La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos señala la naturaleza de los partidos políticos como instituciones de interés público teóricamente destinadas a construir puentes entre la sociedad y el estado. Sin embargo, ese objetivo no se cumple. La crisis de legitimidad y representatividad de esos institutos políticos es evidente. Ninguno ha abandonado sus viejas prácticas antidemocráticas y las pugnas internas para darle cabida a una auténtica reivindicación social, en tanto los ciudadanos buscan otros canales para manejarse autónomamente, libres del corporativismo de antaño. Una muestra: el Movimiento por la Paz y la Dignidad del poeta Javier Sicilia, quiérase o no aceptar.
Los diputados adscritos al Poder Legislativo morelense adoptaron la típica actitud de los tránsfugas, la cual también se explica a partir de lo siguiente: deficiente sistema de partidos y crisis en los mismos; falta de mejores normas para las organizaciones políticas; ausencia de canales de comunicación e información entre los representantes populares y sus representados; pobre nivel de desarrollo y fomento de la cultura política; excesiva proliferación de políticos improvisados; nulo nivel ideológico en los partidos; ambición de grupos o personal; intereses electoreros; estrategias anticipadas de los tránsfugas; oportunismo; falta de resistencia política, y poca identidad dentro de un sistema político.
El caldo de cultivo es casi idéntico al que propicia la gestación y nacimiento del crimen organizado. El ciudadano, con su voluntad política modificada, queda en situación de indefensión; se debilita el sistema de partidos; la correlación de fuerzas resultantes de las elecciones sufre cambios con saldo negativo para los elementos del sistema; se favorece la corrupción, y aumenta la incredulidad social sobre la élite política. Confirmamos, pues, el viejo adagio local: “Pobre Morelos: tan lejos de Dios, pero tan cerca de los diputados locales”. Así las cosas, los tránsfugas de la política local que deambularon al interior del Congreso del Estado durante casi tres años se aprestan a buscar otro cargo de elección popular, no obstante su semejanza con la Señora Warren. ¿Quién es ella?
Es la protagonista central de la novela titulada “La Profesión de la Señora Warren”, escrita por George Bernard Shaw en 1893. No necesitamos citar en esta columna los nombres de quienes, desde el Congreso local, proyectan una actividad igual, pues son de sobra conocidos por nuestra sociedad. Pero sí es importante citar lo que Shaw explicó en torno a una de sus obras más sobresalientes: “Escribí la novela para llamar la atención a la verdad de que la prostitución es causada, no por depravación femenina y libertinaje masculino, sino simplemente por la falta de recursos, autoestima y sustento que reciben tan vergonzosamente las mujeres, sobre todo las más pobres, que se ven obligadas a recurrir a la prostitución para mantener el cuerpo y el alma juntos” (The Daily Chronicle, 28 de abril de 1898).
Sin embargo, la prostitución aludida por Shaw es distinta a la que deseo asignar en Morelos al caso de nuestros ínclitos legisladores locales (y otros personajes de la vida pública). Se trata de la prostitución política, término que puede y debe ser adaptado a quienes abrevaron en un partido político pero comulgan con otro, o a quienes se autonombran “políticos” ofertando una cosa, pero hacen otra, patentizando que están en la política por conveniencia económica. Como quien presta su cuerpo a cambio de dinero, en política hay quien presta su imagen, sus ideas y postulados a cambio de dinero. No, no se trata de la actividad de la Señora Warren y que, según expertos, es la profesión más vieja del mundo. La prostitución que abordamos no tiene nada que ver con el sexo. Se refiere a un fenómeno nuevo, por lo menos en sus actuales proporciones: la prostitución política, el canje de una bandera electoral por una prebenda presupuestaria.
Todo lo antes dicho no tiene nada que ver con el secreto o la esencia de la política: el decir veraz, tal como lo interpreta y asume el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984): “El coraje de la verdad se había determinado entonces como lo que da efectividad y autenticidad al juego democrático”. Es la ética del gobernante lo que hace eficaz a la política y al gobierno y es lo que quiere expresar Platón con su rey-filósofo y Confucio con su idea de que “quien no puede gobernar su vida no tiene derecho a gobernar la de los demás”. El mejor régimen y el mejor gobierno se posibilita sólo desde la ética. Empero, nuestros políticos, muy a la mexicana, interpretan la política a la manera de Maquiavelo, quien la reduce sólo a las pasiones y al interés sin escrúpulos.
El gobernante o político mentiroso y manipulador de la verdad puede ser exitoso pero es una rémora y un fracaso para la sociedad. Empero, déjeme decirle a usted que en la democracia mexicana el porvenir pertenece a los mentirosos y traidores. Muchos, muchísimos de ellos, sin hacer campaña, ocupan escaños senatoriales, en la Cámara de Diputados (federal) o en los congresos estatales. Así de convenenciera y oportunista es la política nacional. Lo peor es que quienes traicionaron los principios de sus partidos originales y la confianza popular se inmunizaron ante la crítica. Sobreviven gracias a repetirse que el futuro pertenece a los renegados. El cinismo en su máximo esplendor.
Los tránsfugas y mentirosos de los partidos políticos están guiados e identificados por un pragmatismo, aunado a una férrea defensa de sus derechos individuales, “valores fundamentales de una sociedad de libre competencia y mercado político” (prostitución, pues). O sea: cambiar de bando y actitud democrática (privilegiando los intereses y las prebendas económicas) puede perfectamente ser señal no sólo de buen gusto, sino de “estricta dignidad” para con determinados presupuestos de justicia que pueden entenderse lesionados en el desarrollo del tiempo. Por ello el discurso de los defraudadores sociales busca justificar sus decisiones como “actos racionales”, aunque en realidad ensanchan el alejamiento con las organizaciones que les sirvieron como plataforma inicial en la política morelense. Y ahí vienen de nuevo.
1 comentario
Hey
considero que es excelente el perfil que tienen estos seudo politicos, vividores… Compartelo!