Serán alrededor de 565 los cargos a disputarse. Y si consideramos que ante el Instituto Estatal Electoral (IEE) están registrados ocho partidos (siete nacionales y uno estatal), conservadoramente deberán ser inscritos, en tiempo y forma, unos 3 mil 500 aspirantes. Cabe recalcar que toda la operación de los partidos y el IEE es pagada con recursos públicos.
Se estima, pues, que el voto de cada ciudadano tendrá un costo de 200 dólares (alrededor de 2 mil 350 pesos mexicanos), según estimaciones de expertos en tópicos electorales, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES). El promedio en 13 países latinoamericanos, según la IFES, es de 0.94 centavos de dólar. El de México es el más alto. Ese es el precio que los ciudadanos de este país pagamos ante un sistema electoral basado sobre la desconfianza.
Los factores predominantes sobre esos cargos de elección popular -y que los hacen tan atractivos- son los siguientes: los beneficiarios reciben al mes “salarios” que oscilan entre 50 y 100 mil pesos; consiguen viáticos a granel; gozan de telefonía celular para ellos y sus familiares con cargo al erario; se les pagan -vía recursos públicos- cuotas de peaje, seguros de gastos médicos mayores, comelitones, francachelas, viajes al extranjero, etcétera; disponen de créditos quirografarios (de difícil o dudosa liquidación) en instituciones privadas y públicas, e incluso en el Instituto de Crédito al Servicio de los Trabajadores del Gobierno del Estado; compran automóviles nuevos cuando se les pega la gana o se los proporcionan las dependencias públicas. Es el mundo de la “burocracia dorada”. Por eso cada tres y seis años, al comenzar la “feria del hueso” (es decir, el proceso electoral constitucional respectivo), todo mundo se siente capaz de “llegar”, aunque en realidad se trate de simples ilusos.
Respecto a la gubernatura de Morelos, es importante recordar que Marco Adame Castillo, el actual titular del Poder Ejecutivo, concluirá su administración el 30 de septiembre próximo. El primero de octubre habrá nuevo gobernador. Para algunos funcionarios públicos y políticos “profesionales” el tema de las elecciones presidenciales y gubernamentales debe manejarse según las circunstancias coyunturales. Todo depende del color ideológico con el cual se observen las cosas.
Adrián Rivera Pérez es el candidato del Partido Acción Nacional; Amado Orihuela Trejo lo es por el Partido Revolucionario Institucional; Graco Ramírez Garrido Abreu representa a la coalición Movimiento Progresista, integrada por el PRD, el PT y el Movimiento Ciudadano; y Julio Yáñez Moreno abandera al Partido Social Demócrata (PSD). Todos empezarán sus campañas preelectorales, según marca la ley, el próximo 14 de abril. Así las cosas, haríamos bien en preguntarnos: ¿Cómo definir a un buen candidato? ¿Cuál debe ser su perfil? ¿Qué requisitos debe satisfacer? A continuación encontrarán ustedes algunos indicadores para examinar a los prospectos de su preferencia. Aplique una puntuación a la categoría respectiva, bajo los parámetros que usted determine.
17 indicadores sobre el perfil
1.- Líder. El sujeto debe inspirar la admiración de las personas, sin distingo alguno de raza, sexo o religión, y poseer visión de estado, carisma, convicción, compromiso, independencia, autonomía o idea clara de los principales problemas que confronta la sociedad y cómo solucionarlos. Asimismo, debe involucrar a todos en participar activamente sobre la realidad y no sólo hablar de lo divino y lo humano. 2.- Planificador. Debe saber cómo se diseña y ejecuta una acción, tener habilidades de estratega e identificar al futuro como un espacio que estamos construyendo todos a partir del presente.
3.- Negociador. En todo momento deberá coexistir respetuosa y pacíficamente con aquello o aquellos que no le gustan. 4.- Prudente. Actuar de forma justa, adecuada y con cautela. Compasivo. Que perciba la angustia de su pueblo y la haga suya, sin esperar retribución alguna. 5.- Templanza. Es la virtud por la cual empezamos a darnos cuenta de cuáles son nuestras necesidades reales y que van, por tanto, alineadas a nuestro bienestar y desarrollo, y cuáles son imaginarias y producto de los deseos inagotables que nacen de las carencias que produce el ego y son por tanto perjudiciales.
6.- Firmeza. Gobernar con seguridad y convencimiento. 7.- Cordialidad. Que conserve un trato respetuoso con su adversario político, sin descender jamás al insulto, injuria o a la descalificación personal. 8.- Comunicador. Deberá ser un maestro para saber escuchar y evitar creer chismes y rumores. 9.- Conciliador. Tener habilidades para conciliar bien y aplicar el “gana-gana”.
10.- Posibilitador. “Enseñar a pescar y no darle el pescado”. 11.- Economista. Hacer más con los pocos recursos. 12.- Fiscalizador. Deberá establecer y acatar mecanismos para el control de sus subalternos y todo tipo de contratos. 13.- Ejecutivo. Beneficiar a la gran mayoría de habitantes con justicia y equidad. 14.- Honesto. Actuar siempre bajo las premisas de la transparencia y la rendición de cuentas.
15.- Democrático. Crear un programa de gobierno participativo, coherente y realista, aplicado al imaginario colectivo, pero además ajustado a las posibilidades reales de Morelos. Alerta para rechazar generalidades. 16.- Trayectoria. Tener congruencia entre su decir y hacer. Disponer de referentes positivos en torno a sus hechos y actuaciones. Haberse caracterizado siempre por su autenticidad y legitimidad. 17.- Condición académica. Desde luego, debe estar capacitado académicamente y, sobre todo, tener probados conocimientos sobre administración pública. ¿Quién de los cuatro tiene todos estos valores?