Conforme transcurrieron las horas trascendió que todos fueron ejecutados por asfixia. Entre ellos se encontraba Juan Francisco Sicilia Ortega, de tan solo 25 años de edad e hijo del insigne y laureado poeta mexicano Javier Sicilia Zardaín, avecindado desde hace muchas décadas en la capital morelense. Sin subestimar en lo absoluto a ninguna de las otras personas asesinadas, hice el siguiente comentario en las oficinas centrales de Grupo Estereo Mundo (eran las 16:00 horas aquel 28 de marzo): “Si está comprobado que una de las víctimas era hijo de Javier Sicilia, ¡no saben la que se va armar!”. Y vaya la que se armó, amables lectores.
Hasta el pasado 22 de marzo, a escasas horas de que el Papa Benedicto XVI viajase a México, Javier Sicilia seguía causando polémica a nivel internacional, simple y sencillamente por la legitimidad de su movimiento. En la sede del Vaticano entregó una carta dirigida al pontífice, donde le describió la realidad que ha representado y representa el combate al “crimen organizado” por parte del gobierno federal, la cantidad de muertes ocurridas hasta hoy (casi 50 mil) y la angustia experimentada por la inmensa mayoría de la sociedad mexicana a raíz de lo mismo. Javier esperaba que el Papa hiciera alguna alusión al tema durante sus misas, pero no lo hizo. Así las cosas, el escenario me hace recordar lo que Don Lauro Ortega Martínez, siendo ya un respetado ex gobernador de Morelos, expresaba cuando veía avanzar el dinamismo social con sus vicisitudes cotidianas: “¿Quién se acuerda de la visita de Juan Pablo Segundo? ¡Nadie!”.
Sin embargo, algo permanece entre nosotros a raíz del artero asesinato de siete personas entre el 27 y 28 de marzo de 2011: la exhibición de un estado fallido. Tras escuchar un discurso pronunciado por Javier Sicilia dos días después del horrible hallazgo en “Las Brisas”, pudimos inferir que la guerra del gobierno federal en contra de las bandas criminales evidenció las consecuencias políticas de su actividad, sobre todo si hablamos de los grupos más poderosos, las cuales se distribuyen en diversas dimensiones. Allá y entonces escribí: “Por lo pronto, conviene advertir que la existencia de un problema de crimen organizado en un país obliga a destinar gran cantidad de recursos (económicos, técnicos, materiales y humanos) y esfuerzos a hacer frente a su amenaza, recursos y esfuerzos que podrían destinarse a otros ámbitos de la actuación política de máxima necesidad y que pueden elevar sensiblemente la deuda estatal”. Sicilia había exigido, por parte de los tres órdenes de gobierno, “realizar un trabajo transparente y sin chivos expiatorios”. Y también solicitó dejar de estigmatizar a los jóvenes muertos en la lucha contra el narcotráfico y exigió al crimen organizado retomar sus antiguos códigos de honor: “Los ciudadanos, los niños, jóvenes y familias no se tocan y son sagrados. Vuelvan a sus códigos; sus pleitos, su búsqueda de estar en el mercado es otro problema, pero a la ciudadanía tienen que protegerla”. El poeta convocó a salir a las calles y exigir a las autoridades el restablecimiento de la seguridad emplazándolas a presentar resultados inmediatos de la investigación, lo cual no ocurrió tres días después, como lo gritó en la Plaza de Armas de Cuernavaca, sino al cabo de varios meses con la aprehensión de José de Jesús Hernández Radilla y secuaces. En otra ocasión volveré a referirme a las características de un estado fallido.
A casi 24 horas de que se conmemore hoy el primer aniversario del artero multihomicidio, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, de visita por Morelos descartó ayer la implementación de un operativo especial en materia de seguridad, asegurando que en esta entidad no se presentan los índices de violencia e inseguridad como ocurre en otros estados de la República. Efectivamente: las condiciones de lo que experimentamos los morelenses hoy en día después del fatídico bienio 2009-2010 son distintas, con mayor tranquilidad, lo cual fue posible después de los operativos de alto impacto implementados por el Ejército y la Policía Federal para capturar a los rescoldos del cártel de Sinaloa y del grupo delictivo de los hermanos Beltrán Leyva. Empero, tenga usted por seguro que, sin el multihomicidio del año pasado, otro sería el escenario actual, donde el titular de la Segob pudo destacar “la alta coordinación que existe (del gobierno federal) con Morelos y sus corporaciones de seguridad y justicia (las cuales) se esfuerzan por garantizar la protección que demandan los ciudadanos mediante procedimientos como la depuración de cuerpos policiacos, capacitación y profesionalización de los mismos, la creación de un nuevo modelo policial, que va de la mano del nuevo Sistema de Justicia Penal”. Etcétera.
Cambiando de tema me referiré al hecho inédito de que el diputado priísta por el quinto distrito local, Esteban Gaona Jiménez, vaya a solicitar licencia para separarse del cargo, ¡sin tener suplente! El suyo falleció el año pasado. A Gaona ya le anda por engrosar el equipo de campaña de Francisco Argüelles Vargas, candidato del PRI a la alcaldía de Temixco (será su suplente), pero no podrá hacerlo hasta que el Congreso local, tal como lo haría con un gobernador sustituto, elija a quien ocupará la curul respectiva hasta el final de la LI Legislatura. A ver.
El candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, arrancará su campaña nacional en Guadalajara a las 00:01 horas de este viernes. Y simultáneamente harán lo mismo sus huestes en las principales ciudades mexicanas durante actos multitudinarios. Desde luego, hay que incluir a Cuernavaca y otras regiones morelenses, para lo cual ya está activa toda la maquinaria tricolor, con Amado Orihuela Trejo, aspirante gubernamental, al frente. Por cierto, Orihuela rendirá protesta como abanderado del Revolucionario Institucional el mismo 30 de marzo, a las 17:00 horas, en el Centro de Convenciones de Xochitepec. Y el domingo primero de abril, a las 11:00 horas, acudirá a registrarse ante el Instituto Estatal Electoral. Finalmente haré una pregunta: ¿Quién frenará el saqueo a las arcas del Congreso local? Todos los diputados se están despachando con la cuchara grande.