Y fue precisamente el virtual candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, quien trazó la ruta seguida ayer por Moreira. “Será él –dijo Peña- quien decida si permanece o no al frente del partido”. Ya lo había expresado así el ex gobernador mexiquense en muchas entrevistas de prensa, hasta que el tema empezó a fastidiarlo. Llegó a un límite y probablemente aplicó el siguiente dicho mexicano: “Si alguien ha de llorar, que sea en tu casa y no en la mía”. De ahora en adelante, Moreira tendrá tiempo para demostrar cómo utilizó determinados fondos públicos en la entidad que gobernó.
Ayer se emitieron infinidad de opiniones sobre la salida de Moreira, pero me quedo con la del diputado federal Gerardo Sánchez, secretario general de la Confederación Nacional Campesina (CNC), quien “destapó” a Pedro Joaquín Coldwell, “ex” de muchas cosas en México, como futuro relevo del coahuilense. Quien esto escribe dejó patente -desde hace varias semanas- que la defenestración de Moreira sería un éxito del gobierno calderonista y un golpe para Enrique Peña Nieto, pues todo mundo conoce la alianza que el mexiquense y el ahora ex dirigente tricolor mantuvieron durante meses a fin de contener a los grupúsculos que pretendieron minar las aspiraciones de EPN, entre los cuales el más identificado era el de Manlio Fabio Beltrones, aliado con algunos personeros del gobierno federal.
Muy pronto quedaron atrás (“la victoria tiene muchas madres, pero la derrota es huérfana”) los resultados de Moreira como presidente del Comité Ejecutivo Nacional. Me refiero a los triunfos tricolores en Coahuila, el Estado de México, Hidalgo, Nayarit y Michoacán, entre marzo y noviembre del presente año. ¿Fue el endeudamiento de Coahuila lo que realmente condenó al ex gobernador? ¿Fue la supuesta falsificación de documentos para la obtención de los mentados empréstitos, en lo cual están involucrados ex funcionarios estatales de Coahuila y otros del Sistema de Administración Tributaria de la SHCP? ¿Ya se olvidó la prolongada reunión que tuvieron Ernesto Cordero, ex secretario de Hacienda, y Manlio Fabio Beltrones en un conocido hotel de Polanco el 27 de septiembre pasado? ¿De qué hablaron y qué acordaron? No hubo ninguna casualidad en el intenso golpeteo contra Moreira. No. Todo formó parte de un complot orquestado para medir o minar la resistencia de Peña Nieto. Y desde luego, la campaña también se diseñó para quebrantar el posicionamiento que tiene el PRI. Juan Molinar Horcasitas, personero al servicio del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, así lo refrendó ayer atacando duramente al multicitado instituto político. Las siguientes escaladas de ataques buscarán resquebrajar la cacareada unidad priísta, ante lo cual todos los aspirantes priístas a la gubernatura morelense deberían poner sus barbas a remojar. El PAN irá con todo por ustedes. ¿No lo notaron así en la TV nacional durante las pasadas 48 horas?
En este contexto creo necesario rescatar las siguientes palabras del diputado federal Gerardo Sánchez, expresadas tras proyectar a Joaquín Coldwell como el relevo de Moreira. Dijo: “Tras su salida el partido no resulta dañado, al contrario se ve fortalecido. Desde luego los consejeros políticos nacionales debemos cerrar filas en torno a la unidad, alrededor de un proyecto que estamos defendiendo con Enrique Peña Nieto, y desde luego que esto es una fortaleza, sin duda alguna”. Y al ser cuestionado sobre la posición cenecista frente al “Caso Moreira” y la posibilidad de que sea utilizado en las campañas presidenciales para golpear al partido tricolor, Gerardo Sánchez añadió: “Habrá otros ataques, pero no estarán ellos limpios, ¿verdad? Nosotros no estamos mancos, y desde luego el PRI hará todo lo necesario, dentro de un proceso transparente, para recuperar la presidencia”.
Durante varios días, según lo marcan los estatutos del partido tricolor, Cristina Díaz Salazar, secretaría general del CEN, asumirá interinamente la presidencia del mismo. Respecto a Pedro Joaquín Coldwell hay quienes lo endosan dentro de la corriente de Manlio Fabio Beltrones. No obstante, se trata de un priísta de pura cepa que no se pelea con nadie. Es uno de los políticos mexicanos con mayor experiencia y pericia, lo cual le servirá para tender vasos comunicantes entre Peña Nieto y los grupos que, eventualmente, pudieran sentirse todavía molestos por su inminente candidatura, o que presionarán para conseguir espacios en el Congreso federal. El también experimentado José Murillo Karam, de la tendencia que encabeza el ex gobernador mexiquense, presidirá la Comisión Nacional de Procesos Internos. Peña no se debilita. Al contrario: se consolida.
Tocante al próximo presidente definitivo del Comité Ejecutivo Nacional del PRI es importante recordar que el 29 de agosto del presente año vino a Tepoztlán para iniciar una serie de foros ciudadanos organizados por la Fundación Morelos Merece Ganar, que evidentemente ha respaldado la eventual candidatura de Manuel Martínez Garrigós a la titularidad del Poder Ejecutivo morelense. El ex gobernador de Quintana Roo acudió a nuestra entidad para hablar sobre tópicos turísticos y su impacto en el desarrollo económico regional. La Fundación MMG aprovechó el amplio conocimiento que Coldwell ha demostrado sobre el tema dentro y fuera de México (hasta ayer presidía la Comisión de Turismo en la Cámara de Senadores). Allá y entonces el próximo jerarca nacional priísta patentizó su solidaridad a Martínez Garrigós quien, por cierto, estuvo la víspera en la sesión del Consejo Político Nacional donde se formalizó el relevo interino de Moreira, de la misma forma en que también lo hizo Andrés Mendoza Kaplan, delegado general del Comité Ejecutivo Nacional en Morelos, gente allegada a Pedro Joaquín Coldwell. ¿Cambiará el escenario priísta en Morelos? Me parece que no. El compromiso de Humberto Moreira para lograr la unidad tricolor en esta entidad será consolidado por Coldwell en coordinación con Mendoza Kaplan. Llegó el momento de la cohesión tricolor en Morelos, pues los de enfrente la están consiguiendo. A ver.