Quien me informó sobre “varias balaceras” suscitadas en la parte norponiente de la capital morelense. Se le notaba alarmado porque, además, las redes sociales estaban “informando” -con bastante dolo y perversidad- que tales enfrentamientos se repetían sobre diferentes zonas de la ciudad. Esto último resultó falso de toda falsedad, pero no así los hechos violentos iniciados por un comando armado en la colonia Alta Vista, y concluidos en la zona conocida como “El Triángulo” de la colonia Carolina, donde entre otras personas murió la radio-operadora de una pequeña central de la SSP estatal, abatida por los sicarios simple y sencillamente porque vestía uniforme de policía. La jovencita estaba a punto de terminar la carrera de abogada.
En Alta Vista el comando secuestró al joven Alan Israel Cerón Moreno, a quien algunos de los delincuentes abandonaron horas más tarde en Chilpancingo, Guerrero. Dos días después quedó de verse allá con sus padres para trasladarse a Cuernavaca, lo cual nunca sucedió. Sus progenitores ya no lo volvieron a ver. Y a 146 días de la desaparición, este miércoles trascendió que el cuerpo de Alan Israel fue hallado en dicha ciudad tras la fortuita detención de uno de los sujetos que lo privaron de la libertad, por segunda ocasión, en tierras guerrerenses. Gracias a las presiones y solidaridad de muchos grupos sociales, pero sobre todo derivado del activismo de los padres de Alan y su asesor legal, Miguel Angel Rosete Flores, fue como el gobierno de Guerrero puso atención al asunto. Tras rendir sus primeras declaraciones, el hampón (detenido por posesión de un vehículo robado) confesó haber participado en el plagio y asesinato de Alan Israel. Ahora sólo falta la comprobación genética para llegar al final de la pesadilla que durante casi cinco meses ha padecido la familia Cerón Moreno.
Mayores detalles sobre el caso los encontrará usted en la edición de hoy de “La Unión de Morelos”. Pero llama sobremanera la atención la indiferencia de determinadas entidades gubernamentales para atender los agravios sociales. Hubo necesidad, por ejemplo, que los padres de Alan Israel se ataran al enrejado del Palacio de Gobierno para que las autoridades locales intervinieran con mayor firmeza ante sus homólogas guerrerenses, a fin de avanzar en las investigaciones. Lo deseable ahora es que pronto se haga justicia y se llegue hasta el fondo, caiga quien caiga, porque han de saber ustedes que el eventual homicidio de Alan Israel involucraría a mandos de corporaciones policíacas y quizás a funcionarios ministeriales de Guerrero. Recuerden ustedes que durante los hechos violentos del 24 de diciembre del año pasado participaron policías judiciales activos en la vecina entidad. A ver.
Cambiando de tema comentaré que no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza. Y a partir de ayer hay nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia en Morelos. Se trata de la magistrada Nadia Luz Lara Chávez, quien sustituye en el cargo al doctor Miguel Angel Falcón Vega. La fémina, quien posee una larga trayectoria en el Poder Judicial morelense, obtuvo 12 de 13 votos (hubo una abstención) durante la sesión del Pleno desarrollada ayer bajo gran expectación de propios y extraños debido a los múltiples desatinos cometidos en el corto lapso de un año por Falcón y sus huestes.
Desde 1984, cuando la magistrada Elvia Lugo de Vera fue presidenta del Tribunal Superior de Justicia, hasta el día de ayer, no hubo ninguna otra mujer al frente del Poder Judicial. Doble responsabilidad para Nadia Luz: por un lado resolver los entuertos heredados por Falcón, y en el otro su condición de mujer para hacer valer la fuerza de género. La nueva titular del TSJ ingresó ahí el 4 de septiembre de 1990. Nació en Cuernavaca el 21 de diciembre de 1966. Se tituló como abogada en la generación 1985-1990 por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, donde ha cursado estudios de postgrado (es maestra en derecho penal). Es impresionante ver en su currículum la cantidad de cursos, seminarios y diplomados, a nivel nacional y en el extranjero, que ha tomado. Y por haber conocido prácticamente todos los niveles administrativos y técnicos del Tribunal, la nueva presidenta garantiza avances en la administración de justicia. Ha sido defensora de oficio, actuaria, analista especializado, secretaria, secretaria de acuerdos, secretaria de estudio y cuenta, juez de primera instancia y magistrada numeraria por decreto del 5 de febrero de 2008. Empero, déjeme decirle a usted que en enero del año próximo deberá ser ratificada o no por el nuevo Congreso local. Tiene tiempo para demostrar de qué está hecha. A ver.
Con relación a la Procuraduría General de Justicia, el secretario de Gobierno, Oscar Sergio Hernández Benítez, informó ayer que quizás hoy sea enviada la terna al Congreso del Estado conteniendo los nombres de quienes serían propuestos por el gobernador Marco Adame Castillo para sustituir en forma definitiva al recientemente jubilado Pedro Luis Benítez Vélez. Pero le puedo asegurar que Mario Vázquez Rojas, actual encargado del despacho en la titularidad de la PGJ, será ratificado con el beneplácito de los legisladores. Simple y sencillamente no es necesario hacer un viraje en la dependencia. Al tiempo y lo veremos.
El controvertido general Tomás Angeles Dauahare, recientemente vinculado (dícese que de manera dolosa e injusta) con miembros del crimen organizado, destacó el 9 de mayo (al participar en un foro organizado por la Fundación Colosio en San Luis Potosí) la necesidad de controlar a las empresas de seguridad privada y atender el problema del tráfico de armas. Tocante a dichos negocios, tiene razón. Muchos están ligados a células delincuenciales. Anteayer supimos sobre el robo de autopartes en el fraccionamiento “Insurgentes”, sito a un costado del acceso a Cuernavaca por la autopista Miguel Alemán, dizque resguardado por una compañía de nombre “Drago”, la cual resultó bastante chafa. En fin.