La extensa lista de aspirantes a ese importante cargo tiene integrados a varios priístas que, desde siempre, creen tener la suficiente capacidad como para alcanzar la primera magistratura morelense, aunque la realidad es diametralmente opuesta. La mediocridad es su principal carta de presentación. Otros, de plano, no han hecho nada por Morelos.
¿Qué hacer con quienes no lograrán la candidatura a la gubernatura? Se supone que el CEN del partido tricolor “operará las cosas” en Morelos para evitar rupturas. Eso habrá que verlo, estimados lectores, pues a la clase política local del Revolucionario Institucional no se le da la solidaridad, ni la visión competitiva. Al contrario. Lejos de sentir la necesidad de cohesionarse, unos y otros se dan hasta con la cubeta, mientras los de enfrente se reagrupan, evitan el desgarramiento de vestiduras y se perfilan hacia candidaturas unificadas. Empero, los priístas locales no tienen en sus dirigentes nacionales a los mejores ejemplos de unificación. Así lo acaba de demostrar el senador Manlio Fabio Beltrones con sus rabietas y “salidas dignas”. Desglosemos.
Finalmente, Beltrones declinó anteayer a contender por la candidatura presidencial, a fin de “garantizar el triunfo electoral del PRI en 2012”. En un desplegado, el coordinador de los senadores priístas aclaró que “no es momento de simulaciones ni de ambiciones personales”, y que la unidad debe ser un medio para cambiar, “no para seguir igual”. Afirmó que su lucha seguirá desde “cualquier trinchera política”, y reconoció que su decisión tiene que ver con los “riesgos” que acechan al PRI en las elecciones interna y constitucional. “Este es uno de los momentos de la vida y la política en que uno tiene que decidir entre aspirar a ser una figura importante o un hombre útil. Hoy he decidido no participar en el proceso interno por la candidatura presidencial”, dijo el senador.
Magnífico el discurso del senador Beltrones, pero que en ningún aspecto se parece al de Marcelo Ebrard Casaubón, jefe del gobierno del Distrito Federal, quien al momento de conocer el dictado de tres encuestas nacionales utilizadas para medir el posicionamiento entre él y Andrés Manuel López Obrador, se bajó del camión y declinó contender por la candidatura presidencial de las izquierdas mexicanas. Eso es tener honor y dignidad, señoras y señores. Lo de Beltrones, desde hace varias semanas, era un capricho. Él mismo se fue acorralando con su verborrea, sin encontrar una salida digna, libre de gritos y sombrerazos. Desde mi punto de vista, hizo el ridículo y no salvó las apariencias.
Chequen ustedes el siguiente párrafo de su desplegado, insertado en varios diarios nacionales: “En mi partido hay quienes tienen prisa y alegan la necesidad de la unidad para conservar privilegios o para garantizar sus intereses personales o de grupo”. Y reveló que “distinguidos cuadros políticos del PRI” se habían acercado a él para manifestarle opiniones sobre las circunstancias que viven el país y su partido, y se han pronunciado a favor de construir una candidatura de unidad para enfrentar a los “verdaderos adversarios políticos”. Como quien dice: “Por favor, Manlio. Te suplicamos que aceptes tu inadecuado posicionamiento en las encuestas y admitas que Peña Nieto te aventaja con alrededor de 30 puntos porcentuales. Ya no hagas berrinches porque el partido te necesita”. Con este tipo de amigos, ¿para qué quieren enemigos Humberto Moreira Valdez, líder nacional del PRI, y el mismísimo Enrique Peña Nieto? ¿Acaso no se han dado cuenta de que Beltrones y varios de sus principales panegiristas le están haciendo el juego a Felipe Calderón Hinojosa, a fin de conseguir la aplicación del antiguo dicho “divide y vencerás”, o “divide y gobernarás”? ¿No se han dado cuenta que Beltrones y una camarilla de priístas resentidos está coadyuvando al golpeteo promovido por Felipe Calderón Hinojosa, desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en contra del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI? Por cierto, cambiar a Moreira a estas alturas del proceso sería un craso error por parte de Peña Nieto y un triunfo para la causa panista.
El siguiente párrafo del desplegado firmado por Beltrones (“guía espiritual” de varios priístas morelenses que sin duda alguna quedarán resentidos cuando no consigan la candidatura al gobierno), de ser legítimo, tendría que servir como premisa para los perdedores en la contienda por tal o cual candidatura: “No tengo obsesiones personales y mucho menos abrigo conductas mezquinas. La decisión de no participar en la contienda interna no es un sacrificio, es mi aportación para la victoria del PRI en 2012”. Y consideró que es necesaria una “estrategia política” que consolide la ventaja del partido.
Efectivamente: los priístas locales que definitivamente no son favorecidos por los números deben meditar sobre cómo van a declinar, sin generar rupturas y buscando recuperar la titularidad del Poder Ejecutivo, si ese es su objetivo fundamental.
“No habrá fractura en el PRI. No podemos permitirnos la división. Sé que puedo continuar mi lucha por las reformas desde cualquier trinchera política”, concluyó el senador. Ojalá y así sea. Lo deseable es que Beltrones sea congruente entre su decir y el hacer. Y se espera la misma actitud entre quienes, a nivel local, no tienen la competitividad requerida. ¿Funcionará Mendoza Kaplan, cuyo “trabajo” por Morelos está pasando de noche? Esperemos para ver y después diremos. De delegados simuladores está fastidiada la estructura territorial del Partido Revolucionario Institucional. ¿O ya empezaron los contubernios para el otorgamiento de candidaturas?