En virtud de que el candidato de las “izquierdas” morelenses saldrá de una encuesta pagada y supervisada por la dirigencia nacional del partido del sol azteca, es importante analizar hoy, aunque sea de manera breve, cuál de las metodologías es la más confiable. Empero, desde ahora puedo anticiparles que el senador Graco Ramírez Garrido Abreu se ubicará en el primer lugar de cualquier ejercicio, como de hecho ha estado en varios muestreos pagados por diferentes partidos políticos, aunque cabe subrayar que en todos se coloca como el aspirante gubernamental perredista por el que menos votaría el electorado morelense. En fin. El propala a los cuatro vientos un escenario distinto.
Para la mayoría de empresas encuestadoras el mejor método es la entrevista cara a cara. Pero, ¿dónde deben llevarse a cabo esas entrevistas? ¿En la calle o en el domicilio de los entrevistados? Según María de las Heras, directora general de Demotecnia, “las entrevistas de calle son más rápidas y más baratas que las entrevistas domiciliarias, porque los entrevistadores no tienen que trasladarse de un domicilio a otro”. Pero la entrevista en la calle presenta desventajas muy importantes: “La primera es que no es un muestreo probabilístico, es decir, no se puede calcular ni el nivel de confianza, ni el error estadístico de las variables. Además, existe una correlación entre la disposición de detenerse para contestar entrevistas en la calle y las preferencias políticas”. No es difícil concluir que una población más joven, con mayor información, más interés en las cuestiones políticas y mayor disposición a manifestarse públicamente, ofrece mayores posibilidades de detenerse en la calle a responder a una entrevista que una persona sin tales características. “Es por eso que, cuando se hacen las entrevistas en la calle, el porcentaje de personas dispuestas a votar por el PRD siempre es mayor, Por eso considero que un estudio de carácter electoral basado en entrevistas domiciliarias asegura una mejor representatividad de la muestra que uno hecho a partir de entrevistas en la calle”. Una parte vital será el tamaño de la muestra, de lo cual me ocuparé en otra ocasión.
Frecuentemente se me hace la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las razones que motivan a un elector a tener una predisposición inercial fuerte por algún partido específico y por qué otros no la presentan? Dejemos que responda María de las Heras: “Existe un libro editado originalmente en el idioma inglés en 1993, que se titula ‘The marketing of the president, political, marketing as campaign strategy’ (‘La mercadotecnia de la presidencia y la política; la mercadotecnia como estrategia de campaña’), de Bruce I. Newman, catedrático en mercadotecnia política por la Universidad De Paul, sita en Chicago (EUA)”.
Newman propuso un modelo para el estudio de la conducta electoral que parte de la existencia de cinco componentes a partir de los cuales se identifican los motivos del votante. El modelo tiene un componente que incorpora la filiación partidista. Según Newman las motivaciones de los votantes se pueden clasificar de la siguiente manera:
1.- El factor funcional: son todos aquellos motivos que tienen que ver con los beneficios directos que el elector ha obtenido, u obtiene, a través de determinado partido político; o bien beneficios que espera obtener si determinado partido político gana una elección. No se refiere concretamente al beneficio, sino al canal que se establece entre el elector y el partido para “tramitar” estos beneficios.
2.- El factor de vínculo social: agrupa los motivos que tienen que ver con las asociaciones mentales que el elector hace entre ciertos grupos sociales y los partidos políticos, inclinándose a favor del partido político que percibe más vinculado con los grupos sociales a los que cree pertenecer.
3.- El factor de certeza: son los motivos que se basan en la idea del elector de que determinado partido político es capaz de reaccionar mejor o de evitar determinado escenario hipotético que el elector cree que puede presentarse y que tendría consecuencias negativas para él.
4.- El factor emocional: agrupa los motivos que se refieren a la vinculación que el elector hace de la imagen de determinado candidato o partido político con determinados valores o estilos de vida, inclinándose a preferir la opción que más se acerca a los suyos propios.
5.- El factor epistémico: se refiere a la curiosidad natural que los electores tienen por saber cómo serían las cosas si gobernara algún partido diferente al que están acostumbrados.
Añade María de las Heras: “Observamos que en la mayoría de los casos, son los dos primeros factores –el funcional y el de vínculo social- los que determinan la posición política de los electores inerciales. La identificación de un elector con determinado partido político se debe en lo fundamental a dos cosas: o el elector ha establecido canales para recibir beneficios concretos a través de ese partido (trabajo, becas escolares para sus hijos, composturas a la calle donde vive, etcétera) o bien el elector piensa que ese partido es el que mejor defiende los intereses del grupo social al que cree pertenecer (obrero, ama de casa, joven, clase media, católico, etcétera)”. Mañana continuaré con el tema, transmitiendo un mensaje bajo el siguiente tenor: los priístas se muestran demasiado seguros de su triunfo el año próximo. Pero el PAN no permanecerá cruzado de brazos, ni ha sido desconocido del todo por la sociedad local.