Escribió el general en retiro: “Sí, es una guerra, pero consultando manuales y opiniones no hay una claridad en qué tipo de guerra es. No es de las clásicas, ni de las irregulares, no es química, bacteriológica o nuclear, de baja intensidad, intestina o contrainsurgente. No lo es económica ni de medios. El colmo de la antinomia: ni siquiera es una guerra de clases.” Empero, según él y tomando como base a Kalevi J. Holsti, autor del libro “El Estado, la guerra y el Estado en guerra” (Universidad de Cambridge, 2006), la crisis michoacana podría insertarse en las “guerras de tercer tipo, que versan ya no sobre soberanía, seguridad o intereses, sino sobre la nueva presencia y actuación belicosa de comunidades sociales de cualquier tipo dentro de un Estado y los efectos de ellas sobre el gobierno y el pueblo.”
2.- Añade Carrillo Olea: “En estas guerras no hay frentes, ni batallones, ni bases, ni honores, ni respeto por los límites territoriales de los estados, ni lógica legal o militar. No hay teoría sobre estrategias y tácticas. La improvisación, la sorpresa, la impredecibilidad. Los sabios ataques o repliegues son a la vez necesidad y virtud. La distinción entre militares y milicianos se desvanece, las cadenas de mando se vuelven borrosas. La ley internacional no opera y lo extranjero finge neutralidad. Corre el flujo de dinero, de armamento y de equipos, hasta de servicios hospitalarios o de telecomunicaciones satelitales y nadie sabe, quiere o puede enterarse. Pues todo esto y más pasa en México y no queremos aceptarlo como guerra, del tipo que ésta fuera. Para el gobierno la palabra es anatema.” Hasta aquí algunos fragmentos del artículo en comento. Carrillo Olea gobernó Morelos en el período 1994-1998.
3.- Sin embargo, para mí se trata de un evidente asunto de insurgencia, fenómeno político cuyas raíces son sociales y económicas. La lucha armada es la expresión última, el síntoma del problema, pero no su causa. De manera que estas guerras no pueden ser ganadas por la exclusiva ni predominante fuerza de las armas. El principal campo de batalla es el político y de poco sirven las grandes redadas, los bombardeos masivos y las armas ultramodernas. La lucha es por las mentes y los corazones. El conflicto de Michoacán no surgió espontáneamente, sino que partió de un caldo de cultivo previo aderezado con los ingredientes característicos de la inconformidad social. El escenario se aproxima a un conflicto de baja intensidad, donde las luchas políticas son por el poder, mientras la lucha armada con objetivos políticos suele ser por todo el poder. Cuando en la historia de un pueblo surgen sectores sustantivos dispuestos a exponer sus vidas, tal como ocurre en Michoacán, es porque existen causas para ello y grupos específicos que dejaron de reconocer la legitimidad del “sistema” y están dispuestos a dar su vida en el empeño por destruirlo. Conclusión: la lucha en Michoacán es por la legitimidad sobre quién y cómo se debe gobernar. Uno de los elementos centrales es el esfuerzo por conseguir el apoyo popular. Quien lo obtenga triunfará a la larga. A ver.
4.- Cambiemos de tema. El conflicto por el alza en el cobro de servicios municipales en Cuernavaca derivó ayer en caos por varias razones. En principio, al enfrentamiento entre el Congreso y el ayuntamiento capitalino se sumó el Poder Ejecutivo como un nuevo y poderoso actor que congeló a los diputados y puso en evidencia la división existente en la bancada perredista y en general entre el perredismo que detenta el poder estatal. Los coordinadores parlamentarios como Javier Bolaños Aguilar, Isaac Pimentel Rivas, Lucía Meza Guzmán, Erika Hernández Gordillo y demás, comandados todos por el líder del Congreso, Juan Ángel Flores Bustamante, fueron tratados como ignorantes en cuestión de leyes e interesados en sacar raja política del asunto. Y es que mientras afuera del Palacio Legislativo un numeroso grupo de ciudadanos inconformes gritaban consignas en contra del PRI, PAN y PRD por querer montarse sobre el movimiento social, al interior miembros de la bancada del sol azteca acusaban que no se tomó en cuenta su parecer para lanzar la convocatoria al periodo extraordinario.
5.- El berenjenal provocó un prolongado receso de la sesión extraordinaria, lapso en el cual propios y extraños supimos que el Congreso recibió de la Secretaría de Gobierno la advertencia de que no sería publicada en el periódico oficial “Tierra y Libertad” una reforma a la Ley de Ingresos de Cuernavaca no convalidada mediante alguna iniciativa del Cabildo capitalino. El caso es que los diputados midieron los riesgos y optaron por cumplir su palabra de llevar el cobro por servicios municipales al nivel del 2013, porque para ese entonces la ciudad estaba desquiciada por ciudadanos inconformes ante el alza. Pero lo hicieron parcialmente, pues dejaron intocado el nuevo concepto por desechos sólidos que es una tarifa generalizada de algo así como 440 pesos, con todo y que la diputada Erika Cortés Martínez hizo la propuesta de echar abajo la fracción II del artículo 14 de la Ley de Ingresos. La división de los perredistas y el amago enviado desde la oficina del poderoso secretario Jorge Messeguer Guillén, cobraron forma en la votación, cuando dos de los principales alfiles del graquismo en el Congreso no avalaron la reforma: Lucía Meza Guzmán, coordinadora del PRD, que votó en contra, y David Martínez, a quien se ubica como personaje distinguido en Casa Morelos, quien se abstuvo. Esto proyecta la idea de que el tema no está concluido y que la pugna Congreso-Ayuntamiento pasará a niveles de mayor intensidad. Se prevé la presentación de una controversia constitucional, a menos que el Congreso convenza a las autoridades capitalinas de quedarse con el golpe. A ver.
6.- Además de desquiciar la ciudad, los ciudadanos que se movilizaron para protestar contra el alza en los servicios bloquearon por unas cuatro horas el Congreso local y se mantuvieron a las afueras organizando contingentes para cerrar Degollado, Morelos y otras arterias, dándose ánimos al lanzar a la multitud preguntas como: ¿Se acuerdan de los profesores de la tercera edad, cómo desquiciaron la ciudad durante cuatro días hasta lograr que en el gobierno les entregara 53 millones de pesos? Dijeron que “podemos morir de pie, pero nunca de rodillas” y amenazaron con marchar otra vez el miércoles de la semana próxima, pues la reforma alcanzada en el Congreso no les satisfizo y, además, incluirán en sus protestas el aumento a las tarifas del agua potable, que presumiblemente se comenzará a aplicar este bimestre.
Punto y Aparte
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JCO: guerra en Michoacán
Ayuntamiento bajo ataque
1.- Leí con sumo interés el artículo titulado “Guerra en el Trópico”, publicado ayer por “La Jornada México” bajo la autoría de Jorge Carrillo Olea, ex gobernador de Morelos. Analiza la grave situación social y política de Michoacán. Desde su particular óptica hay una guerra en el territorio “gobernado” por Fausto Vallejo, a la cual debe llamársele por su nombre, no simplemente “conflicto focalizado”.
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