s del sol naciente, a quienes les env°o mi solidaridad por el momento tan dif°cil que viven a ra°z del sismo y el tsunami que azotaron a su tierra de origen.