Simplemente en Morelos hoy sufrimos las consecuencias de la construcción irrefrenable de casas de interés social cuyos propietarios hoy reclaman servicios que de por sí ya eran escasos antes de que se construyeran sus viviendas.
La denunciada pérdida de valores no se atendió y hoy todos pagamos las consecuencias. Las escuelas no se modernizaron, el transporte público se dejó crecer sin medida y las calles no se mejoraron.
Todo eso afecta la calidad de vida. Pero también es posible mejorarla si nos ponemos a planear lo que queremos lograr a mediano plazo.
Planear no es nuestro fuerte como nación, pero debería serlo. Tenemos que tratar de intuir el futuro, para construirlo a nuestro modo y no dejar que nos encuentre.
Ahora que se viene un nuevo cambio político a través de las elecciones locales y federales me parece importante volver a plantear esa necesidad, a fin de que quienes buscan un cargo público le den así se aun poco de atención al tema.
Al final de cuentas hablamos no sólo de nuestro futuro, sino el de ellos, por lo que algo les tiene que interesar.
Por lo mismo, será un tema que en las próximas semanas volveré a tocar, ya que la insistencia es una de las claves para lograr el éxito.