Sin embargo, el mismo 12 de agosto de 2011 señalé la importancia de las decisiones asumidas entonces por Marisela Morales Ibáñez, flamante procuradora general de la República, para sanear la institución de cabo a rabo. Fue perceptible cómo estaba decidida a pasar a la historia, no solo como la primera mujer al frente de la corrupta institución, sino también por haber aplicado drásticas medidas de depuración, las cuales jamás adoptaron la mayoría de sus antecesores. La limpia iniciada por Maricela Morales llevaba hasta el 4 de agosto, al menos, 462 servidores públicos destituidos y, además, tenía en la mira a otros 700 funcionarios por irregularidades administrativas y conductas penales. La renuncia de 21 delegados estatales se dio dentro del proceso de saneamiento de la dependencia iniciado el 7 de abril de 2011 con la llegada de la maestra. Desde luego, la resaca alcanzó a Morelos, donde quien era la delegada, de nombre Aurora de la Mora Alvarado (había tomado posesión apenas en marzo del año pasado), fue cesada. Su paso por nuestra entidad sirvió para maldita la cosa.
Pero de la misma forma en que ocurrió con Aurora de la Mora, a quien quizás no le alcanzó el tiempo para demostrar sus alcances, fue el desempeño de muchos de sus predecesores: únicamente vinieron a Morelos con el objetivo de veranear y gozar de nuestro excelente clima y la hospitalidad del pueblo morelense. Además, durante décadas, los titulares de la Delegación de la PGR destacaron, no por su entrega al servicio público y la contribución a combatir al crimen organizado e investigar la alta incidencia delictiva del fuero federal. No. Lo hicieron porque se aliaron siempre con los más importantes capos de la delincuencia organizada en algunas de sus vertientes. No podemos comprender de otra manera la causa por la cual siempre actuaron –los jefes de diversos cárteles- en la absoluta impunidad, muchas veces hasta escoltados por elementos policíacos federales. Así las cosas llegamos al multicitado 12 de agosto de 2011, cuando el insigne abogado Cuitláhuac Salinas, entonces flamante subprocurador de Control Regional y Procedimientos Penales de la PGR, dio a conocer la lista de nuevos delegados de la institución en 24 entidades federativas, incluidas la nuestra.
En representación de Marisela Morales Ibáñez, dicho funcionario tomó la protesta de rigor a los nuevos emisarios de la PGR en los estados e indicó que la designación se hizo “sobre la base de perfiles profesionales adecuados a los retos que enfrenta hoy el Ministerio Público de la Federación, con controles de confianza soportados en procesos certificados por la instancia competente a nivel nacional, con una revisión cuidadosa sobre el actuar personal y laboral de cada uno de ellos, en consulta con instancias federales de Seguridad Pública, así como con la intervención activa y decidida del Consejo de Participación Ciudadana de la Procuraduría General de la República”. Y fue otra mujer la que ocupó la titularidad de la Delegación de la PGR en Morelos, tratándose de Gabriela Prietto Ávalos, licenciada en Derecho por la Universidad Motolinia; con carrera labrada en la PGR, institución en la que se había desempeñado como agente del Ministerio Público de la Federación y Subdirectora de Area en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. Dicha fémina también fue Secretaria Actuaria de los Juzgados Vigésimo y Cuadragésimo Tercero en Materia Penal, en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal; y en el Poder Judicial de la Federación se desempeñó como Oficial Judicial en los Juzgados Primero y Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales y en el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito. Así las cosas, escribí: “Es importante subrayar la necesidad de que Prietto Avalos evite el craso error de todos sus antecesores, quienes se manejaron como si trabajasen al interior de la caja fuerte mencionada al principio. No tardaremos en detectar si la nueva delegada viene a trabajar o a veranear”. En realidad no conocemos los resultados de su gestión, que concluyó este miércoles. Fue sustituida por el abogado Efrén García Tejeda. Como siempre, la remoción se hizo con un bajo perfil sin llamar la atención de los medios informativos, desde luego ante los magros resultados conseguidos por su antecesora. ¡No hagan olas! Empero, he de reconocer que en torno a la privación ilegal de la libertad y extorsión agravada contra una comerciante del Paseo Cuauhnáhuac de la capital morelense, tanto ella como el agente del MP federal adscrito al caso, se armaron de valor e integraron una averiguación previa sólida (no les quedó de otra) que envió a la cárcel a ocho agentes de la Policía Federal responsables de aquellos delitos. En fin. Me parece, pues, que la sociedad morelense debe otorgarle el beneficio de la duda a Efrén García Tejeda, cuyos antecedentes son internacionalmente desconocidos.
Finalmente comentaré que, si tuviésemos que narrar todo lo ocurrido en el Congreso local (desde el 1 de septiembre hasta hoy) como si fuera un partido de futbol, tendríamos que gritar: “¡Graco Ramírez 3 goles, el grupo parlamentario del PRI cero!”. El primer gol fue evitar la llegada de Matías Nazario a la presidencia de la Mesa Directiva; el segundo, destrabar el rechazo del GPPRI al traslado de la sesión del 1 de octubre a la Plaza de Armas de Cuernavaca, donde el nuevo gobernador rendirá protesta; y el tercero surgió cuando el priísta José Manuel Agüero Tovar fue bajado de la presidencia de la Comisión de Hacienda y Cuenta Pública -la más poderosa entre 30 comisiones- quedando en su sitio Angel García Yáñez, del Partido Verde Ecologista de México. Una auténtica obra maestra de Jorge Messeguer Guillén, José Luis Correa y Juan Angel Flores Bustamante para garantizar la gobernabilidad en el Congreso por lo menos durante el próximo año. Graco cumplió el dicho de “divide y reinarás”, del emperador romano Julio César.