A comienzos de mayo de 2006 escribí lo siguiente: “El candidato de la Alianza por el Bien de Todos a alcalde de Cuernavaca, Raúl Iragorri Montoya, creó un estado de hilaridad durante un encuentro entre candidatos de dicha coalición y miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas, cuyo líder en Morelos es Hugo Lozano Estrella, cuando aseguró estar ubicado por encima de sus principales contrincantes (Jesús Giles, del PAN, y Manuel Martínez Garrigós, del PRI) con 12 o 14 puntos. Dijo que así se lo indicaban varias encuestas fidedignas que tenía en su poder”. Y añadí: “Los más avezados perredistas asistentes al acto no le creyeron, pues Iragorri Montoya repitió lo mismo en anteriores procesos electorales, cuando gastó cuantiosas cantidades de dinero para generar posicionamientos ficticios mediante convenios publicitarios con Nissan Mexicana, contratando para ello a agencias fraudulentas dedicadas a la ‘creación de imágenes’”.
Continuamos con la columna del 2 de mayo de 2006: “Supongamos, sin conceder, que Iragorri Montoya es identificado socialmente como un experto en la venta de automóviles de dicha firma nipona. Sin embargo, lo anterior no determinará la inclinación del electorado hacia él, a pesar del intenso bombardeo con mensajes que lo proyectan más bien como mecánico que como representante de un partido político en la inminente competencia electoral. Empero, las actuales y reales circunstancias competitivas de Raúl Iragorri habían sido pronosticadas desde el 8 de noviembre de 2005 por quien fue su contendiente en el proceso interno del PRD para elegir a su candidato a la alcaldía cuernavaquense, realizado el 11 de diciembre (de 2005). Jorge Messeguer Guillén (hoy coordinador general de la campaña de Graco Ramírez Garrido, candidato gubernamental de la Coalición Nueva Visión Progresista por Morelos), declaró que ‘lucharé contra los oportunistas que ven al partido como un trampolín político para satisfacer ambiciones personales, y contra los intereses ajenos a las mayorías, siempre desvinculados del proyecto ideológico que representa el partido del sol azteca’”. Finalmente, Iragorri fue candidato a la alcaldía, pero perdió ante el panista Jesús Giles Sánchez.
Por aquellos tiempos, Raúl Iragorri insistía en compararse con quien fue el “candidato ciudadanizado” del PRD a la gubernatura guerrerense, Zeferino Torreblanca, cuyo historial era muy distinto al suyo. Escribí al respecto: “Torreblanca es un ejemplo de lucha en el perredismo guerrerense, mientras Iragorri ha ido como saltimbanqui de un partido a otro, sin ideología, ni convicciones. Es un espléndido vendedor de automóviles, lo cual demuestra con la expansión de sus negocios, pero el oficio político no se le da”. Cabe subrayar que en mayo de 2006 todavía no trascendía el tipo de gobernador que sería Torreblanca, recordado como uno de los peores que ha tenido Guerrero.
Y pregunté sobre Iragorri: “¿Tiene carrera política? Sí, lograda gracias al apoyo de quienes fueron gobernadores en la peor época autoritaria del PRI. Su primera diputación local, en representación del Primer Distrito de Cuernavaca Norte, se la regaló el gobernador Armando León Bejarano (1976); la segunda diputación local, por Tetecala, fue gracias al gobernador Lauro Ortega Martínez (1985); su arribo al liderazgo del sector popular y a la secretaría general del PRI se debieron a Antonio Riva Palacio (1988), pero como Jorge Carrillo Olea (1994) no le dio juego, Iragorri se salió del PRI. Ninguno de dichos gobernadores le obsequió la alcaldía de Cuernavaca. Con el don de la ubicuidad fascinó a los erráticos líderes del PRD que lo traicionaron a pesar de sus inversiones para apuntalarlos (2000), y sedujo a los jóvenes dirigentes del PVEM (2003) para obtener su actual diputación (2003-2006), traicionándolos después. En suma: Iragorri no es el prototipo del político profesional, jamás se le ha dado el oficio. Entonces, ¿por qué siempre ha tenido juego mediático para estar presente en los procesos electorales, aunque pierda? Simple: poderoso caballero es Don Dinero”.
Cabe recordar, además, que durante el primer bienio de la administración de Lauro Ortega (1982-1983), Iragorri fue director del organismo Casa Propia para los Morelenses, cargo del cual tronó después de llevar al entonces gobernador a un acto en terrenos de Ahuatepec (“La Majada”), donde lo apedrearon. No obstante, gracias al aprecio que sentía Don Lauro por él volvió a imponerlo como diputado local en la XLII Legislatura “representando” al IV distrito de Tetecala (1985-1988).
Así llegamos a la víspera, cuando Iragorri Montoya ofreció a Amado Orihuela Trejo el voto de 70 mil personas “credencializadas” del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), otrora simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, a quien millones de seguidores ubicaron como ganador durante el debate del pasado domingo. ¿Cuál será el proceder de esos 70 mil obradoristas el próximo primero de julio? No lo sé a ciencia cierta, pero quizás aplicarán el “voto diferenciado”: para presidente de la República a favor de AMLO y para gobernador por Amado Orihuela. Suena harto interesante.
Muy atrás quedó la lealtad garantizada por Iragorri a la plana mayor del PRD nacional y el propio Andrés Manuel López Obrador rumbo a los comicios presidenciales de 2006. El 20 de noviembre de 2005 escribí: “López Obrador estará mañana en Morelos como parte de su gira proselitista para confirmarse como candidato del PRD a la presidencia de la República. Lo hará en medio de una cruenta lucha interna por las principales posiciones, actuales y futuras, dentro y fuera del partido del sol azteca, entre las ‘tribus’ locales. Lo anterior me recuerda y ratifica la red de complicidades entre Víctor Nájera Medina, presidente estatal del PRD; el (entonces) diputado local perredista Fidel Demédicis Hidalgo, aspirante a la candidatura gubernamental perredista, y el legislador local ‘independiente’ Raúl Iragorri Montoya, si es que lo admiten de nuevo en el PRD gracias a su relación con Pío López Obrador y José Agustín Ortiz Pinchetti, coordinador de las Redes Ciudadanas a favor de AMLO, sobre las cuales correrá la organización de los más importantes actos del Peje en Cuernavaca y otros puntos de la entidad”. Todo aquello se fue al olvido. Iragorri, a partir de ayer, es de nuevo priísta. Ya no está en la República Amorosa.