Todo ello a pesar de que algunos de esos “representantes sociales” arribaron al Poder Legislativo con una mano adelante y otra atrás, a fin de enriquecerse a costa del erario. Cada uno de los 30 diputados de Morelos recibe mensualmente 64 mil pesos como “dieta” (o sueldo) y otro tanto igual de prerrogativas supuestamente destinadas a la gestoría social, amén de que disponen de varios asesores (el que menos gana cobra 20 mil pesos mensuales), seguro de gastos médicos mayores, lujosos automóviles, teléfonos celulares costeados con dinero público, viáticos para peaje y comidas y, respecto al caso de quienes se sienten galanes, hermosas edecanes y “asistentes”.
La Legislatura de Morelos inició funciones el primero de septiembre del año pasado. De entonces a la fecha se colocó como la menos productiva a nivel nacional, aunque dispuso de un presupuesto de 282 millones de pesos para 2012, mismo que ya se agotó. Es decir: cada uno de los puntos de acuerdo y exhortos, que no sirven de nada pues no tienen carácter vinculatorio, le han salido costosísimos a la sociedad morelense la cual, por su parte, debe soportar los antiguos vicios de los legisladores mexicanos, entre los cuales se encuentran la prepotencia, la arrogancia y el despotismo, defectos bastante usuales entre los diputados locales, sobre todo en aquellos que son herederos del poder concedido por caciques regionales.
Así las cosas surge la inevitable pregunta: ¿Es el tipo de diputados que nos merecemos los morelenses? ¿Es el tipo de diputados que nos merecemos todos los mexicanos? Juzgue usted y obtenga sus propias respuestas. Mientras tanto, he aquí otros datos para documentar su optimismo y visión respecto de lo que se avecina, allende a las elecciones del primero de julio. Son estadísticas relacionadas con la operación del Congreso de la Unión, compuesto por las cámaras de Senados y Diputados. Nadie en su sano juicio desconoce que durante los últimos tres años el desarrollo del Congreso federal se mantuvo con visos de opacidad, numerosos viajes internacionales, construcciones onerosas y baja productividad, y costó a los mexicanos más de 30 mil 600 millones de pesos. Una friolera frente a los 300 mil millones de pesos que ahorraría Andrés Manuel López Obrador, en caso de ser presidente, recortando tan sólo los altísimos salarios de la “burocracia dorada”.
Un informe difundido ayer por “El Universal” indica que en la LXI Legislatura el Senado tuvo un presupuesto que ascendió a 13 mil 305 millones de pesos, mientras el trabajo de la Cámara de Diputados costó alrededor de 17 mil 312 millones de pesos. Aun cuando los senadores aprobaron 50 por ciento de las iniciativas que les envió el Ejecutivo -la mayoría instrumentos jurídicos para la lucha anticrimen- serán recordados por la construcción de su nueva sede, cuyo valor final fue 77 por ciento más caro que el proyecto original. Y según el Sistema de Información Legislativa, del 5 de septiembre del 2009 al 28 de abril del 2012, los diputados a su vez presentaron formalmente en tribuna 3 mil 348 iniciativas, de las que únicamente discutieron 761 y 2 mil 587 están pendientes.
En 2011, según un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), cada asunto presentado en la Cámara Baja -independientemente de si continúa congelado o se convirtió en una reforma o ley-, significó un gasto de 35.9 millones de pesos, mientras que cada una de las 52 sesiones de ese año costó 94.6 millones, incluidas aquellas en las que se rompió el quórum o hubo toma de tribuna. Tocante a la Cámara de Senadores, cada uno de sus 128 miembros “gana” más de 127 mil pesos mensuales (incluidos los bonos), mientras que un diputado federal percibe 150 mil 139 pesos, pero si se suman otras prestaciones su “dieta” se eleva a 218 mil 449 pesos. Compare usted esas exorbitantes cantidades frente a los tres mil pesos que reciben los pensionados mexicanos mes a mes, y juzgue si el “sistema de representación” en México debe seguir igual.
De acuerdo a la Cuenta Pública 2010, el precio de la nueva sede del Senado fue de 3 mil 100 millones de pesos. El inmueble debió entregarse concluido en marzo de 2011, pero hasta el momento esto no se ha concretado, persistiendo las fallas y adecuaciones que deben solventarse con recursos públicos. La nueva sede, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), no cuenta con un servicio funcional de elevadores y tiene fallas en términos de Protección Civil, como falta de material antiderrapante en rampas y escaleras, algunos peldaños son más grandes que otros y no hay señalización de salidas de emergencia ni sistemas de alarma, por mencionar algunos vicios estructurales.
Asimismo, los senadores de esta Legislatura demostraron un gran interés “por participar en foros internacionales”, es decir, por viajar al extranjero. De acuerdo con distintos informes de la Tesorería senatorial, durante el primer trimestre de este año se erogaron alrededor de 16 millones de pesos en 15 viajes nacionales y 24 internacionales. De enero a septiembre de 2011, los senadores realizaron 57 giras en el país y 75 internacionales, los cuales implicaron un gasto por 37 millones 952 mil pesos. Todo a costa del pueblo mexicano. Etcétera, etcétera. Y ahí vienen de nuevo. ¡Cuiden sus carteras, amables lectores!