Y un día después, el Consejo Nacional de Seguridad Pública reconoció a los estados –entre ellos el nuestro- que han cumplido con el ordenamiento de ley para poner en funcionamiento esos Centros de Evaluación, lo cual representa que “Morelos ha avanzado para ofrecer a la ciudadanía fuerzas del orden confiables y comprometidas con la legalidad”.
Efectivamente: al participar en la Sesión Extraordinaria del CNSP, encabezada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa (en el Salón de Tesorería de Palacio Nacional), el gobernador Adame precisó que “al homologar criterios hay un cierre de filas para fortalecer la política de seguridad nacional, con acciones como la depuración de las corporaciones policiacas públicas y privadas, mayor prevención de adicciones y el control de los sitios dedicados al tratamiento de las personas con estos padecimientos”.
Marco Adame resaltó que la tarea de depuración de los cuerpos policiacos “es una causa común que comparten los estados y un tema fundamental para los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), insistiendo en que, sin evadir esta responsabilidad, el Gobierno Federal otorgase su apoyo para lograr que en enero del 2013 esté completado el proceso de depuración policial en el país”. El objetivo inmediato del gobierno morelense, dentro del mismo contexto, es conseguir la operación de la nueva Policía Acreditable, a más tardar, a finales del próximo año, dejando para la siguiente administración la consolidación de dicha corporación.
La depuración de fuerzas policíacas locales no ha sido tarea fácil. El 18 de octubre de 2009 me referí a las primeras acciones diseñadas por el gobierno federal y el estatal hacia la consecución de los objetivos respectivos. Escribí entonces: “Las autoridades federales y algunas estatales, tras la crisis de seguridad pública estallada con el ‘Caso Martí’, impulsaron un programa emergente en la materia, a fin de combatir a la delincuencia organizada. Los resultados han variado, pues cada zona geográfica del país tiene su propia problemática y observa impredecible la disponibilidad de recursos financieros para cumplir al ciento por ciento las decenas de buenos propósitos contenidos en la estrategia. Por ejemplo, se anunció con bombo y platillo el inicio de las pruebas de confianza a los miembros de las corporaciones policíacas de Morelos, empezando con los jefes de las mismas. Igual se haría en ámbitos de la Procuraduría General de Justicia. Empero, dichas pruebas han enfrentado diversos obstáculos, que a continuación desglosaré”.
Y mencioné varias etapas seguidas para la aplicación de esos exámenes de confianza. Tres de ellas consisten en la aplicación del polígrafo –mejor conocido como detector de mentiras–, el análisis de orina a cada policía y cuestionarios psicométricos. Supuestamente, a partir de estas evaluaciones se determinaría en quiénes podemos o no confiar. Sin embargo, desde la óptica de varios abogados penalistas locales, la medida era absurda y no resolvía nada, lo cual explicaría que muchos agentes siguen aliados a bandas criminales. Añadí al respecto: “El ingenio del mexicano es abundante y aparece también entre los elementos de las distintas corporaciones. Es decir, si una persona habitualmente consume enervantes o alcohol, pero se abstiene de hacerlo durante dos o tres semanas, saldrá limpio, sin problemas en una prueba de orina. Pero si además sabe que será sometido al polígrafo, aparato que funciona a base a impulsos, con mantener la calma o estar distraído será suficiente para pasar sin dificultades la prueba. Todo lo anterior se agrava, pues los calendarios de aplicación de los mentados exámenes de confianza son de sobra conocidos al interior de las policías. Infinidad de candidatos a las evaluaciones, por tanto, se alistarán para aprobar las evaluaciones y continuar dentro de las instituciones como si nada hubiera pasado, sean o no servidores públicos corruptos o aliados a la delincuencia organizada (o común, dependiendo sus circunstancias)”.
“Hace poco conversé con Cipriano Sotelo Salgado, presidente de la Asociación de Abogados Penalistas del Estado, respecto a los exámenes de confianza, y me externó su preocupación sobre los magros resultados obtenidos hasta hoy en esto que forma parte de los programas emergentes del gobierno federal y estatal contra el hampa organizado. ‘Es poco entendible cómo con esas pruebas se puede determinar el grado de confianza de una persona. Un policía puede ser corrupto, asesino o cómplice del crimen organizado, pero es abstemio y de sangre fría; es decir, controla sus impulsos. Con esas características va a pasar la evaluación sin problemas. Pero en cambio, puede existir un oficial ejemplar, pero hace una semana tomó cervezas viendo el futbol y un día le robó dinero del monedero a su abuelita cuando era niño y al llegar al polígrafo, con ponerse un poco nervioso, no va a pasar y lo van a echar de su trabajo’, explicó el penalista”.
Finalmente, aquel 18 de octubre de 2009 mencioné uno de los frecuentes obstáculos encontrados por el Secretariado Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Morelos para la aplicación de los exámenes de control y confianza. “Debemos agregar un problema ‘institucional’ que es la negligencia de algunas autoridades, por ejemplo las municipales, para cumplir de manera responsable con las evaluaciones. Según expone José Herrera Chávez, secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, menos del 50 por ciento de las corporaciones policíacas ha cumplido con los exámenes de control de confianza, utilizando como pretexto ‘la carencia de recursos’ para solventarlos. Sin embargo, el funcionario confía en que las nuevas administraciones cumplirán con este compromiso que forma parte del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad”. En fin. A juzgar por las apariencias actuales, la estrategia marcha sobre ruedas.