Fue relevante la posición adoptada por el ex diputado local en torno a la eventual coalición de las “izquierdas” morelenses rumbo a las elecciones concurrentes de julio próximo. Y a juzgar por su discurso, no está conforme con la posibilidad de que el candidato gubernamental sea el senador perredista Graco Ramírez Garrido. Sin embargo, lo anterior (la imposición del tabasqueño) podría consumarse mediante componendas entre las cúpulas nacionales del PRD, el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, pero jamás mediante acuerdos locales.

“No tenemos candidato aún. Eso lo tendrá que definir la sociedad de Morelos y no debe ser una ocurrencia de los partidos”, señaló Machuca Nava quien, ante los prospectos del partido del sol azteca a la candidatura gubernamental, hizo alusión directa a Graco Ramírez bajo el siguiente tenor: “¿Que cómo lo veo? Yo lo veo más delgado y sin bigote, nada más”. Se le preguntó: “¿Algunos personajes perredistas tienen probabilidades reales de llegar?”, a lo cual respondió: “Lo que no tienen es madre. Es gente que quiere mantener sus cotos de poder. La sociedad está cansada de los mismos. Me parece que llegó el momento de un cambio real. O nos hacemos a un lado de nosotros, anteponiendo los intereses ciudadanos, o ellos nos van a hacer a un lado”. Y tocante a una encuesta de la cual emergería el candidato de las “izquierdas” locales, Machuca Nava señaló: “Sería un magnífico ejercicio, siempre y cuando se incluya a actores vinculados con la sociedad”. Y mencionó los nombres de dos prospectos del Movimiento Ciudadano: Rabindranath Salazar Solorio, actual diputado local perredista, y Alejandro Villarreal Gasca, secretario de Finanzas y Planeación en el gabinete del gobernador Marco Adame Castillo.

Machuca Nava debe tener información sobre la percepción existente en los comités ejecutivos nacionales del Movimiento Ciudadano, el PRD y el PT en torno a los políticos, politicastros y politiqueros de Morelos y su rentabilidad frente a la justa electoral del año próximo. Pero con Graco Ramírez no va. Lo anterior quedó corroborado con su presencia -el sábado- durante un acto desarrollado en el Salón Arecas de Cuernavaca, donde Alejandro Villarreal Gasca anunció que buscará ser el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) al gobierno estatal, cuyas entrañas conoce a la perfección.

A la asistencia del líder estatal del Movimiento Ciudadano es importante añadir la de Francisco Santillán Arredondo, presidente estatal del Partido Nueva Alianza (Panal), quien, no obstante, admitió que ha platicado con representantes de todos los partidos políticos tocante a una coalición local. Empero, recalcó que si el PAN postula a Villarreal como su candidato, el Panal se coaligaría con ese partido. Desde luego, la coalición del Panal con cualquier otro instituto político será decidida, no por Santillán, sino por la maestra Elba Esther Gordillo, verdadera guía moral de ese partido. Sin embargo, la simpatía del también ex diputado local a favor de Villarreal Gasca llama la atención.

¿Y qué decir respecto a la abierta solidaridad otorgada a Alejandro Villarreal Gasca por la maestra Mayela Alemán de Adame, presidenta del Sistema DIF-Morelos y esposa del gobernador Marco Adame Castillo? La respuesta es simple: transmite un mensaje cuyo principal destinatario es el senador blanquiazul Adrián Rivera Pérez, a fin de hacerle saber que no es el único aspirante a la candidatura gubernamental panista y que carece del apoyo del Ejecutivo estatal. En el mismo tenor interpretamos la presencia del ex gobernador Sergio Estrada Cajigal Ramírez, con quien Villarreal trabajó desde 1997 hasta 2006, cuando SECR entregó la estafeta a Marco Adame.

Algo destacable fue el hecho de que alrededor de Mayela Alemán, Estrada Cajigal y AVG estuvieron presentes quienes contribuyeron a crear la estructura que condujo al PAN al poder municipal de Cuernavaca en el año 1997, a la titularidad del Poder Ejecutivo en 2000 y 2006, sin dejar de mencionar que también colaboraron para el encumbramiento de Rivera Pérez como alcalde cuernavaquense en 2003, lo cual el ahora senador desconoció tiempo después (fiel a su estilo). Y con el carácter de legislador federal integrado a la Cámara Alta, ARP contribuiría a la segregación de Estrada Cajigal en la vida orgánica panista. Como en política todo tiene precio, Adrián tendrá que pagar su soberbia e indiferencia hacia quienes, a partir del sábado anterior, respaldarán la precandidatura de Villarreal Gasca. El multicitado senador blanquiazul pudiera decir: “¡Es que ahora me toca a mí!”, lo cual sería el acatamiento a la prelación de la cofradía que conocemos como “Sagrada Familia”. Empero, esa tendencia se encuentra nulificada debido al desprestigio que se labró ante la sociedad morelense por sus excesos y el quebranto del código de ética blanquiazul. Más allá de la lealtad que uno o dos de sus miembros aún le profesa, en esta entidad ya nadie les cree, ni les teme. La única posibilidad que tiene Adrián Rivera Pérez de ganar la candidatura es mediante la manipulación de delegados. Asegura que “ya controla” las asambleas que elegirán al candidato gubernamental, pero falta todavía conocer las bases de la convocatoria que emitirá el CEN del PAN para abrir el proceso de elección del candidato a la gubernatura.

Dentro del mismo contexto es importante preguntar lo siguiente: ¿Conocerán el presidente de la República, así como las huestes de Gustavo Madero (líder nacional panista) el pésimo posicionamiento de Rivera en las encuestas locales? Si bien es cierto que aparece en el primer lugar como prospecto de algunos militantes activos y adherentes, también es verdad que tiene los mayores porcentajes en negativo, lo cual no se repite con otros aspirantes, entre quienes figuran Víctor Caballero Solano, secretario de Salud; Demetrio Román Isidoro, secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, y el multicitado Alejandro Villarreal Gasca. Este último cubre el perfil definido por Luis Alberto Machuca Nava: apego a la sociedad que busca nuevos liderazgos para Morelos. Por lo demás, Adrián no es factor de unidad; Villarreal sí. Empero, es vital que la clase política panista y sus adherentes hagan a un lado el mito de la “Sagrada Familia”, a la cual la sociedad morelense repudia. A ver.