El caso más conocido de lo que menciono es Japón, un país que no tiene petróleo, ni prácticamente ningún recurso natural. Su superficie es eminentemente montañosa y está constituido por cientos de islas. Por si fuera poco, su infraestructura fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial
Aún así, es actualmente la tercera economía del planeta, porque explotó a lo máximo su principal riqueza, la habilidad e inteligencia de su gente.
Todos sabemos la calidad de los productos japoneses, principalmente en el campo de la electrónica y las telecomunicaciones.
Hace apenas unos días se anunció que es japonesa la computadora más rápida a nivel mundial y que supera varias veces a la máquina que queda en segundo lugar.
Por supuesto que todo eso es causalidad, sino producto de una planeación enfocada a elevar la formación de los ciudadanos, para crear sobre todo miles y miles de ingenieros y científicos de muy alto nivel.
Debemos pensar en eso seriamente, pues nuestro país no puede vivir al margen de ese tipo de ejemplos comprobados.
Lo digo porque estamos en periodo de que empiecen los cursos universitarios. Muchos aspirantes a ingresar a una institución pública de nivel superior no verán realizado su sueño, pero por eso los que sí obtuvieron un lugar deben cuidarlo y de esa manera bajar los altos niveles de deserción que siempre se dan en los primeros semestres.
Ese es un lujo que nuestro país, por ningún motivo, se puede dar.