Allá y entonces, el malogrado dirigente sindical (acribillado anteayer en la colonia Lomas de Cortés, de Cuernavaca) cuestionó públicamente a Limón Rivera por su “enriquecimiento inexplicable”. Limón estaba dedicado por completo a atender su cartera en el Comité Ejecutivo del SUTERM, siendo uno de los principales subalternos del líder gremial Víctor Fuentes del Villar. Vinicio sigue siendo hasta hoy secretario de Organización del sindicato de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Hacia el primer trimestre de 2006, Tito Barrera se había apoderado del 50 por ciento de carteras integrantes del Comité Ejecutivo de la Federación de Trabajadores de Morelos (de 14 espacios, tenía predominio en la mitad). Y hasta el momento de su muerte, Barrera Ocampo mantenía el control de los representantes obreros de la CTM ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y las juntas especiales que de ella derivan (otros emisarios obreros forman parte del Nuevo Grupo Sindical, de Bulmaro Hernández Juárez).
El año de 2006 fue crucial para la relación de Tito Barrera con Vinicio Limón. Se trató de un periodo muy importante para quien hasta el pasado lunes fungía como secretario general adjunto de la CTM-Morelos, quien siempre se manejó como un líder sindical de bajo perfil, casi sin aparecer ante los medios informativos. No era proclive a ofrecer conferencias, ni ruedas de prensa. De carácter hosco, siempre se dedicó a vigilar la marcha de los contratos colectivos de trabajo firmados entre las empresas y los gremios que él representaba.
La actual presidenta de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, Karla Aline Herrera Alonso, tomó posesión de su cargo en febrero de 2006. Desde su llegada y dentro de un periodo que abarcó casi cuatro azarosos años, la funcionaria se dedicó a combatir hechos de corrupción propiciados por pésimos funcionarios de dicho órgano colegiado. En aquel contexto corría riesgo el liderazgo de Vinicio Limón Rivera quien, respecto al avance de determinadas tendencias sindicales cuyas operaciones tenían como objeto la protección de la parte patronal, declaró a este columnista que el futuro del sindicalismo mexicano “tiene un estrecho vínculo con infinidad de contratos colectivos de trabajo, concretamente los de organizaciones gremiales fuertes, como la CTM”. Empero, dijo que “alrededor de 30 por ciento de los más de 8 mil contratos colectivos de trabajo existentes en Morelos son de protección, mediante sindicatos carentes de representatividad y bajo el amparo de las autoridades laborales”.
Dijo: “La sobrevivencia de sindicatos fantasmas, especialmente en actividades como la construcción, es un fenómeno real”. Estaba hablando sobre un promedio de 200 sindicatos con registro, que a simple vista pudieran considerarse como legalmente en operación, aunque la toma de nota de la mayoría y la validación por dicha Junta se otorgaron hace mucho tiempo, “presentándose el ridículo caso de líderes que ya fallecieron pero que continúan al frente de esas organizaciones”.
Fue en este contexto donde Vinicio Limón Rivera lanzó un desafío a Bulmaro Hernández Juárez, dirigente del Nuevo Grupo Sindical (NGS), y a Tito Barrera Ocampo, entonces tercer subsecretario de la Federación de Trabajadores de Morelos, para que le demostrasen si solapaba a algún sindicato de protección, como ambos lo hicieron en importantes obras construidas durante años recientes en Morelos (entre ellas “Plaza Galerías”), “y lo siguen haciendo en varios desarrollos habitacionales de Emiliano Zapata”. Asimismo, Limón Rivera les propuso acudir, junto con él, a la Comisión Bancaria y de Valores, “a fin de que conozcan todas mis cuentas bancarias, teniendo como testigo a un notario público”; y posteriormente se trasladarían al Registro Público de la Propiedad para comparar la posesión de inmuebles entre los tres.
El dirigente cetemista subrayó que “hay quienes pretenden verme fuera porque he afectado intereses. Son dirigentes que recurren a extorsiones, el chantaje y la amenaza de clausura de obras particulares o huelgas, cuando no existe ninguna ley que los ampare y valide en sus acciones; nada se hace por desaparecerlos”.
“Por ello corrieron la voz de que en el pleno de la CTM de la presente semana yo renunciaría, pero no hay tal. Yo me iré hasta 2010”. La realidad es que, efectivamente, Limón Rivera no dejó la CTM en 2006, pero tampoco en 2010. En septiembre del año pasado fue reelecto, al igual que Tito Barrera en la secretaría general adjunta, rindiendo protesta el sábado anterior en el auditorio del Sindicato de Trabajadores de la Industria Petroquímica, sito en Jiutepec.
“Tito Barrera Ocampo empezó su expansión dentro de la CTM en la gestión de Manuel Montalvo (1992-1998), hasta concentrar varios sindicatos cuya situación irregular es de sobra conocida. Se maneja con bajo perfil, pero siempre aparece cuando llega una fuerte inversión a Morelos”, concluyó Vinicio Limón Rivera en aquella conversación con quien esto escribe. Mañana le seguimos.