¿De qué hablaron? No lo sabemos, pero lo que sí ha trascendido a través de los grandes medios masivos de comunicación fue la utilización –el domingo pasado- de antiguas prácticas priístas que ensuciarían cualquier proceso electoral. Dentro de las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y en el año 2007 lo anterior recibió la denominación de “cochinero”. Acarreo de votantes, compra del voto, distribución de despensas, presión para sufragar a favor de tal o cual precandidato, robo e inflado de urnas, etcétera, fue la constante en muchas regiones mexicanas, amén de que se presentaron graves problemas vinculados al pésimo y desactualizado padrón de militantes activos y adherentes que tuvieron la oportunidad de participar. Por si no lo saben ustedes, será el mismo padrón que servirá como base para la inminente elección del candidato blanquiazul a la gubernatura morelense, a celebrarse el próximo 18 de marzo. A ver.
Tras anunciarse oficialmente su victoria el domingo por la noche, Vázquez Mota pronunció en la sede nacional del PAN un discurso donde olvidó a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición de partidos de izquierda conocida como Movimiento Progresista, y enfocó sus baterías para atacar a Enrique Peña Nieto, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Llamó a todos los militantes del PAN y a quienes fueron sus adversarios en la elección panista del domingo para cerrar filas “en contra del verdadero enemigo de México: Peña Nieto y su partido, porque representan el regreso del autoritarismo, la corrupción y la impunidad como sistema”. Sin embargo, lo expresado con demasiada vehemencia por Josefina Vázquez Mota ni cosquillas debió hacerle a Peña quien, a través de su cuenta de “twitter”, saludó la llegada de la fémina a la contienda, en aras de fortalecer el contexto democrático mexicano.
Aunque Vázquez Mota será la primera candidata del Partido Acción Nacional desde su fundación hace 72 años, no será la primera mujer que haya participado en una elección presidencial. Pero hay de mujeres a mujeres, con el debido respeto. A continuación me referiré a María del Rosario Ybarra de la Garza, mejor conocida como Rosario Ibarra de Piedra, actualmente senadora integrante del grupo parlamentario del Partido del Trabajo. Originaria de Saltillo, donde nació en 1927, Ibarra de Piedra fue casi obligada a participar en la lucha social y la política después de que su hijo Jesús Piedra Ibarra fue capturado y desaparecido por autoridades federales en 1974 bajo acusaciones de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre, lo cual nunca se probó. Jesús fue considerado víctima de la desaparición forzada de personas que habría llevado a cabo el gobierno mexicano en las décadas de 1960 y 1970.
Doña Rosario –así se le conoce en la izquierda mexicana- fundó el 17 de abril de 1977 el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos (Eureka), reuniendo a familiares de personas desaparecidas durante los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Alvarez. Hasta hoy, Rosario Ibarra es representante de los reclamos hacia los gobiernos mexicanos represores de ese entonces y también forma parte de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (FEDEFAM). Realizó huelgas de hambre a finales de los años 70 para exigir una amnistía hacia los presos políticos. El gobierno concedió la amnistía en 1978, pero las desapariciones continuaron sin ser aclaradas. Al menos se consideran unos 400 desaparecidos.
En 1982, Rosario Ibarra de Piedra fue candidata a la presidencia de la República por el desaparecido Partido Revolucionario de los Trabajadores. Fue diputada por ese partido y en 1988 nuevamente alcanzó la candidatura a la presidencia de la República. Tras ser declarado vencedor Carlos Salinas de Gortari, Ibarra se unió a los reclamos de fraude electoral. En las siguientes elecciones, se identificó con Cárdenas y el PRD. Ha criticado a los gobiernos de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox de falta de autoridad para hacer justicia en los crímenes del pasado y en las demandas actuales de los sectores vulnerables del país. Se ha unido a las luchas sociales de otros lugares del país: a la lucha de los indígenas de Chiapas, al esclarecimiento de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y de las matanzas de indígenas en Chiapas y Guerrero durante el sexenio de Ernesto Zedillo. Ha participado en diversos foros y ha fundado comités en defensa de los derechos de las mujeres. Y ha fungido como asesora de Andrés Manuel López Obrador.
Después de encabezar la lista de candidatos plurinominales de la Coalición por el Bien de Todos al Senado, a partir de los últimos meses de 2006 tuvo acceso a una curul senatorial representando al Partido de la Revolución Democrática; sin embargo poco después de tomar el cargo de senadora dejo la fracción del PRD para integrase a la del Partido del Trabajo (PT) siendo parte de un acuerdo legislativo del Frente Amplio Progresista. Ha sido candidata a Premio Nobel de la Paz en los años de 1986, 1987, 1989 y 2006. ¿Encontró usted algunas diferencias entre doña Rosario y Josefina Vázquez Mota? Se reciben comentarios. Desde luego, se otorga el beneficio de la duda a la ex funcionaria panista cuyo principal mérito fue desacatar los vehementes deseos de Felipe Calderón Hinojosa para convertir en su “delfín” a Ernesto Cordero Arroyo. Por cierto, lo ocurrido también en Yucatán, Guanajuato y Jalisco, con candidatos ajenos a los designios federales, fue otro golpe para el “centralismo antidemocrático” de Acción Nacional.