Este año, la conmemoración del Día Internacional de la Madre Tierra coincidió con la ceremonia de la firma del Acuerdo de París sobre el cambio climático, misma que tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York; dicho Acuerdo fue aprobado por los 196 Estados partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático en París, el 12 de diciembre pasado.
En virtud del Acuerdo, todos los países se comprometieron a trabajar para limitar el aumento de la temperatura global, por debajo de los dos grados centígrados, además de esforzarse por lograr que sea menos de 1.5 grados centígrados, ante el gran riesgo que representa.
No hay que olvidar que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha reconocido que “Madre Tierra” es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra, en diversos países y regiones; el hecho demuestra la interdependencia que existe entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos.
Cabe agregar que el Día de la Tierra comenzó a celebrarse en los Estados Unidos, en 1970, con el objetivo de ampliar y diversificar el movimiento ambiental en todo el mundo, además de buscar movilizarlo y así construir un medio ambiente saludable y sostenible, para hacer frente al cambio climático y proteger la Tierra para las futuras generaciones. Además de la coincidencia respecto a la firma del Acuerdo, este 2016 el Día de la Tierra tiene como tema a los árboles: la meta es plantar 7.8 millones de árboles, en los próximos cinco años.
¿Cuál es la importancia de los árboles? Ayudan a combatir el cambio climático y absorben el exceso perjudicial de bióxido de carbono de nuestra atmósfera: como ejemplo, en un sólo año, media hectárea de árboles adultos absorbe la misma cantidad de bióxido de carbono producido al conducir, de manera promedio, un automóvil (aproximadamente 42 mil kilómetros); de igual modo, nos ayudan a respirar aire limpio y absorben olores, gases contaminantes (óxidos de nitrógeno, amoniaco, dióxido de azufre y ozono) y partículas de filtro del aire, atrapándolos en sus hojas y en su corteza.
Los árboles también nos ayudan a contrarrestar la pérdida de especies, mediante la plantación adecuada, y proporcionan una mayor conectividad del hábitat entre los fragmentos forestales regionales; ayudan a las comunidades y sus medios de vida, apoyándolas para lograr la sostenibilidad económica y ambiental a largo plazo, y proporcionan alimentos, energía e ingresos.
Cada uno de nosotros, seres humanos en el mundo, de la posición, partido político o creencias que seamos, tenemos en nuestras manos el deber de luchar y defender a nuestro planeta: nuestro derecho a existir, y que no se destruya a la “Madre Tierra”. Las formas de hacerlo son diversas e infinitas.
No es necesario pelear desde una organización no gubernamental, tal vez cruzando lanchas frente a un barco petrolero. La batalla personal la hacemos cada día que elegimos separar los residuos y apartar los reciclables. Cuando decidimos guardar ese papel para tirarlo al bote de basura, en lugar de dejarlo en la vía pública. Cuando al comprar escogemos productos con el sello de prueba que no hace daño a la capa de ozono. También cuando disminuimos los ruidos al mínimo, puesto que la contaminación auditiva o visual es un daño por igual que muchos desconocen. O cuando plantamos un árbol y cuidamos nuestro jardín.
Ciertamente también podemos colaborar con asociaciones de proteccionismo ambiental en nuestro país o ciudad, pero ante la crisis económica que muchos atravesamos hoy día, es necesario dejar en claro que no es esa la única forma de convertirnos en protectores de nuestro planeta. Es una elección que hacemos a diario, con cada una de nuestras acciones. Y el Día de la Tierra, si bien ha de celebrarse cada año, es una fecha clave para recordarnos a todos lo que podemos hacer para defender nuestro hogar.
Una leyenda de los indios americanos fue la que inspiró a la organización ambientalista más reconocida a nivel mundial, Greenpeace, quien ha llamado a sus buques insignia "Rainbow Warrior": el primero de ellos, fue adquirido en 1978 y hundido en 1985; posteriormente fue reemplazado por nuevos barcos insignia: el Rainbow Warrior II y el Rainbow Warrior IIII en Mururoa.
La leyenda al respecto relata que "llegará el día en que la codicia del hombre blanco hará que los peces mueran en las corrientes de los ríos, que las aves caigan de los cielos, que las aguas ennegrezcan y los árboles ya no puedan tenerse en pie. Y la humanidad, como la conozco, dejará de existir. Llegará un día en que la Tierra caiga enferma, pero cuando no queden apenas esperanzas, algunas personas despertarán de su letargo. Ellos serán la clave para la supervivencia de la humanidad, y serán conocidos como ‘Guerreros del Arco Iris’”.
En ocasión de este Día Internacional de la Madre Tierra, el actor Leonardo DiCaprio, quien es mensajero de la ONU para el cambio climático, ofreció un mensaje contundente, en la sede de las Naciones Unidas: "No más charlas, no más excusas, no más estudios climáticos cada diez años (…) el cambio climático está sucediendo más rápido de lo que los científicos más pesimistas nos dijeron hace una década", recordó, al tiempo de afirmar que es necesario crear una “nueva conciencia colectiva” para salvar el planeta. Coincidimos.
1 comentario
Hey
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