La Procuraduría General de Justicia de Morelos (PGJ), a cargo de Pedro Luis Benítez Vélez, configuró el delito de homicidio agravado y abrió la carpeta de investigación respectiva, siempre observando a Miguel Angel Ramírez Romero, esposo de la académica, como principal sospechoso del crimen, posteriormente asociado a circunstancias pasionales de la pareja. Sin embargo, la dependencia recibió –como en otros delitos de alto impacto- el ataque sistemático de algunos grupos de presión, a los cuales se sumó el mismísimo rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, quizás por solidaridad con su plantilla de investigadores y otras de distintas instituciones de educación superior, pero con el evidente desconocimiento respecto al rumbo de las indagatorias ministeriales de la PGJ.
Es así como llegamos a este fin de semana, cuando Miguel Angel Ramírez Romero fue detenido y luego encarcelado en el Centro Estatal de Reinserción Morelos (Atlacholoaya) bajo acusaciones de homicidio calificado, lo cual quedó asentado en la causa pena JC/367/2011. Durante la audiencia de formulación de imputaciones, vinculación a proceso y medidas cautelares, el juez encontró suficientes pruebas aportadas por la Fiscalía Especializada en Feminicidios de la Procuraduría, y determinó la prisión preventiva en contra del esposo de Yadira Dávila Martínez. El inculpado había sido aprehendido el viernes por la tarde-noche en las inmediaciones del Campus Chamilpa de la UNAM. Todo ello después de un delicado y conflictivo periodo en el cual hasta las más altas autoridades morelenses fueron cuestionadas por supuestas dilaciones en la procuración de justicia. Ahora vemos que, no obstante los ataques mediáticos propiciados por la defensa de Yadira Dávila Martínez, las cosas no eran como todo mundo suponía. Simple y sencillamente, la PGJ confirmó su hipótesis inicial que, cabe subrayar, también fue expresada por algunos comunicadores sociales que encontraron contradicciones, inconsistencias y expresiones fuera de toda lógica por parte del científico en varias entrevistas de prensa.
A petición del investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien de variadas formas había esquivado la acción de la justicia, el juez le concedió duplicar el término para su audiencia de vinculación por el delito de homicidio calificado, que se llevará a cabo el próximo jueves 8 de diciembre por la mañana en la Sala 2 de Juicios Orales. Empero, es probable que en el lapso ganado surjan presiones por parte de grupos vinculados con el presunto homicida, ante lo cual las autoridades de procuración y administración de justicia no deben ceder ni un ápice. Por lo mismo se retrasaron algunas etapas de la investigación correspondiente. La defensa de Yadira Dávila Martínez únicamente consiguió eso: aplicar tácticas dilatorias.
La ex investigadora, que contaba con 37 años de edad, desapareció el pasado 5 de agosto. Cuatro días después su cuerpo se encontró en estado de putrefacción en el kilómetro 4.5 de la carretera Tetlama-Xochicalco, municipio de Temixco, con huellas de haber sido devorada por la fauna. Los restos fueron identificados luego de que los Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia realizó la prueba del ADN, y derivado de las subsiguientes investigaciones realizadas por la Fiscalía especializada en homicidios contra mujeres y delitos sexuales y la Policía Ministerial, se aportaron pruebas científicas suficientes que apuntan al investigador como autor material del asesinato de su esposa. Alrededor de las 18:30 horas del viernes, Miguel Angel Ramírez salía de las instalaciones del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, cuando fue detenido. Ahí mismo trascendió que durante el lapso de una semana el científico no había asistido a trabajar y por tal motivo la institución le había iniciado un proceso de rescisión por inasistencia.
El 9 de noviembre pasado fue asesinado el investigador Ernesto Méndez Salinas, miembro de la plantilla de investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM (Campus Chamilpa). Lo anterior ocurrió cuando circulaba por la avenida Teopanzolco de Cuernavaca, alrededor de las 22:30 horas. Todo apuntaba a un frustrado robo de vehículo automotor, hasta que el homicidio fue asociado al de Yadira Dávila Martínez, dizque porque “ambos estaban logrando importantes aportaciones para la humanidad y fueron víctimas de los intereses de quienes se disputan la patente de cualquier avance científico dirigido a curar problemas de salud pública”. Obviamente, los dos casos eran diametralmente opuestos. Sin embargo, el rector de la UNAM, José Narro Robles, vino a Cuernavaca el 10 de noviembre para exigir el esclarecimiento del asesinato de Méndez Salinas, y dos días después fue ratificado al frente de la máxima casa de estudios de este país por un periodo de cuatro años más. La PGJ tiene avances en las investigaciones correspondientes, mismas que no puede revelar, de la misma forma en que tampoco lo hizo con las del caso de Yadira Dávila. Y ya ven ustedes el rumbo que tomaron los acontecimientos. Sin embargo, como el medio de los investigadores científicos y trabajadores académicos está súper politizado, son de esperarse nuevas medidas de presión enfocadas hacia las autoridades ministeriales morelenses. Estaremos pendientes y después diremos.